Una navidad agridulce

15. Milagros navideños

- Si hubieras sido más astuta, te hubieras llevado tres regalos más ¿Te costaba mucho sonreirles? - dice apicandose rimel, la pequeña y dulce Mili.

- Tu tampoco los conocias...

- Lose, pero amo los regalos con locura. Aparte son chetos, la plata les sobra - sonrie para mí, no ha cambiado en nada -; me asombra muchisimo que solo por haber ascendido a jefe de una escuadra los padres de esa chica recien la dejaron comprometerse.

- ¿Enserio?

- Si, aunque tampoco te asombres mucho. Llevan un año casi dos años comprometidos y recien estamos conociendo a su familia. Es un milagro navideño, no?

- La verdad es que si...

- Aun asÏ... 

Se abalanza encima mío y nos reimos hasta caernos de la cama.

- Tu eres uno de los mejores milagros navideños que existen!




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