Una Navidad Con El Duque Amargado

Miedos

Abiagail Elizabeth Lirtam, las más pequeña de la familia Lirtam, que con su madre quedó a la deriva y envuelta en deudas junto con su madre a causa de que sus dos hermanos mayores malgastaron lo que su padre les dejó, en apuestas alcohol y mujeres de mala vida, esa fue la premisa que Josehp le contó cuando regresó.

 

─ Los hombres de la capital esperaban con ansias su debut, cómo ya vio, ella es una joven muy hermosa, más cada uno de ellos se desiluciono por decirlo de alguna manera porque ella no es una doncella cómo las demás, ella se hace escuchar aunque lo demás no lo quieran ─ le siguió contando.

 

─¿Seguro?, no ha sido muy conversadora ─ dijo Franco.

 

─Quizás ha querido cambiar ase, ya que usted es su última esperanza duque ─ le contó, teniendo toda la atención del duque ─ cómo dije los postulantes le temieron por decirlo de alguna forma por su forma de ser, le temen a una mujer con carácter e inteligencia, ya ningun otro hombre ha querido pedir su mano, tambiéne por las deudas que tiene su familia, pero si hay alguien que está dispuesto, Timoteo ─

 

Solo por escuchar su nombre su mandíbula se tensó y apretó sus manos, no tenía ni la menor idea de quién era, jamás lo había visto o escuchado siquiera antes de ese, pero no los sentimientos que le provocaban eran muy hostiles y todo por lady Abigail.

 

─Timoteo Adams, un hombre de 50 años, es él dueño del salón de apuestas y burdel más grande de la capital ─ le empezó a contar y de inmediato la sorpresa lo embargo, no podía ser posible que Abigail quiera una vida al lado de un hombre así ─ en su negocio es donde más los hermanos de Lady Abigail gastaron su herencia y mucho más que eso también, la deuda que tienen con él asciende más de los 4000 dólares duque, más ese hombre ofreció él trato de que si ella acepta él olvidaría su deuda ─

 

Franco analizó sus palabras, recordando algunas de las conversaciones que escuchó entre Lady Abigail y su madre, donde ambas hablaban de tener una nueva vida sin lujo y comodidades, ¿a esto se refería ella?, ¿de verdad lo haría si se quedaba sin más opciones?, se preguntó él.

 

─También supe duque, que ellas vendieron todas sus pertenencias ─ le contó.

 

─¿Ah sí? ─

 

─Si, al parecer no tienen la intención de regresar, ya sea que usted le pida matrimonio o no ─ le contó él.

 

─¿Alguna idea de dónde pretenden ir? ─ preguntó él con interés.

 

─No hay mucha información sobre ello, en especial porque ese hombre Timoteo, está buscándolas porque lo que vendieron no es suficiente para pagar todas las deudas que tienen con él y está muy interesado en encontrarlas ─ le contó él.

 

─¿Sabe que están aquí? ─ preguntó con interés.

 

─Según supe, aun no porque sigue en la capital y de saber que lo estaban de seguro ya hubiera tomado camino para acá ─ le contó ─ pero no hay nada que pueda evitar que lo sepa pronto en todo caso ─ agregó.

 

─Pero aunque lo sepa no será aceptado en mi propiedad por ningún motivo ─ dijo Franco enseguida, ya había escuchado todo lo que quería y necesitaba ─¿Que más me puede decir de ella? ─ le preguntó con interés.

 

─Nada más aparte de eso y que entre las mujeres de sociedad no la ven con buenos ojos, ya que la consideran muy poco femenina ya que siempre intenta participar en temas de hombres, cómo, política, economía y otros temas ─

 

─¿Sus pretendientes? ─ preguntó con interés.

 

─Nunca llegó a estar a solas con ninguno de ellos─ le dijo con seguridad ─ lo único malo que no pueden decir de ella es poner su virtud o fuerza a discusión ─ le contó.

 

─Gracias por la información, mantente al tanto por si ese hombre se le ocurre ─ le dijo él.

 

Se sentía ansioso, mucho, tanto que se le estaba haciendo un poco difícil él quedarse dormido, quería que ya amaneciera y tener él tiempo a solas que tanto deseaba con ella.

 

*****

 

─Madre tranquila, estas más ansiosa que ayer incluso ─ dijo Abigail a su madre que no dejaba de caminar a su alrededor mirándola verificando que se viera perfecta.

 

─Es importante hija lo sabes ─ le dijo ella ─ si no eres de su agrado….

 

─Nos iremos al sur a empezar nuestro negocio de ropa ─ agregó Abigail.

 

Con que era ahí donde tenían planeado ir

 

Pensó Franco detrás de las paredes, se había levantado muy temprano y quería saber si ella estaba tan ansiosa cómo él por su tiempo a solas, pero la verdad era que la madre de ella era la que parecía más nerviosa, Abigail por otra parte, no parecía muy preocupada por lo que pudiera pasar.

 

Pero eso solo era una fachada, en su interior se sentía muy nerviosa, bastante nerviosa de hecho, más no quería que su madre lo notara, suficiente era con su madre que estaba por ambas.

 

─Espero que no tengamos que llegar a eso hija, no quiero que pases dificultades ─ le dijo su madre ─ tu nunca has conocido las dificultades de la vida ─

 

─¿Considera que él duque es alguien que me dara una buena vida y no me refiero en lo economico? ─ preguto ella, escuchandose y luciendo angustiada por primera vez.

 

─Considero que él duque es no es alguien malo y me gustaria asegurarte que él sera alguien que te hara muy feliz y dichosa, más no puedo predecir él futuro, solo espero lo mejor para ti hija ─ le dijo ella acariciando su mejilla.

 

─¿Te decepcionaria si no me casara? ─ le preguntó ella preocupada.

 

─Por supuesto que no hija, solo quiero tu felicidad, me decepcionaria saberte infeliz ─  dijo ella ─ sabes que te quiero mucho hija ─ 

 

─Y yo a ti madre ─

 

Después de escuchar eso, Franco salio de entre las paredes y salir a su habitación y terminar de cambiarse de ropa. Ella tenía miedo, miedo de que fuera un mal esposo, él había conocido a doncellas que eso no le importaban en adsoluto solo la vida llena de lujos que él le podía ofrecer y la posicion que iban a tener estando a su lado.




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