Una Navidad Con El Duque Amargado

Tiempo a Solas

Después de las palabras del duque se sintió un clima muy tensos y hosptil, en la mesa, Lady Given y Delancy estaban completamente furiosas, crecieron cantar victoria de mascado pronto, aun quedaban seis días para él tiempo límite y podía pasar de todo.

Abigail apenas desayuno, su estomago se había cerrado por completo por los nervios, no sabía que esperar de ese tiempo que pasarían a solas, lo único que la tenía un poco tranquila era la la dama de compañía de su madre era la que estaría con ellos. Su madre dispuso que fuera ella para saber con más detalles cómo le había ido, además para que estuviera mejor cuidada.

Cuando él desayuno termino él duque se disculpó por un momento para ir por su abrigo mientras, Esmeralda se ocupaba de dejar a su hija bien abrigada, no debía a de olvidar que hace pocos días ella tuvo mucha fiebre y no quería correr él riesgo de que pasara de nuevo.

─Mi Lady ─ Franco le ofreció su brazo que ella tomó sin aferrarse a él cómo una gata. Ambos salieron mientras la dama de compañia lo siguió con cuatro pasos de distancia.

─Apuesto a que regresan en menos de media hora ─ dijo Lady Delancy.

─¡Madre! ¿que dices? ─ exclamo su hija en tono de reprimenda ─ él duque es un caballero, pero no creo que resista tanto castigo ─ agrego ella en tono burlón para después reírse junto con sumadre y Lady Given y su hija también se unieron.

Esmeralda no hizo ningún comentario, no lo valían así que subió a su habitación para estar sola, en ese momento era mucho mejor que alguna de ellas.

Ambos salieron al jardín que estaba cubierto por completo por la blanca nieve, pero con algunos pequeños toques de color por las decoraciones que ya habían puesto. Abigail sentía que su corazón se le iba a salir del pecho de lo nerviosa que se sentía. ¿De qué se supone que hablaría con él?, ¿hablaba ella primero?, ¿esperaba a que él iniciara la conversacion?.

─Que peculiar ─ dijo él duque rompiendo él silencio entre mabos mientras caminaban por los jardines

─¿Que cosa? ─ preguntó ella entre confundida e interesada.

─Habia escuchado que era mucho más conversadora ─ comento él.

─¿En serió? ─ él asintió ─¿y él duque sería tan amable de decirme las fuentes de esas informacion? ─ preguntó ella, aunque ya tenía sus sospechas.

─No dudo de que usted ya sepa quién es la fuente mi Lady ─

─Tal vez, pero no no me gusta decir o conversar sobre temas de los cuales no estoy completamente segura o no poseo los conocimientos necesarios Duque ─ dijo ella.

─¿Y sobre que temas conoce? ─ le preguntó.

─Un poco de arte, música, literatura ─

─¿Que tal política o economía? ─ preguntó él.

─No son temas apropiados para una dama ─ dijo ella que es lo que siempre le decían los hombres cuando ella intentaba unirse a la conversación

─¿Y usted cree en eso Mi Lady? ─

─Sinceramente no, pero es lo que la sociedad nos enseña e impone a nosotras ─ contestó. 

─eeemmmm…. ─ escucharon de ellos, era Amelia, que de la manera más sutil que podía le decía a Abigail que no hiciera ese tipo de comentarios.

─Lamentablemente es así, pero no debería ─ dijo él duque sorprendiendo mucho a Abigail ─ quién puede saber más de los cambios en la economía que una mujer, bueno, almenos una que se ocupe de un hogar al menos ─ agrego él.

─Cierto, pero eso es después de un tiempo de casados que lo va manejando, porque al entrar al matrimonio lo único que se le enseñan a las jóvenes es a cómo verse bien y organizar cenas, pidiendo a manos llenas sin decir que después de dichas fiestas hay que pagar todo lo consumido o dañado por algún invitado imprudente ─ continuo ella.

─Muy cierto, hay tantas cosas innecesarias que le enseñan a las jóvenes hoy en día, cuando lo fundamental cómo saber escribir o leer no lo saben ─ continuo él ─ de usted ya se que lee, de otra forma no la hubiera encontrado en la biblioteca, ¿y que tal su escritura? ─ preguntó con interés.

─Bueno, se que es de mal gusto en una señorita presumir ─ se adelanto ella ─ pero mi caligrafía es impecable ─ dijo ella con orgullo, él sonrió apenas un poco sentía que estaba en compañía de una mujer completamente irreal, porque nunca en su vida pensó que vería a una mujer decir con tanto orgullo que su caligrafía era buena, prácticamente a ninguna doncella le importaba eso.

─Le daré él beneficio de la duda porque tocando él piano es maravillosa y si unos dedos pueden tocar también, no dudo que puedan escribir igual ─ dijo él.

─Pues no lo dude duque ─ le aseguro ella ─ que hermoso ─ comento ella fijándose en su alrededor, no tenía ni la menor idea de a donde estaban yendo o si estaban yendo a algún lugar, solo se estaba dejando guiar por él.

Frente a ellos habías muchos arbustos que apesar de la época y él clima tan helado estaban llenos de bellos claveles rojos.

─Si, es hermoso ─ estuvo de acuerdo él aunque no estaba mirando él jardín, la estaba mirando a ella y lo hermosa que se miraba en ese vestido de color gris plata y abrigo a juego, se miraba preciosa. Abigail no fue consciente de que él enrealidad la estaba mirando, pero Amelia si.

Continueron su camino conversando de temas diversos, Amelia no volvió a reprimir la, él duche estaba encantado por los comentarios tan acertados y su inteligencia, la consideraba una joven muy fascinante, pero también inocente y lo podía notar cuando hacía uno que otro comentario con doble sentido, pero ella parecía no entenderlos para nada.

─Que peculiar, paso la hora del almuerzo y ellos no han regresado ─ comento Esmeralda con suficiencia cuando él almuerzo termino.

Si, Abigail y él duque no habían regresado, él duque había arreglado que ellos almorzaran solos, por supuesto en compañía de Amelia claro, pero nadie más, quería todo él tiempo posible con ella.

─Tal vez sea descortés lo que voy a decir Duque, pero creo que ya hemos estado mucho tiempo fuera, deberíamos volver ─ dijo ella.




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