Una Navidad Con El Duque Amargado

Vestidos

─¿Está hablando en serio duque? ─ le preguntó con sorpresa Esmeralda, tanto que se sentó.

─Por supuesto no bromearía con algo cómo esto─ dijo él duque con seguridad.

─¿Y lo que escucho antes? ─ preguntó Esmeralda, si, él le había pedido la mano de su hija, pero aunque eso estuviera pasando en él ya pudiera estar la semilla de la duda, por lo que escucho antes, lo que a la larga traería problemas al matrimonio de su hija.

─Tengo entendido que ese tal Timoteo es un prestamista al cual su hijo mayor le debe dinero y a causa de que él no se lo ha pagado, pide la mano de su hija cómo pago, cosa a la que tanto Abigail cómo usted ha estado renuentes, pero más Abigail que usted ─ comento él, Esmeralda quedo bastante sorprendida de que el duque supiera todo eso y en especial con tanta exactitud.

─Pu… pues si ─ contestó ella sin salir de su shock aún.

─Por lo tanto, comprendo que los comentarios antes dice por mis otras invitadas no es más que el intento vil de manchar la honra de su hija y mi futura esposa, con su permiso claro─ dijo él.

─Sí, claro que tiene mi permiso de casarse con mi hija ─ contestó de inmediato, Lady Abigaíl.

─Perfecto y le pido de favor que no comente nada de esto por el momento, tampoco a Abigaíl ─ le dijo él ─ al menos hasta el día del baile cómo se había previsto quedaré mi anuncio ─ le pidio.

─No hay problema, duque, esperaré hasta esa noche ─ dijo ella con una gran sonrisa.

Estaban salvadas, no iban a tener que recurrir al trabajo para sobrevivir y más importante aún su hija iba a tener un buen esposo que se notaba que estaba enamorada de ella y a su hija también le interesaba él.

Lady Esmeralda regresó a la habitación con su hija muy feliz, lo que le resulto muy extraño a la pelirroja la actitud de su madre y aunque le preguntó por qué tan feliz la respuesta de su madre de que había escuchado una historia muy divertida en la cocina, no la convenció para nada.

*********

Al día siguiente, después del desayuno, una mujer junto con tres asistentes y muchas maletas llegaron al castillo del duque.

─Mis Ladys, ella es Madame Defluer, se encargará de confeccionar sus vestidos para él baile ─ les contó Joseth, para ese momento el duque ya se había retirado ─ no se deben preocupar por los gastos, el duque se encargará de todo, ustedes solo preocúpense por elegir el diseño que quieren ─ le dijo el mayordomo, Lady Given y Delanci, así cómo sus hijas, no cabían de la alegría que sentían en ese momento

─Muy bien, ya hecha las presentaciones, ¿Quiénes serán las primeras? ─ preguntó Madame Defluer.

─Nosotras ─ dijo Lady Delanci enseguida poniéndose de pie junto con su hija, Lady Given la miro con ira─ mientras que Esmeralda y Abigail sin ningún tipo de prisa.

Joseth dejo a la diseñadora con sus invitadas para que ellas les contaran lo que querian para la fiesta y se dispuso a ir con el duque.

─Madame Defluer ya se encuentra trabajando con las invitadas, señor ─ le contó él.

─¿Le dijiste que el vestido al que le debe de prestar más atención es él de Lady Abigail? ─ le preguntó mientras revisaba unas cartas.

─Así es señor, aunque creo que Lady abigail sea la última con la que se reúna ─ le contó.

─No me sorprende, pero asegúrate que su prioridad sea Abigail ─ le indico.

─Por supueto señor ─ dijo para después salir.

Encuanto estuvo solo, Franco dejo salir un suspiro, él le había tenido muy pocas esperanzas a eso de resivir a esas jovenes en su castillo, dudaba sinceramente que alguna de ellas de verdad le interesara para casarse, pero Abigail, ella lo había cautivado por completamente, a penas la conocia en realidad, eso era cierto, pero lo poco que conocia de ella lo tenía cautivado por completo y estaba seguro que quería que ella fuera su esposa.

Por su parte Lady Esmeranda y Abigail tuvieron que esperar casi una hora, para poder reunirse con Madame Defluer y hablar de sus vestidos, ya que Lady Delancy y Lady Given se tomaron una hora cada una, mientras que ellas apenas estuvieron con Madame unos escasos quince minutos maximos.

─Quiero dar un paseo ─ le dijo Abigail a su madre.

─No, claro que no, te puedes enfermar de nuevo ─ le dijo su madre.

─Madre, por favor, solo unos pocos minutos, me siento aburrida ─ le pidio ella.

─Lee, en tus propias palabras, nunca está aburrida mientras lees ─ le recordó ella.

─Es cierto, lo acepto, pero también es bueno que tome un poco de aire fresco, hoy incluso salió un poco el sol, es bueno para la piel recibir sol ─ le dijo Abigail, pero su madre no estaba del todo convencida.

Le resultaba muy extraño que su hija le pidiera salir con tanta insistencia, ella siempre ponía excusas para no salir, aunque fuera un momento al jardín, pero ahora era todo lo contrario. Más la verdad era que Abigail no quería ir de nuevo a la biblioteca y que pasara lo mismo de hace unos días.

─Madre no me pasará nada por salir unos minutos afuera ─ le dijo Abigail .

─Podria y no te puedes enfermar con él baile tan cerca ─ le recordo ella.

─No me voy a enfermar madre ─ le dijo ella con seguridad.

─Enfermarse no es algo que se controle ─ le dijo su madre ─ pero bien, si quieres salir, está bien, el aire fresco también te hará bien ─ acepto su madre.

─¡Gracias!, me abrigaré bien, lo prometo ─ le dijo Abigail feliz abrazando a su madre, para después llevarse a su dama de compañía con ella a su habitación y buscar un abrigo para salir.

─Es muy bello aquí, ¿Cierto niña? ─ le preguntó su dama de compañía.

─Sí, es muy bello, así cubierto de nieve, debe serlo aún más en primavera llevo de flores ─ dijo ella mientras paseaban por los jardines.

─Pero tú no estás aquí para verlos ─ dijo Lady Alicia, que también había salido a pasear por los jardines.

─¿Y piensas que tú si? ─ le preguntó Abigail de vuelta.




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