Una Navidad diferente

1. Navidad consumista.

 

La mañana estaba fría, aparte de fría había una pertinaz llovizna algo característico de la ciudad de Quito, en épocas navideñas.

Los empleados del bufete de abogados Bustamante & Bustamante se encontraban felices, por las festividades que se acercaban, todos excepto una María Paz Medina.

La joven era la asistente del abogado Daniel Smith, quien amaba la Navidad desde muy pequeño por todo lo que eso implicaba en su vida y es que el joven no sabía lo que era pasar en soledad en esas fechas, o no tener que llevarse a la boca, puesto que venía de una familia acaudalada y por lo tanto tenía todo cuanto quisiera.

Viajes y cenas imperaban en la agenda del abogado.

No sucedía lo mismo con su asistente que no compartía la idea de una Navidad consumista y todo a su alrededor era eso, consumo y más consumo, sobre todo en el bufete que parecía que se peleaban por quien compraba el regalo más caro de todos.

La relación con su jefe no era tan buena, ya que un día coincidieron en un bar y este al estar con sus amigos riquillos como ella los calificaba y unas cuantas copas de más la trató mal, por su condición humilde, a pesar de que se había disculpado ella ya no le veía de la misma manera. Cuando estaba rodeado de sus amigos este se transformaba y eso a ella le molestaba, sin explicarse el porqué.

—Vamos a organizar una salida el viernes a la Ronda ¿Te nos unes? —contó otra de las asistentes.

—No, —respondió tajante. —Sabes que odio las salidas, sobre todo en estas fechas en dónde la gente se vuelve loca por las compras, por las reuniones de falsa amistad, los intercambios navideños ay no que flojera.

—¿Por qué eres así?  Aburrida ni porque es época de paz, —ironizó—. Amiga sonríe. No seas la Grinch del bufete.

—Ya dije que no, y punto vayan ustedes, —dijo dándose media vuelta y al hacerlo chocó con el cuerpo de su jefe que había escuchado la conversación.

—¿Por qué no quiere ir señorita Paz? —preguntó con esa sonrisa que lo caracterizaba y a más de una sonrojaba.

—Porque no me gusta la Navidad consumista y sus festejos —respondió siendo altanera y alejándose apresurada, aquel comentario a él le llegaba como anillo al dedo, puesto que ella había sido testigo de qué él era uno de los que se lucía regalando cosas caras a sus amigos.

—¿Qué le pasa?

—Ya la oyó usted no le gusta está época del año.

—Pensé que eso solo existía en las películas, pero ya veo que no —dijo mirándola en su escritorio.

Todos los empleados habían quedado ese día en reunirse a la hora del almuerzo para organizar una cena navideña con el fin de compartir y a su vez, jugar al famoso juego del amigo secreto. Como era de esperarse María Paz participaría por obligación, mas no porque le naciera, no asistió a esa reunión aduciendo que tenía mucho trabajo pendiente, sin embargo, lo hizo porque sabía que sus compañeros usarían ese tiempo para hablar de las compras navideñas.

Se quedó en la oficina revisando algunos documentos, aprovechando que su jefe según ella estaba almorzando fuera.

—Navidad, época de paz amor y amistad, si cómo no. Hipócritas ya los veo en quince días comiéndose los unos con los otros y adiós su unión. ¡Falsos!

—Quien le viera María Paz, hablando a las espaldas de los demás —pronunció Daniel ingresando en su oficina, haciendo que ella se sobresalte y se ponga de pie de inmediato.

—No lo escuché llegar —mencionó nerviosa quitándose los lentes.

—Ahora desocupo su oficina —dijo tomando unas hojas y su cuaderno de apuntes.

—Tranquila puedes quedarte, además tengo unas cuantas preguntas para ti.

Ella se sorprendió, era la primera vez que lo escuchaba hablar sin ese aire de conquistador y seductor.

—¿Por qué no participas con el resto de la reunión? —inquirió sentándose frente a ella, y por primera vez se miraron fijamente.

—Por qué solo veo que lo hacen materialmente y hasta donde yo recuerdo la Navidad es más espiritual o bueno así la vivo yo. Todos los que allá están reunidos y hasta cantando villancicos, están esperando gastarse una fortuna en cenas, en regalos y yo no comparto eso —dijo dejando pensando a Smith. —Dígame algo Licenciado ¿Qué significa para usted la Navidad? —inquirió siendo conocedora de la vida de desenfreno que llevaba el joven.

—Pues para mí es... —se quedó reflexionando y no tuvo una respuesta, al menos no una que no sonara tan vacía.

María Paz lo miraba y miraba.

—Ya ve, usted al igual que todos, solamente creen en lo material, en la fiesta, los compromisos que se generan en esta época.  Esa para mí no es la Navidad, no la que yo disfruto. Cuando allá fuera descubran y vivan estas fechas de diferente manera yo me integraré al cien por ciento.

—Yo no sé vivir la Navidad de otra manera, yo siempre he disfrutado de estas fiestas así, aunque...

—¿Aunque?

—Todo cansa María Paz —dijo quedándose pensativo. Y de pronto su oficina se vio invadida por dos de sus amigas que ingresaron sin ser llamadas, lo llenaron de besos y le contaron que ya tenían todo listo para irse de viaje a Miami a pasar esas festividades allá como lo habían planificado.




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