Leila
—Vamos princesa -dijo Xander mientras me extendía una de sus manos para ayudarme a subir a troyano.
Tomé su mano entre las mías y la corriente que anteriormente sentí se expandió por mi cuerpo.
El príncipe me agarró de la cintura y ante este acto mi respiración se volvió inestable.
Tenerlo cerca de mi me hace convertirme en un manojo de nervios.
Xander me ayudó a colocarme encima de troyano y posteriormente él se subió al caballo quedando bastante unidos. Cerré los ojos al sentir su cercanía.
Me gusta estar de esa manera con él.
—Espero que esté cómoda princesa. -verbalizo él en mi oído y los vellos de mi cuerpo se erizaron por completo.
—Estoy cómoda príncipe. Muy cómoda.
Me moría por decirle que me encanta tenerlo de esa forma y que si fuera por mí nos quedaríamos juntos toda la vida pero, lastimosamente esto no puede ser.
—¿Principe, desea que lo acompañe?
—Puedes quedarte Jeff.
—Pero y si...
—Puedo cuidarme solo y de paso cuidar a la princesa. No te preocupes por nosotros.
Jeff se quedó totalmente quieto mirando al príncipe fijamente.
—Si así usted lo quiere, no puedo hacer nada más.
—Tomate un respiro Jeff.
El jefe de seguridad negó con al cabeza.
—Si me llegó a tomar un respiro le aseguro que dejaré de ser su jefe de seguridad príncipe.
Hice una mueca porque yo sé a qué Jeff se refería.
—Si distraer la mente en algo es lo que quiere, le pido que ordene a las cocineras hacer un poco de chocolate y preparar pan para cuando yo regrese ir a repartirlo a los más necesitados. Hay está mi consigna para usted señor.
—Asi será princesa.
—Ah... Y otra cosa, me gustaría pasar por una juguetería para comprarle regalos a los niños. ¿Puedo príncipe?
Giré lo más que puede para ver el rostro de Xander.
—Claro que si princesa. Puede hacer lo que usted guste.
Los ojos de él se encontraban mirándome fijamente.
—Le agradezco que me deje alegrar la vida de esos niños en navidad príncipe. Es usted muy generoso.
—Gracias por sus palabras pero, el ángel que hará el milagro de navidad para esos niños es usted princesa, es usted la generosa. Es usted digna de ser una reina, la reina que yo anhelo.
Sus últimas palabras lograron dejarme en silencio.
Digna de ser una reina, la reina que él necesita, que anhela.
¿Como podré superar esas palabras cuando me marché?
—Andado Troyano.
Xander puso a Troyano a cabalgar y yo me sentía en las nubes.
Mis ojos observaron el paisaje cubierto de nieve y fue un total deleite para mí.
—Es muy hermoso.
—Si princesa, nunca había visto algo tan hermoso.
Tras decir estás palabras él príncipe hizo que Troyano tomara un poco más de velocidad.
—Si desea ir más lento me dice princesa.
—No se preocupe por mi príncipe.
Xander me abrazó por la cintura con fuerza.
Esta navidad secreta está resultando mejor de lo que yo esperaba, dolor espero que al terminarla no sea tan dolorosa como la he imaginado.
—Me gustaría que esté momento durará para siempre.
—Lo podemos hacer eterno princesa. Solo tenemos que unir nuestras vidas y será eterno y totalmente nuestro.
Todo se escucha tan fácil pero, la realidad de las cosas es otra.
El príncipe se atrevió a colocar su cabeza en el hueco de mi hombro. Y yo suspiré.
Todo lo que estoy viviendo es un sueño, del cual no me quiero despertar por nada del mundo.
—Me encanta que sea una princesa poco común.
—Y a mi me encanta ser poco común, Xander.
El príncipe detuvo abruptamente a Troyano luego de escuchar mis palabras.
—Repitelo.
—¿Qué?
—Repita mi hombre.
Giré mi cabeza hacia él.
—Xander. Xander.
Él cerró los ojos por un momento y cuando los abrió agarró mi cabeza entre sus manos y me beso.
Sus labios chocaron con los míos y en ese momento me declare totalmente perdida por él.
—Me declaró totalmente prendado por tí Amelie.
Me tense luego de escuchar el nombre de la verdadera princesa. Sentí un nudo en el estómago y deseo de vomitar.
Amelie. Él pensaba que era ella, la verdadera princesa.
—Estoy seguro que estaremos unidos por la eternidad princesa mía.
—También lo creo Xander.
Con gran dolor en mi, verbalice estás palabras.
Si tan solo todo fuera diferente. Si tan solo yo fuera quien Xander quiere que sea.
Si tan solo...
Apoye mi cabeza en el pecho de Xander y me permití soltar una lágrima.
Ese beso expandió más en mi el deseo que tengo de que mi vida este unida a él. El beso me hizo desear tener una vida juntos a él.
Junto a mi príncipe Xander.
Luego de nuestro viaje, justo al regresar a la caballeriza del palacio Xander me ayudó a bajar de Troyano, agarró una de mis manos con fuerza y empezó a caminar hacia dentro de la caballeriza.
—¿A donde me llevas Xander?
—A por tu regalo de cumpleaños.
Tras esta confesión deje que él me guiara por la cuadra.
Solo a Aileen se le ocurría decir que era mi cumpleaños.
—Estoy seguro que te encantará tu regalo princesa.
Claro que me encantara. Porque todo viniendo de él me encanta.
Xander se detuvo y yo me obligué hacerlo.
—Esta yegua es para ti.
Tras estas palabras giré mi cabeza para ver la yegua que estaba dentro de la cuadra.
Di un paso hacia ella y está rechinó.
—Es hermosa.
—Tan hermosa como tú, princesa.
—Este es el mejor regalo de cumpleaños que he recibido en toda mi vida gracias Xander. -me atreví a correr hacia él y abrazarlo.
—No es nada princesa. -Xander en devolvió el abrazo. —¿Como al llamará?
Levanté mi cabeza para mirarlo y antes de verbalizar el nombre sonreí.
—Troya.
—¿Troya?
—Si porque ella sera la hembra de Troyano. La madre de sus futuros potros.
#11272 en Novela romántica
#6185 en Otros
#1800 en Relatos cortos
amor imposible, principe y realeza, romance prohibido y un secreto
Editado: 31.12.2023