Una navidad secreta.

Capítulo 4: Se avecinan los problemas.

Leila

Después de llorar por varios minutos, me seque las lagrimas.

—No tengo porque llorar porque  sabía que esté momento llegaría. Por más que quisiera alargarlo para que esté no llegará, no podría.

Me dije a mi misma mientras me quitaba el vestido.

Escuché varios toques en mi puerta y con pesar me acerqué a la puerta. Tomé el pomo de la puerta entre mis manos y la abrí.

—Leila mi madre sabe nuestro secreto. Tenemos que...

—No tenemos que hacer nada Aileen. Todo está donde debería de estar, la única que salgo sobrando en todo esto soy yo. -Aileen hizo una mueca luego de escuchar mis palabras. —Deberia empacar mis cosas y marcharme sin más... Fue una completa locura tratar de cumplir mi deseo, nunca debí venir.

—Te enamoraste de él, ¿verdad?

Mire los iris de ella fijamente.

—Estoy enamorada de él desde que vi una foto en tu casa, Aileen. Perdón por haberte mentido.

—En el corazón no se manda Leila. No puede controlar de quién enamorarte y de quién no hacerlo. -Aileen tomó  mis manos entre las de ella. —Al corazón no le importa si lo vuestro no tendrá ningún futuro, él solo se encarga de latir desenfrenadamente al ver a esa persona y con esto tú solitas poco a poco te vas enamorado de la persona en cuestión.

—Yo debí detener ese sentimiento Aileen. Debí mantenerme alejada de él, debí quedarme en mi hogar, debí nunca haberme ilusionado con alguien como él, me enamoré de u príncipe.. de un hombre que pronto será el rey, de un hombre que debe tener al lado a una verdadera princesa. No a mi. A una simple plebeya.

—¡Deja de desvalorizarte Leila....! Deja de herirte.

—¿Como quieres que no me hiera si está situación me está sobrepasando? ¿Como pretendes que esté luego de entender que Xander y yo nunca tendremos la oportunidad de estar juntos? ¿Después de entender esto puedo estar brincando en una pata? ¿Dime Aileen, crees que debería estar feliz?

Ella se quedó en silencio por unos cortos segundo.

—Eso creí.

—Para esto hay una solución Leila...

—Me parece excelente Aileen... ¿Ahora serás el genio atrapado en una lámpara de Aladín? ¿Me concederás tres deseos? -inquirí sarcásticamente y Aileen hizo una mueca. —¿Qué..? Soy realista.

—Habla con Xander Leila, confiesa la verdad y verás como él te elige. Si él verdaderamente te quiere te convertirá no solo en su princesa o su reina. Te convertirá en lo más importante para él. Dicelo Leila, habla con él antes de que sea demasiado tarde.

—Es que no entiendes Aileen... Él necesita una verdadera princesa a su lado.

—Esa verdadera princesa eres tú Leila. Lo llevas en la sangre. He escuchado maravillas de ti por todos lados, en el pueblo solo se habla de lo excelente reina que serás. Tú eres la indicada para él. -Aileen acarició mi cabello. —En su momento te prohíbi enamorarte de Xander porque pensaba que solo serías un juego para él pero, ahora que lo veo no puedo negar que ambos están hechos el uno para el otro. Él para ser tu rey y tú para ser su reina. Naciste para ser la reina de Xander, de este lugar. No le des muchas vueltas al asunto.

Aileen limpió el rastro de las lagrimas de mi rostro y con una sonrisa en sus labios me guío hasta el tocador.

—A Xander le encanta ver a las mujeres con el cabello suelto, su cuello adornado con un collar de perlas y que huelan a frutos rojos. Y un plus sería colocarte el vestido que te he dejado en el armario, princesa Leila.

—Lo que deberia de hacer es marcharme Aileen, no me compliques las cosas.

—No seas terca Leila, haz lo que te digo. Suéltate el cabello, colócate en el cuello perlas y aplicate perfume de frutos rojos. Y te juro que tendrás a mi hermano a tu disposición, lo volvera totalmente loco y no podrá apartar sus iris de tí.

—Lo que busco no es volverlo loco Aileen, busco confesarle la verdad. ¿Se te ha olvidado?

Aileen obvio mis palabras al centrar su atención en mi cabello.

—Aileen...

—¿Qué mujer?

—¿En que piensas? -mire su reflejo a través del espejo. —Claro si se puede saber.

—Estaba pensando en como saldrán mis futuros sobrinos. ¿Serán rubios o castaños? Saldrán hermosos de eso estoy segura, con una mezcla de sus genes obtendremos un hermoso futuro rey, y también obtendremos muchos dolores de cabeza para Xander porque, no existe hombre más celoso que él. Es una lastima que todavía no hayas presenciado una de sus típicas escenas dignas de estar en Hollywood. Pero, pronto lo harás, déjalo todo en mis manos.

Esta mujer si que le faltan varios tornillos.

Yo con una crisis existencial y ella hablándome de hijos.

Aileen es muy especial. Bastante diría yo.

—¿Aileen no tienes otra cosa más importante que decirme que no sea hablarme de mis futuros hijos? Podrías ayudarme por ejemplo a pensar.... ¡en como rayos le diré a tu hermano toda la verdad!

—Bueno eso es bastante fácil, solo debes plantarte frente a él y decirle, Xander mi príncipe, amor de mi vida. Te he mentido, no soy una princesa verdadera, soy una plebeya que te ama con todo el corazón pero, podemos arreglar lo de ser una princesa. Unamos nuestras vidas y me convierto en tu reina. Difícil lo haces tú mujer..

—Claro. Qué excelente palabras para confesarle la verdad, bravo Aileen. Tú también mereces estar en Hollywood.

—Eso ya lo sé Leila. Créeme que si no tuviera a mis dos hijos y a Héctor me iría a perseguir mi sueño de estar en Hollywood, codiándome con los ricos y famosos.

Rodé los ojos tras estás palabras.

—Aileen, eres rica y famosos.

—Nunca es suficiente querida.

Con ella no se puede.

—Te dejaré para que te coloques de infarto. Recuerda, cabello suelto, perlas en el cuello, un rico perfume de frutos rojos y un gran plus, el vestido que te deje en el armario.

Aileen camino hacía la puerta mientras yo me quedé sentada frente al tocador mirándome fijamente.

—Se lo diré hoy.  Y que sea lo que Dios quiera. 













 




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