Una Niña y Su Muñeca

Capítulo 06. Confía en mí

Capítulo 06.
Confía en mí

La presentación con David fue todo un éxito. Con esa corta pero efectiva interacción entre M3GAN y Esther, David logró apreciar el potencial del producto, y como podría ser un diferenciador importante para la compañía a mediano plazo. Sin embargo, para poder llevar el proyecto al siguiente nivel, faltaba más que la aprobación de David, pero al menos con ésta ya iban bien encaminados.

El siguiente paso sería, de entrada, que Esther y M3GAN pasaran juntas el mayor tiempo posible en las siguientes semanas, como una clase de prueba piloto, antes de presentarlo ahora a los accionistas, quienes darían el visto bueno final al proyecto.

Durante este tiempo de interacción, ambas afianzarían su conexión cada vez más, y les permitiría a ellos ver de primera mano cómo M3GAN se adaptaba a las necesidades de su usuario. Irían documentando estas interacciones para su futuro análisis, y realizarían cualquier ajuste necesario a la brevedad. Si todo funcionaba tal y como lo tenían previsto, ya tenían un pie en la meta. La reunión con los accionistas sería pan comido, pues no habría forma de que no vieran lo mismo que ellos.

Así que para cumplir su cometido, la siguiente acción resultaba bastante obvia: M3GAN debía quedarse en casa con Gemma y Esther, para convivir con esta última lo más posible.

—¿Qué? ¿Por qué? —exclamó Esther azorada, como reacción inmediata justo después de que su tía le informara de esto.

Gemma titubeó un poco, un tanto destanteada por la reacción.

—Es parte de la prueba, pequeña. M3GAN necesita conocerte a profundidad para saber tus necesidades específicas, y adaptarse a ellas. Y lamentablemente tenemos poco tiempo. Además, en una situación normal el androide vivirá con el niño que lo adquiera en su casa, así que tenemos igualmente que ver su comportamiento en el hogar. ¿Me comprendes?

Esther no le respondió, y en su expresión resultaba difícil identificar qué era lo que pensaba al respecto. ¿Estaba confundida? ¿Asustada? ¿Molesta, quizás?

—Anímate, será divertido —insistió Gemma con voz jovial—. Tú y M3GAN conectaron muy bien, ¿no?

—Es un robot —musitó Esther, un tanto tajante—. Y es aterradora.

—Bien, ahí está. Ese es justo el tipo de retroalimentación de primera mano que necesitamos. Si sientes que en un primer acercamiento M3GAN puede ser algo intimidante, podemos trabajar para hacerla más amigable. Por eso eres la adecuada para esto. En verdad me serviría mucho, mucho tu ayuda. Sé que no es tu responsabilidad, pero si nos ayudas no te irás con las manos vacías de esto.

—¿Me van a pagar? —preguntó Esther con interés.

—Aún mejor: podrás quedarte con M3GAN totalmente para ti, tal y como te lo prometí; tuya para siempre y sin costo, incluyendo sus mantenimientos y actualizaciones posteriores. Ya lo tengo todo arreglado con David. Quizás ahora no te convenza, pero te prometo que si le das una oportunidad, verás que es el juguete más asombroso de la Tierra, y tú serás la primera en tenerlo sólo para ti. ¿Te imaginas la envidia que le darás a todo mundo? Y además, ¿recuerdas lo que me dijiste aquella noche? M3GAN es más que un juguete: será tu amiga, una con la que podrás contar incondicionalmente.

No quedó claro si el argumento de Gemma convenció o no a la niña, pero como fuera ya no se opuso tan visiblemente a la idea.

Esa misma tarde, tía y sobrina se encaminaron juntas de regreso a casa, acompañadas por supuesto de M3GAN, y de Tess que iba a ayudar a Gemma a instalar el módulo de carga de energía para la androide, junto con todo lo demás que se iba a ocupar.

—Aquí estamos, hogar dulce hogar —proclamó Gemma con optimismo en cuanto ingresó por la puerta principal, seguida de cerca por Tess que cargaba todo el equipo que iban a instalar.

—Bienvenida, supongo… —pronunció Esther con moderada emoción al ingresar luego de las dos adultas. Y detrás de ella, entró M3GAN.

La androide vestía un bonito abrigo café sobre su vestido, y unas elegantes gafas oscuras que se retiró una vez estuvo dentro. Recorrió entonces la mirada desde el recibidor hacia los lados, escaneando con sus ojos azulados todo aquel espacio.

Acogedor —pronunció con un pequeño rastro de júbilo en su voz robótica.

—Si tú lo dices —susurró Esther por la bajo. Estaba ya en ese momento en la sala de estar, en donde se había retirado los zapatos, para luego dejarse caer hacia el sillón frente a la televisión. Con una mano se tallaba uno de sus pies, enfundados aún en sus medias negras, y con la otra buscaba a tientas el control remoto.

M3GAN se aproximó con paso cauteloso hacia la sala, y desde cierta distancia observó atenta todo lo que le niña hacía. Esto, por supuesto, no pasó desapercibido para ella.

—¿Qué tanto me miras? —le cuestionó con algo de hostilidad en su voz. M3GAN se limitó a sólo parpadear, e inclinar su cabeza hacia un lado, sin quitarle los ojos de encima.

—¿Dónde vas a querer instalar la silla cargadora? —preguntó Tess desde el comedor.

—En el cuarto de Esther, frente a la ventana —respondió justo después la voz de Gemma con fuerza desde la cocina.

Aquello provocó que su sobrina se sobresaltara, y prácticamente se alzara del sillón de un brinco.



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En el texto hay: m3gan, orphan, orphan first kill

Editado: 01.05.2025

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