Una Niña y Su Muñeca

Capítulo 08. ¿No estás de acuerdo…?

Capítulo 08.
¿No estás de acuerdo…?

El intento de Gemma por cocinar algo, terminó en unos sándwiches de jamón y queso, acompañados de papas fritas, luego de que resultó inútil intentar recuperar lo quemado. Esther no se quejó, y tampoco pareció muy sorprendida. La niña se sentó en la mesa, con M3GAN a su lado como lo estaban antes de que salieran al patio, y Gemma delante de ellas, revisando su teléfono con bastante detenimiento, y respondiendo varios mensajes que le enviaban Tess, Cole, David, Kurt el asistente de David… Ese día en particular parecía que la gente estaba necesitada de ella.

Desde que había vuelto de Connecticut acompañada de Esther, había logrado permanecer el mayor tiempo posible en casa y trabajar desde ahí, incluso mientras preparaban a M3GAN. Sin embargo, conforme la junta con los accionistas se acercaba, y se acumulaba aún más la lista de cosas por hacer, se volvía más evidente que no podría mantenerse así.

Si se veía en la necesidad de empezar a ir regularmente a oficina, como siempre había sido antes de este cambio radical en su vida, tendría que pensar bien qué haría con Esther; en especial durante ese periodo en el que M3GAN y ella tenían que pasar todo el tiempo juntas.

—Tía Gemma —pronunció Esther de pronto, alzando la voz lo suficiente para que Gemma fuera incapaz de no escucharla a pesar de en su ensimísmento.

—¿Eh? —masculló con voz distraída y levantó su mirada del teléfono. Esther la miraba atenta, como esperando una respuesta de su parte, que evidentemente no podía darle pues no había escuchado la pregunta—. Perdón, pequeña —se disculpó apenada, y al instante apagó su teléfono y lo dejó de lado—. ¿Me decías algo?

—Sólo te comentaba que Lydia me preguntó sobre la escuela la última vez que la vi.

—La escuela, sí —musitó Gemma, seguida de un profundo suspiro—. Ella también me comentó al respecto. Lo siento, he tenido la cabeza en tantas cosas a la vez. Pero necesito revisar ese tema con cuidado, porque no sé cómo aplique el tema de los grados con… Bueno…

Gemma titubeó, claramente indecisa en cómo abordar ese tema. Todo lo que tuviera que ver, directa o indirectamente, con el secuestro de Esther, la hacía reaccionar así. Era un terreno peligroso en el que no sabía bien cómo moverse.

Sin embargo, a pesar de su vacilación, Esther comprendió lo que batallaba tanto en decirle.

—¿Con lo que me pasó? —susurró Esther con seriedad—. ¿Con los cuatro años que no estuve?

—Sí —masculló Gemma, insegura—. No tengo claro si debes retomar el primero de primaria donde te quedaste, o por tu edad retomar en… ¿quinto?

M3GAN intervino en ese momento, dando su propia opinión al respecto.

Dependiendo de la institución y de las circunstancias especiales de Esther, es probable que se le aplique un examen para ver sus conocimientos básicos en este momento, y así determinar el grado más apropiado para ella.

—Gracias, M3GAN —le respondió Gemma, asintiendo. Lo que decía tenía sentido—. También tendría que buscar una buena escuela que no esté muy lejos de mi trabajo.

—Papi había dicho que quizás podría ir a la escuela de arte —declaró Esther de pronto, sonando particularmente animada al decirlo. Aquello destanteó un poco a Gemma.

—¿Cuál? ¿La de Nueva York? —preguntó curiosa, seguida de una pequeña risita—. Bueno… la verdad no sé si haya una parecida aquí en Seattle. Y si la hay, debe ser muy costosa.

—¿La herencia de mis padres no podría ayudarnos con eso? —preguntó Esther con interés.

El repentino comentario pareció captar especialmente la atención de M3GAN, que de inmediato se giró hacia ella, mirando atenta el costado de su rostro mientras hablaba con su tía.

—Ese es otro tema que también tengo que revisar —se lamentó Gemma, con dejo de frustración—. En cuanto pueda, claro. Elise, agrégame un recordatorio para llamar a Erick Landors hoy en la noche.

El ojo del asistente inteligente sobre la encimera brillo y dejó salir un pequeño beep.

Recordatorio creado para las 20:00 hrs. de hoy —pronunció Elise con su voz robótica—. Se te notificará diez minutos antes de la hora.

—Gracias, Elise.

—Siempre les das las gracias a Elise y a M3GAN —señaló Esther en ese momento con curiosidad—. ¿Por qué? No es como que ellas lo aprecien o resientan si no lo haces, ¿o sí?

Esther se giró hacia M3GAN, indicando con su sola expresión que esperaba escuchar su respuesta al respecto de la cuestión. La androide la miró un rato, y luego pronunció en voz baja:

No particularmente.

—No lo sé —masculló Gemma a continuación, encogiéndose de hombros—. Es involuntario, pero no es extraño que la gente lo haga. Supongo que está en la naturaleza humana ser amable.

La expresión de Esther se tornó un tanto reticente, incluso algo molesta, al escuchar esa respuesta.

—Yo no lo creo —indicó con algo de dureza en su voz—. Y tampoco estoy convencida de que tú lo creas, tía.

Gemma se sintió un tanto perpleja por el comentario, y no supo bien cómo reaccionar. Quizás lo que había dicho fue un tanto desatinado. Considerando por las cosas que la niña había pasado, no podía recriminarle el tener cierta opinión negativa de las personas. Pero, ¿a qué se refería con que no estaba convencida de que ella creyera eso? ¿Se referiría de nuevo a cómo era su relación con Tricia? Es verdad que ese no era el mejor ejemplo, pero tampoco era un indicativo de cómo ella pensaba que fueran todas las personas del mundo… ¿o sí?



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En el texto hay: m3gan, orphan, orphan first kill

Editado: 22.05.2025

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