Una Niña y Su Muñeca

Capítulo 13. Siempre estaré a tu lado

Capítulo 13.
Siempre estaré a tu lado

Gemma y Lydia salieron de la casa poco después que Esther y M3GAN, para que pudieran hablar de lo que fuera que Lydia necesitara ahí en el pórtico, y no perder más tiempo del necesario. Lydia prometió que su charla sería rápida, y Gemma estaba más que dispuesta a hacerla cumplir su promesa.

—¿De qué se trata? —cuestionó al tiempo que cerraba con llave la puerta principal—. Me dio la impresión de que la charla con Esther había salido bien.

—Salió bien, de cierta forma —respondió Lydia, un tanto enigmática al hacerlo.

Gemma comprendió que era su forma de insinuarle que no había salido tan “bien” en realidad. Si apenas y hablaron unos quince minutos, veinte máximo. ¿Qué tanto pudo haber ocurrido en tan corto tiempo?

Terminó de poner la llave, y se giró por completo hacia la terapeuta para encararla.

—Pues no seré una experta, pero yo la he visto mucho mejor en estos días.

—Sí —convino Lydia—. Se ve más adaptada y de mejor humor. Parece incluso contenta.

—Eso es bueno, ¿no? —señaló Gemma, sonando quizás más desafiante de lo que buscaba—. ¿O te sigue preocupando que no llore?

Se cruzó de brazos, adoptando en ese momento una postura que radiaba impaciencia. Eso no pasó desapercibido para Lydia, que la observó unos segundos en silencio. Dejó escapar un pequeño suspiro, y optó entonces por ir un poco más al grano de lo que intentaba decirle.

—Si quieres saber mi opinión… creo que es una fachada.

—¿Cómo dices? —exclamó Gemma, confundida.

—La verdad es que sigue reticente a expresar abiertamente lo que en verdad siente. Y esa mejora que creemos ver, pareciera ser más bien una máscara alegre y despreocupada que ha elegido usar, esperando que eso sea lo que los adultos a su alrededor desean ver en ella, y así complacerlos. Pero lo que esconde debajo de ella es lo que debe preocuparnos.

Gemma se sintió un tanto perdida por aquella extraña afirmación. ¿Qué estaba intentando decirle con exactitud? ¿Qué Esther le estaba… mintiendo?

Se giró por reflejo en dirección al vehículo. Esther y M3GAN ya se encontraban adentro de este, y apenas se vislumbraban sus siluetas a través de las ventanillas.

A Gemma no le agradaba el rumbo que estaban tomando sus pensamientos, y que solo exaltaban los que ya había tenido en prácticamente toda esa mañana.

—Pero no es algo inesperado, en realidad —aclaró Lydia de pronto, jalando de nuevo su atención. A diferencia de Gemma, ella parecía bastante más calmada—. No es tan raro en niños que han pasado por un trauma adoptar algunas conductas como estas para protegerse. Algunos reaccionan así, adoptando una actitud complaciente y despreocupada. Y otros… toman una actitud más a la defensiva ante cualquier posible cuestionamiento de su accionar.

Al hacer tal comentario, Lydia bajó la mirada en dirección a los brazos cruzados de Gemma sobre su pecho. Ella lo notó, y por reflejo rápidamente los descruzó y los bajó hacia sus costados.

—Seguimos hablando de Esther, ¿cierto? —le cuestionó con seriedad.

—Por supuesto —respondió Lydia, pero a Gemma no le convenció del todo.

Si era su forma de decirle que ella misma tenía conductas cuestionables, y que, solo quizás, estuviera proyectando alguna de sus propias inseguridades en Esther… puede que tuviera razón; o puede que no. Tal vez todas esas dudas que había sentido eran derivadas justo de eso que Lydia le estaba explicando. Pero, ¿cómo estar segura de que era solo eso?

La única verdad era que todo ese asunto era bastante confuso, casi agobiante, para ella. Ya no tenía claro si podía seguir confiando en su instinto. Quizás así se sentía ser madre en realidad. Y de ser así… debía admitir que no le encantaba.

—Y luego está el tema M3GAN —añadió Lydia súbitamente, tomando a Gemma por sorpresa.

—¿MEGAN? ¿Qué pasa con ella? ¿Qué tiene que ver con lo que estamos hablando?

Lydia la observó fijamente, con una marcada severidad asomándose desde detrás de sus ojos azules.

—¿Cuánto tiempo al día pasa Esther con M3GAN? —cuestionó Lydia con tono realmente serio.

—¿Cuánto tiempo? ¿Un estimado? —masculló Gemma, vacilante—. No lo sé… creo que sería quizás… —comenzó a actuar como si estuviera haciendo algún tipo de cálculo mental, cuando la realidad era que buscaba la manera de dar una respuesta que no se oyera demasiado mal. Pero por la expresión de Lydia, dedujo que ella ya tenía una idea de la verdad—. Bien, sí, pasan casi todo el día juntas. Es parte del proceso de vinculación entre M3GAN y su usuario primario. Tiene que pasar el mayor tiempo posible con él o ella, para conocerlo y entender sus necesidades particulares. Porque al final esa es la clave; M3GAN se adapta a cada niño y lo que este requiere.

—Creí que no podías hablarme mucho de tu proyecto secreto —indicó Lydia. Y tenía razón.

Gemma soltó una pequeña maldición silenciosa al darse cuenta de lo que había hecho. Pero ya lo había dicho, así que no valía la pena lamentarse por ello.

—No es que sea “secreto”, precisamente. Solo que aún ni siquiera lo han aprobado del todo, y por eso tengo la presión de que la siguiente presentación salga bien… Pero eso no importa. Mi punto es que no es como si Esther se pasara todo el día frente al televisor o una tableta. M3GAN no es esa clase de dispositivo. Es mucho más avanzado y dinámico; más que simple entretenimiento.



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En el texto hay: m3gan, orphan, orphan first kill

Editado: 30.07.2025

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