Mara fue dada de alta tres semanas después de haber ingresado. Ella le insistió a su padre para volver a casa, ella no pensaba pasar sus últimos días en un hospital en el cual no le haría nada solo alargarle unos minutos de vida. Ella estaba cansada de eso, todos tenían que entender que ella estaba desahuciada solo le quedaban días y horas de vida.
Cuando estas en este estado lo único en lo que piensas es en pasar lo que reste de tus días acompañada con tus seres queridos. En ese momento jordán paso por su mente. Ella se enamora muy rápido de él, desde que lo conoció en ese parque y en la manera en la que el la ayudo ella supo que el le llamaba la atención.
Mara tenia miedo de confesarle su amor por el ya que tenia miedo de que el la rechazara pero al enterarse que se enfermedad había aumentado algo dentro de ella se llenó de valentía y lo confeso en el primer momento que pudo. No se iba a quedar con eso guardado en su interior, ella siguió el consejo de Abigail quien le guardo el secreto. Ella le dijo que viviera lo más que podía porque ella se merecía vivir feliz.
La puerta de su habitación se abrió y de ella apareció Jordán tapándose la cara con un peluche. El peluche era un oso y estaba vestido de doctor.
—¿Cómo se siente la paciente del día de hoy? — habla cambiando la voz de una manera muy ridícula y chillona.
—La paciente se siente bien y solo quiere que su novio le de su beso.
—No se diga más— el se acerca y acomoda el oso al lado de ella y después le da un beso.
Cuando se separan ella le da una sonrisita. El se sienta a un lado de la cama y la mira como si se estuviera debatiendo en si decirle algo o no. Ella lo nota y se preocupa un poco.
—¿Que ocurre?
—He… nada
—Siempre fuiste un mal mentiroso—levanta una ceja— que es lo que no me estas diciendo.
El suspira y sin más suelta la bomba.
—Hoy es el día del baile y me preguntaba si quisieras acompañarme
—Estas loco ir a ese sitio después de todo lo que pase. Hay que estar muy demente como para querer volver a ese calvario—se cruza de brazos.
—En verdad es muy importante para mí ir ese día ya que nunca e ido a esa chorrada pero de solo imaginarme estar contigo ahí me llena de mucha ilusión
Mara duda un poco, Jordán tiene razón ella tampoco ha ido e ir con el seria lo más romántico y cliché del mundo pero ya se esta muriendo y solo le queda pasar hacer momentos felices para guárdalo en su memoria.
—Esta bien, pero tienes que convencer a mi padre de dejarme ir.
—Descuida cariño ya tienes el permiso.
Ella se sobresaltó ya que no se dio cuenta cuando su papa entro a su habitación.
—Le dijiste a mi padre antes que a mí.
Jordán no sabía que contestar, no quería disgustar a Mara y mucho menos delante de su padre. El empezó a tartamudear.
—No te molestes con él, el solo quiere pasar la mayor parte del tiempo que pueda contigo.
Jordán asiente estando de acuerdo con su suegro. Mara se relajo y solo lo dejo pasar. Paso la tarde entera con Jordán hasta que el se tuvo que ir no sin antes avisarle de que vendrá a buscarla a los ocho de la noche. Mara no tenia idea de que ponerse o como maquillarse ya que a pesar de que era morena se veía a leguas que estaba pálida.
Cuando estaba entrando en frustración su padre entro a su habitación con un hermoso vestido negro en la mano. Sus ojos brillaron al ver la belleza de ese vestido.
—Este vestido era de tu madre. Se que le encantaría muchísimo verte con él.
Sus ojos se aguaron con la mención de su madre, quien murió hace años por la misma enfermedad que ella tiene, leucemia. Una enfermedad que se llevo a su madre y ahora se la llevara a ella. Ella se abalanza a abrazar a su padre.
—Muchas gracias papi.
—Sabes que te amo mi niña, eres mi pequeña luz y haría lo que fuera para que estuvieras feliz.
Ella asiente y deja salir varias lágrimas.
—Ahora cámbiate y no hagas esperar a Jordán, el es un gran muchacho.
Cuando el sale ella se viste, decide ponerse una peluca corta de color azul. Estando ya cambiada y lista. El timbre de su casa suena y ella baja de a poco por la escalera para así no agitarse.
Cuando jordán la ve se le queda mirando con los ojos brillosos. Ella estaba hermosa esa noche. Ambos se despiden de Peters, el padre de Mara y juntos se dirigen al colegio por medio del auto que le presto su tía Abigail.
El aparco en la entrada y admiraron la decoración del lugar. Todo estaba decorado con los colores blanco y azul para simbolizar la nieve y el hielo. Entran agarrados de la mano.
—Te ves muy hermosa esta noche.
—Muchas gracias—Se inclina y le arregla la corbata— tu también te vez guapo.
—Eso crees, yo pensé que me excedí demasiado con este traje azul.
—Nah, pareces un príncipe.
—Y tu eres mi princesa.
El se inclina y le da un beso. Cuando se separan salen del auto y se encaminan al salón donde se esta dando el baile. Mara se mostró confundida cuando al entrar vio que todos tenían una peluca corta de diferentes colores.
Cuando ella entro una gran luz blanca la ilumino, miro a Jordán pero el solo sonreía. Un ruido hiso que ella mirara al frente en el escenario. Elizabeth tomo el micrófono y miro directamente a la pareja.
—Mara, se que no merecemos que nos perdones o que quieras ser nuestra amiga. Pero hoy como la autora intelectual de todas las maldades que te hacían, como tu Verduga quien te torturo todos estos años, me disculpo delante de todos y espero de todo corazón que tus momentos felices sean mucho mas que tus recuerdos amargos que yo te hice—su disculpa sale muy genuina y se le ve muy arrepentida— espero y que con este gesto que hice te puedas sentir aceptada y que de alguna forma esta acción pueda borrar tus malos recuerdos acerca de mí.
Sin previo aviso Elizabeth se quita la peluca dejando ver su cabeza sin un rastro de cabello. Todos en la multitud hacen los mismo que ella y aparecen sin una pizca de cabello en el. Cuando Elisabeth baja del escenario sube otra chica y le pide disculpas a Mara, cada uno de los presentes en esa escuela le piden disculpas por la forma en la que la trataron y otros le piden disculpas por nunca haber hecho nada y no defenderla.
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Editado: 03.08.2021