Una fría noche de luna llena, la madre daba a luz, el dolor y los gritos eran insoportables, -señora, ¡felicidades! Han nacidos gemelos muy saludables-
Loa años pasaban y los niños fueron creciendo, Isabela se convertía en una linda señorita y Aarón en un príncipe respetado por todos, como han de imaginarse Isabela no fue tan querida como su hermano, Isabela estaba a días de cumplir los 16 años, en otras palabras, la mayoría de edad, ¿Quién pensaría que terminaría de esta manera? – Isabela estaba vestida elegantemente para su celebración, -señorita es hora- anuncio el mayordomo, la protagonista entro al salón y todos empezaron a murmurar, la princesa bajo las escaleras acompañada de su prometido, después del primer baile, el emperador pidió ver a Isabela, lo cual le alegro, más que cualquiera su padre nunca le prestó atención, -padre, me ha llamado? – ella levantó un poco la cabeza y cuanto se arrepintió, -enciérrenla por intentar envenenar a mi hijo- ella no sabía qué pensar, la culpaban de nuevo, los días pasaban y fue condenada a muerte, -PADRE!, TIENES QUE CREERME YO NO LO HICE!- fueron sus últimas palabras antes de morir. Los días siguientes se descubrió que el culpable fue su prometido, pero aun así él no sintió pena por lo que hizo, solo se arrepintió cuando encontró el cuerpo de Aarón sin vida de la misma forma en la que él se la quito a Isabela, solo ahí se arrepintió de su decisión.