—Buenos días señorita, acá está su correspondencia.
—Muchas gracias.
Me encontraba sola en mi casa, así que después de recibir la correspondencia me senté en el sillón para verificar cada uno de los sobres.
El primero eran las revistas de mi hermano Nain. Para mi eran basura, si tenían internet para ver pornografia gratuita ¿Porque pedir revistas de mujeres desnudas?
Lancé el sobre mi hermano a un lado y tomé el otro. Eran cotizaciones dirigidas a mi padre, al parecer quería hacer remodelaciones en el gimnasio, pero según veía las cantidades no saldría nada barato.
El tercer y último sobre llamó mi atención. Era una notificación del banco. Rompí uno de sus lados hasta sacar el papel que se encontraba adentro.
“NOTIFICACIÓN”
Por este medio se le informa que tiene un plazo de seis meses, para cancelar la deuda pendiente, derivada de una hipoteca. Caso contrario deberá desalojar de inmediato.
¿Esto qué significaba? No tenía idea que mi padre tuviera hipotecada la casa y el gimnasio y lo peor de todo es que estuviéramos a punto de perderlo.
—¿Qué haces? —preguntó mi hermano Max.
—¿Tu sabias de esto? —cuestioné, le extendí la notificación y él leyó.
—Esto no puede ser, se supone que nos darían un año.
—¿Cómo que darían un año? Entonces si sabes sobre esto.
—April no te metas en esto.
—No soy una niña Max, yo también tengo derecho de saber cosas cómo está. Estamos a punto de perder la casa y el gimnasio. ¿Cómo es qué pasó todo esto?
—Bueno… no puedo decirte.
—¿Estas de broma? ¡Quiero explicaciones!
—Yo te las dire. —Intervino mi hermano Nain. Quien ingresó en el momento preciso—. Déjanos solos Max. —ordenó. Mi hermano obedeció y me dejó con Nain, mi hermano mayor.
Éramos cuatro integrantes en la familia Fierro. Álvaro, mi padre; Nain mi hermano mayor, Max mi hermano de en medio y por último yo; April.
En realidad Nain y Max eran mis hermanastros. Hijos del mismo padre, pero de distinta madre.
Teníamos un gimnasio de boxeo, mi padre y mis hermanos eran los encargados de administrarlo, y yo me encargaba de la casa.
—Mamá era la llevaba las cuentas de la casa y el gimnasio, era muy buena administradora, pero al morir, mi papá no fue muy bueno, tampoco lo fue Max y mucho menos yo.
Nain consideraba a mi madre como suya también, ya que ella los crió desde pequeños. Y lo que decía era cierto, nuestra madre era la que se encargaba del dinero.
Pero nunca pensé que las cosas estarían tan malas.
—Tenemos que hacer algo.
—Lo sé, el gimnasio está cada vez peor. Max y yo hemos decidido buscar trabajo.
—Yo también puedo hacerlo. —Intervine.
—Ja, ja, ja. Tú ¿buscando trabajo? Hermanita tienes el peor carácter que conozco, no tardarás en ningún lugar. No soportas que nadie te dé órdenes. Olvida esa idea.
—Estás equivocado hermano, en cualquier momento puedo convertirme en una mujer obediente, respetar las reglas y…
—Ya quedó ver eso. —exclamó Max desde la puerta.
—¡Tú no te metas! —espeté
—April, eres una chica insoportable. En serio siento lástima por el hombre que un día te propondrá matrimonio.
—Max deja de molestar a April. —reprochó Nain.
—Déjalo Nain, el pobre me tiene envidia. Al menos yo me casaré algún día, pero él, ni siquiera es capaz de superar a su exnovia, terminará solo y gruñon.
—¡Cállate!
—¡Tú no me vas a darme órdenes! —grité
—¡Basta los dos! —gritó Nain—. Ya no son niños, estamos en problemas. Tenemos que arreglar estas cuentas con el banco, antes de que nuestro padre se entere de la verdad. Haremos lo siguiente: los dos van a buscar trabajo. No me importa lo que tengan que hacer, pero a final del mes tienen que traer dinero para pagar esta deuda. Yo me encargaré del gimnasio. —Sentenció Nain. Saliendo de la sala.
—¡Eres un imbécil Max! —escupí.
— Te apuesto que a finales del mes no eres capaz de traer ni un solo dólar a esta casa.
—No me subestimes hermano, soy capaz de hacer lo que sea con tal de traer dinero y ayudar a mi padre.
—Además de gruñona, eres fea. Ni siquiera en el bar de la esquina te aceptarían como bailarina. —Se burló.
—Vas a morderte la lengua, cuando traiga más dinero a esta casa.
—Ya lo quiero ver hermanita. Cuando tu traigas mas dinero a esta casa que yo, te daré mi habitación.
Su habitación era la mejor de la casa, la sorteamos en un enfrentamiento de vencidas y como era obvio el me ganó, pero ahora tenía la oportunidad de ganarla.
Extendí mi mano —Trato hecho hermano. Yo que tú, empezaba a preparar mis maletas.
No era una mujer que se daba por vencida tan fácil. Iba a conseguir ese trabajo e iba a ganarle la apuesta a Max.
Pero más que la apuesta, hacía esto por mi padre y mi familia. El gimnasio era algo que fue importante para mi madre y no iba a permitir que lo perdiéramos.
Muy bien mundo, prepárense que April Fierro no va a descansar hasta conseguir el empleo perfecto. Yo era una luchadora por naturaleza e iba a noquear a todo obstáculo que se me pusiera al frente.
(…)
—¡Es un viejo amargado! Cualquier ogro a su lado es una ternura.
—Adivina, ¿qué pasará April?
—¡¿Qué?!
—¡Estás despedida!