—Quiero que sea mi novia en alquiler.
Casi me atoro con mi saliva al escuchar esa loca propuesta. Miré a los lados, estaba despejado. Me levanté de prisa y empecé a caminar. Tenía que alejarme lo más pronto posible, no me importaba si perdía mi móvil.
—¡April, espera! —Escuché a Brenan detrás de mí. Me estaba siguiendo.
Acelere mis pasos. Vi un callejón y decidí esconderme en ese lugar. Vi como Brenan pasaba de largo tratando de hallarme.
¿Una novia en alquiler? Eso era una locura.
—Hola bonita. —me giré y vi a un estupido con con un cuchillo en la mano. —Vas a darme tu dinero, móvil y joyas de valor.
—Y si no lo hago ¿Qué pasará?
—Voy a enterrar este cuchillo en tu lindo cuerpecito sexi.
Este tipo no sabía con quién se estaba metiendo. Empuñé mis manos listos para golpearlo y dejarlo inconsciente.
—No tienes idea con quien te estas metiendo, te vas a arrepentir.
Cuando iba a lanzar mi puño vi como el tipo caía al suelo. —¡Corre April! Yo voy a detenerlo.
—¿Qué?
—April, corre.
—Yo sé defenderme, Brenan no necesito de nadie, además creo que es más seguro estar con el ladrón que contigo.
—¿Hablas enserio? —inquirió
—¡Cállense los dos y denme sus pertenencias! —Exigió el ladrón con el cuchillo en la mano. Me acerqué y lancé una patada directo a su mano, lo que provocó que soltara el cuchillo al suelo. Aproveché su distracción y lo tomé por una mano, lo tiré al suelo y presioné su cuello con mi rodilla.
—Te dije que te estabas metiendo con la persona equivocada.
—¡Suel-ta-me —suplicó desde el suelo.
—April, vas a matar al hombre.
—Es un ladrón, merece ir a la cárcel.
—Ya no lo haré… te lo juro. —pronunció el ladrón.
—¡April suéltalo!
—No...—De pronto sentí que era levantada del suelo y alejada del ladrón. —Brenan suéltame, ese imbécil se le van a quitar las ganas de seguir robando y atacar a mujeres indefensas.
—¿Indefensas? ¡usted es una loca! —gritó el ladrón.
—Señor váyase, antes de que la suelte y termine de matarlo. —advirtió Brenan.
El ladrón tomó su cuchillo y salió huyendo como perro asustado. —¡Eres un bastardo Brenan, dejaste que se fuera!
—¡No puedes solucionar todo con violencia!.
—¡Me estaba defendiendo!
—¡Pero ibas a matarlo! —gritó. Me crucé de brazos —Vamos a calmarnos y regresar a la cafetería.
—No pienso regresar contigo y menos si insistes con eso de que quieras que sea tu novia. Si no quieres ser el próximo con mi rodilla en tu cuello, me dejarás ir.
—Tenemos que hablar, tú necesitas el dinero y yo una novia, ambos ganamos.
—¿Cómo sabes que necesito dinero?
—Regresemos a la mesa y te explico todo.
Este tipo era un total extraño para mi, pero algo dentro de mí me hacía tenerle una pizca de confianza. Acepté y regresé con él a la cafetería.
—Muy bien Brenan, te escucho. —Dije mientras me sentaba a la mesa.
—Primero, toma tu teléfono. —Lo sacó de su bolsillo y me lo entregó. —Mi número ya está registrado en tú agenda. —¡Era un atrevido! —Se suponía que ayer iba a presentarle a mi familia, mi dichosa novia. Una actriz a la que había contratado para que fingiera ser mi novia, pero tú te cruzaste en mi camino, ahora todos piensan que tú eres mi novia y no puedo desmentir ahora.
—Espera, no entiendo ¿por qué contratar una mujer para que finja ser tu novia y no una verdadera?
—Es un asunto algo complicado.
—¡Oh! Ya entiendo, eres homosexual.
—¿Qué? No, no soy homosexual.
—Pues no encuentro otra razón para que hagas esto, pero no deberías avergonzarte porque estamos en una generación en que tus preferencias sexuales ya no importan.
—¡April! No soy homosexual, créeme soy muy heterosexual.
Pues si no era homosexual tenía que existir otra razón para contratar a alguien hacerse pasar por su novia.
—Lamento decirte que nada de lo que me has dicho me convencerá de hacer esto.
—Se que necesitas el dinero para esto. —Sacó un sobre y me lo entregó. Saqué su contenido y se trataba de otra notificación del banco.
—Esto es un delito, no puedes tomar la correspondencia ajena.
—Estaba tirado en el suelo, lo encontré ayer cuando fui a dejarte a tu casa. —se excusó—Y lamento decirte que no son buenas noticias.
Leí la notificación —¡Son unos desgraciados! Hace un mes recibí que nos darían seis meses y ahora solo dos.
—Yo puedo ayudarte con eso, tengo un amigo en el banco que es gerente y puedo pedirle que te extienda el tiempo necesario para que no pierdan la casa.
—¿Hablas enserio?
—Si, pero tienes que aceptar ser mi novia. Voy a pagarte por esto, no quiero que hagas nada gratis.
Su propuesta era demasiado tentadora, pero no podía creer las palabras de un completo desconocido.
—No, no puedo aceptar tu propuesta.
—¿Por qué?
—Por la simple razón que ni siquiera lo conozco, no quiero despertar al día siguiente en un país desconocido obligando a prostituirme.
—No soy un proxeneta, no quiero sonar desesperado pero en verdad necesito que me ayudes. Si tú lo haces yo lo haré contigo.
—Brenan en verdad no soy una buena novia.
Tenía un récord de malas relaciones, mi carácter fuerte siempre alejaba a los hombres que tenía a mi lado.
—Esto no será algo real, solo necesito que finjas.
Creo que no tenía opción. Aún así me parecía que esto de ser su novia era una completa locura.
—No voy aceptar nada hasta que tenga un documento por escrito en donde el banco extienda el periodo de tiempo de la hipoteca, dos; quiero un contrato para esto que quieres hacer, porque no pienso que me despidas antes de recuperar la casa de mi familia y tres; quiero un trabajo de verdad, no me importa de qué, no puedo estar todo el día en mi casa y ganar dinero, mi familia va a sospechar.
—No tengo ningún inconveniente con ninguna de tus exigencias y si quieres mañana mismo vamos con mi amigo, tú estarás presente y recibirás el documento que quieres.