Una Novia Para Mi Papá

Capítulo 12 ”MI PASADO REGRESA”

Sara, llegó a la playa y comenzó a caminar por el agua, sintiendo cómo las olas se movían a su alrededor. Luego, tomó asiento junto a la arena.
No obstante, ella no se percató de que un hombre desconocido la miraba desde lejos con anhelo. Esperó unos instantes y se aproximó a Sara, desde atrás. Al darse la vuelta, Sara se sintió aterrorizada; sus manos temblaban y sudaban, y su respiración se volvió rápida y entrecortada al intentar hablar; no podía articular las palabras.
Ese hombre, de aproximadamente 45 años, alto, de complexión fuerte, ojos oscuros con un pequeño tatuaje de estrella al lado de su brazo, iba vestido completamente de negro, llevaba un anillo dorado en un dedo y un reloj dorado en la muñeca, con la vista centrada en Sara, le dirigió la palabra.
—No has cambiado en absoluto, continúas siendo la misma chiquita del aula. A pesar de que ahora has cambiado, estás más hermosa—le comentó Maikol con una expresión torcida.
Sara intentó manejar su ira al verlo, sentía el estómago revuelto solo con su presencia, le provocaba repulsión, inhaló profundamente y se expresó.
—Desgraciado, ¿qué haces aquí? No te es suficiente todo el dolor que me causaste—contestó furiosa. Mientras su mano se humedecía a causa del mismo temor.
Maikol se aproximó unos centímetros más a Sara, observándola de pies a cabeza y mordiéndose el labio.
—No te hice nada, tú misma te lo buscaste. Debido a que no quiso ser mi novia—se justificó Maikol, soltando una risa.
Sara inhaló con fuerza, intentando dominar su ansiedad y la impulsiva necesidad de huir, recordó que no era la misma niña de antes, ahora tenía la capacidad de defenderse.
—Idiota, todavía tienes la osadía de negarlo. Me arruinaste la vida, no tienes idea de cuánto te detesto—dijo Sara intentando contener las lágrimas.
—Ten presente que tú, gordita, eres mía, solo a mí me perteneces—aseguró con determinación Maikol, lleno de anhelos se alejó.
Después de que Maikol partió, Sara se sentó en la arena, comenzó a llorar y experimentaba frustración y rabia mientras los recuerdos volvían para atormentarla.
***
Ricardo tomó las llaves del cuarto y salió de la habitación. Al bajar las escaleras abandonó el resort, se fue a buscar a Sara para hablar con ella. Porque quería entender lo que ocurría. Al llegar a la playa, reconoció a Sara por su figura y su hermoso vestido, pero se sorprendió. Al verla en lágrimas
Se acercó a Sara.
—¿Por qué derramas lágrimas, Sara? ¿Qué ocurre, confía en mí?—dijo amablemente mientras le ayudaba a levantarse.
Sara, en este momento no puedo hablar. Ricardo envolvió a Sara en un abrazo, sujetándola de la cintura con su mano, mientras ella lloraba en su pecho.
En ese momento, Ricardo miró sus bellos ojos oscuros y sus suaves labios carnosos y la besó, sin poder dominar sus instintos. Sara, aunque estaba triste con las lágrimas que le bañaban las mejillas, devolvió el beso.
Después Sara se separó de Ricardo.
—Por favor, no me beses de nuevo, esto no es correcto, no podemos y no debemos—le expresó Sara con desdén.
Ricardo, intentó contener su impulso y su enojo, pero optó por pelear por ella porque la quería y por lo que sentía.
—¿Por qué rayos me estás rechazando? Si los dos nos damos un beso. "También lo sentimos," —contestó Ricardo con furia.
—Lo que tenemos no puede ser, porque yo soy tu asistente. Trabajo para ti, es mejor que mantengamos distancia—respondió Sara con tristeza debido a su amor por él.
—No voy a permitir que continúes rechazándome. Porque tú me quieres como yo te quiero, estoy preparado para todo para defender nuestra relación—manifestó mientras tomaba su mano con ternura.
Sara tomó aire profundamente intentando clarificar sus ideas.
Reflexionó en su interior.
"¿Debería darle una oportunidad, tal vez funcione? O me estoy equivocando al aceptarlo."
—Si vas a luchar por nosotros, no olvides un pequeño detalle: trabajamos juntos—dijo Sara.
—No olvides que eres mi secretaria y trabajas para mí, pero encontraré la manera de que estemos juntos, no pienso renunciar a ti —dijo Ricardo mientras se acercaba a Sara, la abrazaba por la cintura y la besaba con más intensidad.
Pocos minutos después, Sara y Ricardo se apartaron por quedarse sin aliento; ambos rieron y estaban preparados para iniciar su romance juntos, sin importar lo que pudiera suceder.
Luego de ese beso, Ricardo y Sara volvieron al resort. Al llegar, Sara ascendió las escaleras hacia su habitación, mientras Ricardo conversaba con una de las recepcionistas, puesto que deseaba preparar una sorpresa para su estimada secretaria, Sara.
—Hola, buenas tardes. Deseo hacer una reserva en el resort para una cena especial; me gustaría que incluyera la mejor comida y una botella de vino para acompañar la cena—solicitó Ricardo.
—Buenas tardes, señor Ricardo, será un placer preparar su cena —le dijo Esmeralda con una sonrisa.
—Gracias, cuando todo esté listo me avisan—se despidió Ricardo.
—Gracias, me avisan cuando todo esté preparado—se despidió Ricardo.
Ricardo subió las escaleras hacia su cuarto; al ingresar, cerró la puerta y su celular sonó, por lo que él respondió.
—¿Hola? Buenos días—mencionó al desabrocharse el saco y colocarlo sobre la cama.
—Jefe, soy Adrián, tengo excelentes novedades para comenzar la venganza—le notificó.
—¿Qué descubriste?—inquirió Ricardo, lleno de ira.
—Nuestro amigo Iñaki Zalazar tiene varios negocios ilegales, lo más asombroso. ¿Conoces por casualidad a una chica llamada Chantal Isabella Zalazar Vargas?—le dijo Adrián, mientras leía el informe.
—¿Qué tipos de actividades ilegales realiza? Si conozco a la chica, es mi asistente; ha estado a mi lado durante años. Ella era la mejor de mi fallecida esposa, Diana—comentó Ricardo con una lágrima en su rostro.
—Tienes toda su inversión en una de las compañías más relevantes. La casa está hipotecada porque tiene una gran deuda; su hija Chantal le está asistiendo con los pagos—le comentó Adrián.
—Agradezco la información. Vamos a hacerle una visita amigable a nuestro querido amigo—dijo Ricardo, cerrando el puño por su enfado.
—Llevaré a mis hombres para que le den una cálida bienvenida con unos golpes suaves—sugirió Adrián.
—No, quiero golpes todavía. Eso puede esperar, no quiero que le haga daño a mi hija Luciana yo sabré cuándo será el momento indicado para la golpiza, solo quiero que le recuerde que debe pagar el dinero tiene hasta el último de este mes para cancelar todo el dinero. —añadió Ricardo, necesito todos los pagos que él debe.
—Perfecto, señor Ricardo haremos como usted mandó—colgó la llamada Adrián.
Ricardo, terminó la llamada. Tomó una ducha caliente se vistió con camisa blanca con pantalón negro y zapatos negros su reloj en su muñeca.
****
Mientras en el resort, se estaba preparando la cena que Ricardo había, solicitado.
La mesa contaba con un mantel rojo y blanco, había flores alrededor de la mesa, las sillas tenían un lazo rojo. La ornamentación consistía en globos rojos y una letra grande de color rosa turquesa.
¿Quieres ser mi novia?
En la entrada había pétalos de rosa en forma de corazón, acompañados por una balada romántica.
Al finalizar de arreglar todo para la cena, la recepcionista. Llamó a Ricardo.
—Señor Ricardo, ya está todo preparado. Muchas felicidades—le expresó Esmeralda con entusiasmo.
—Gracias, señorita—respondió Ricardo antes de finalizar la llamada.
Ricardo salió del cuarto, agarró las llaves de la habitación, se fue a la habitación de Sara y llamó a la puerta.
Sara, al oír el sonido de la puerta, se aproximó y la abrió.
—¿Te pasa algo, Ricardo?—le preguntó Sara al mirarlo.
—Mi amada Sara, llegué para invitarte a una cena en honor a que eres mi novia—afirmó Ricardo, embelesado.
—Una cena que me ha sorprendido, gracias Ricardo—respondió sonrojada Sara.
Ricardo permaneció afuera, mientras Sara se vestía para salir con él.
Sara clausuró la puerta, se dio una ducha breve, revisó en su armario un vestido corto rosa que se ceñía a su cuerpo, con zapatillas grises, onduló su pelo con rizos, y se maquilló los labios y ojos. Tomó la llave del cuarto y su bolso, abrió la puerta; Ricardo, al verla, se enamoró aún más de Sara y la tomó de la mano con ternura. Descendieron por las escaleras.
Ricardo, cogió un pañuelo y le vendó los ojos a Sara. A pesar de que ella no tenía idea de qué iba. Se permitió ser vendida y la condujo por el sendero mientras la sostenía de la mano.
Al llegar al sitio de la cena, la ayudó a acomodarse con mucho cuidado y le retiró la venda de los ojos.
Al observar el hermoso lugar, Sara no pudo evitar que algunas lágrimas se le cayeran.
—Gracias por la linda sorpresa—comentó Sara al besar la mejilla de Ricardo.
—No me des las gracias amor mío, ahora quisiera saber ¿Si aceptas ser mi novia?—le confesó Ricardo, algo nervioso.
Sara, se tomó un instante de calma. Previo a responder.
Reflexiono,
“Confío en que no he cometido un error”
—Sí aceptó ser tu novia, confío en ti—comentó Sara con una pequeña sonrisa.
—Gracias por convertir me en el hombre más feliz—sonrió con felicidad Ricardo.
Luego apareció el mesero con la comida y el vino; los colocó en la mesa. Ricardo abrió el vino, vertió un poco en la copa de Sara y en la suya. Alzó su vaso y pronunció:
—Salud, querida mía—respondió con afecto, mientras tomaba su mano con cariño.
Sara, sonriendo, también alzó su copa.
—Salud, querido Ricardo—dijo cariñosa.
Saludos mis queridos lectores.



#1820 en Novela romántica

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Editado: 05.08.2025

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