A primera hora de la mañana, Ricardo despertó al mirar la fecha en su teléfono.
En ese instante, una mezcla de tristeza y nostalgia lo invadió, pues hoy su pequeña Luciana cumplía seis años. Sin embargo, era la primera vez que su mamá, Diana, no celebraría el cumpleaños con ellos.
La pena lo abrumaba; apenas habían pasado unos días desde su partida y la pérdida se sentía como un vacío insustituible en su vida.
A pesar de la tristeza que lo consumía por la reciente muerte de su esposa, decidió dejar de lado su dolor y organizar una pequeña reunión íntima para festejar el cumpleaños de su hija, en compañía de los familiares más cercanos.
Así que tomó su móvil y llamó a su hermana Beatriz.
—Hola, buen día. Hermana, ¿cómo estás? ¿Cómo se encuentra mi niña Luciana? —preguntó Ricardo, preocupado por su hija.
—Hola, buen día. Hermanito, espero que te encuentres bien. ¿Cuándo piensas regresar? Recuerda que hoy es el cumpleaños de tu hija. Luciana está bien; en este momento se encuentra durmiendo—comentó Beatriz mientras servía un poco de café en la taza.
—Vuelvo hoy, hermana. No olvido que es el cumpleaños de mi hija; te contacto para que me colabores en organizar una pequeña celebración con los familiares más cercanos—solicitó Ricardo, añorando a su pequeña.
—¿Vas a invitar a Chantal a la fiesta de tu niña? O solo quieres que invitamos a mis tíos y algunos primos—pregunto con molestia Beatriz.
—En esta oportunidad, voy a invitar a alguien especial. Sin embargo, la celebración de cumpleaños será distinta, prepararemos una sabrosa parrilla junto al tradicional pastel de cumpleaños —le dijo Ricardo, suspirando al pensar en Sara.
—¿Persona invitada especial? ¿De quién se trata?—preguntó Beatriz con interés.
—No te puedo revelar de quién se trata, pero lo descubrirás más adelante. No te impacientes—responde Ricardo, tratando de contener la risa.
—Está bien, hermano. Te esperaré hasta que llegues—se despidió Beatriz con afecto a su hermano.
Al terminar la llamada, Ricardo se levantó de la cama y se lavó los dientes. A continuación , tomó una ducha caliente y se vistió con una camisa de manga corta de cuadros, pantalones negros y zapatos negros. Peinó su cabello de lado y organizó sus cosas de trabajo dentro del maletín.
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Mientras tanto, en la habitación de Sara, el sonido de la alarma del reloj la despertó. Tras lavarse los dientes y tomar una ducha caliente, eligió una falda ajustada a su cintura y una camisa rosada que dejaba al descubierto sus pequeños cauchos. Se sentía incómoda porque la ropa le quedaba apretada y deseaba bajar de peso para que todo le quedara mejor.
Peinó su cabello marrón oscuro en ondas definidas, aplicó un poco de maquillaje en los ojos y en los labios, y se puso zapatillas negras. Después, organizó su maleta y la colocó en la puerta de la habitación.
Antes de salir, tomó las llaves, su bolso y su celular, y pensó para sí misma:
"Espero que mi relación con Ricardo no me haga sentir equivocada. No quiero sufrir; he sufrido suficiente."
Finalmente, Sara abrió la puerta y salió de la habitación. Ricardo, que había dejado su maleta en la puerta, cargó su maletín en una mano, tomó su teléfono y la llave, y también salió. Al verse, Sara y Ricardo intercambiaron miradas llenas de amor, y no pudo evitar sonrojarse al ver a Ricardo. Él tomó su mano y juntos bajaron las escaleras.
Ricardo dio la llave de la habitación a la recepcionista del resort, agradeciéndole por su atención y el alojamiento.
El botones ascendió a los cuartos, tomó las maletas de Sara y Ricardo las llevó abajo. Al dejar el complejo turístico. Sara y Ricardo, el guardaespalda que lo había acompañado en el jet, lo esperaban afuera en el coche. El botones cargó las maletas hacia el maletero del auto, Ricardo le dio una propina al botones y se fue. El guardaespaldas abrió la puerta del vehículo para que subieran Sara y Ricardo. Posteriormente, subió el escolta y se dirigieron hacia donde se encontraba el Jet.
Durante el recorrido, Ricardo no podía dejar de reflexionar sobre lo hermosa que es Sara, apreciando su lindo cuerpo y el deseo que le provocaba, aunque optó por esperar a que ella estuviera preparada para entregarse a él. No deseaba forzarla, puesto que era consciente de que había vivido situaciones que la afectaron y le causaron dolor; él no quería lastimarla.
Pocos minutos después, arribaron al lugar donde estaba el jet privado. El guardaespaldas salió del auto, abrió la puerta y Sara y Ricardo se bajaron.
Las puertas del avión se abrieron con las escaleras afuera. Sara y Ricardo se acomodaron en sus asientos, mientras el guardaespaldas sacaba las maletas del maletero, las colocaba en el jet y luego él subía, cerrando las puertas.
El escolta se puso el cinturón de seguridad y encendió los motores del avión. Partieron. Mientras avanzaban por el camino, Sara capturó imágenes con su teléfono del paisaje y de todo lo que tenía alrededor para preservar la memoria del hermoso lugar al que había llegado y se encargó de unirlos.
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En el hogar de Ricardo, su hermana Beatriz inició los preparativos para la celebración de su sobrina Luciana, con la asistencia de los trabajadores.
Iniciaron la limpieza de la casa, mientras ella creaba las tarjetas de cumpleaños para su sobrina. Había tomado un breve curso de manualidades, así que utilizó su conocimiento para diseñar las tarjetas.
Beatriz, primero buscó unas hojas de colores llamativos e hizo varios pergaminos en cada una de ellas de tonos azul rey, rojo oscuro y amarillo.
Segundo anotó un breve mensaje en el pergamino.
“Te invitamos a ser nuestro huésped en un cuento tan antiguo como el tiempo...”
“Ven a celebrar el cumpleaños de Luciana Sofía González Suárez, en una noche de encanto y fantasía."
Al finalizar las tarjetas, Beatriz decoró cada una con un pequeño lazo dorado.
Luego preparó las paletas de colores, azul marino, rojo intenso, y finalmente amarillo.
La colocó en una pequeña copa de cristal junto con unas flores rojas.
Con la asistencia de la empleada, busqué unos pequeños juguetes de candelabros dorados y plateados, los separó en diferentes lugares. Para crear la atmósfera, se perciba más romántica, incorporándole un toque de misterio.
Beatriz, le dio unas tarjetas de cumpleaños a la empleada, para que se encargara de entregarlas a los otros familiares de Ricardo. Dado que se encontraban cerca de donde residía.
Mientras la trabajadora, se fue a entregar las invitaciones. Beatriz buscó diferentes figuras de los juguetes de la Bella y la Bestia.
Reloj (Ding-Dong), Tazas (Chip), Candelabros (Lumiere) y Tetera (Señora Potts). Lo colocó en varios sitios.
Realizó una pequeña entrada de cortinas doradas con letras diminutas.
"Bienvenidos a mi cuento de Hadas
"Donde los protagonistas de este maravilloso cuento somos nosotros”
Adorno la mesa en la que se colocará el pastel de cumpleaños. Con un hermoso mantel dorado con la rosa roja mágica en el centro.
Para finalizar, hago el pastel de cumpleaños adornado con la figura de la bella y la bestia bailando y la rosa mágica alrededor.
La empleada tuvo la responsabilidad de preparar los bocadillos para ofrecer durante la fiesta.
Deliciosos macarrones con salsa, zumo de frutas, mini sándwiches diversos, pequeños wraps, nuggets de pollo en forma de "pata de pollo".
Para añadir algo de diversión a la fiesta organizó varios juegos con distintos premios. La piñata de la Bella y la Bestia que contenía juguetes y dulces personalizados en su interior.
Esparzo un poco de maicena y decoró con telarañas en varios lugares.
Beatriz, se encontraba muy contenta por haber colaborado en la planificación de la fiesta. Para Luciana, su sobrina.
Al concluir, Beatriz le hizo un delicioso desayuno a su sobrina Luciana, como obsequio. Le preparó unas ricas panquecas junto a un omelette de huevo revuelto, miel, y jugo de fresa, con una pequeña corona al lado y la vela de seis años. Se encaminó hacia la habitación de su sobrina y, al pasar, encendió con suavidad la luz del cuarto.
Prendió la vela de cumpleaños y entonó la canción:
—Feliz cumpleaños para ti,
¡Feliz aniversario para ti!
Feliz cumpleaños, princesa Luciana, que tengas un día feliz.
Luciana , despertó y abrió sus pequeños ojos marrones. Al observar el obsequio de su tía Beatriz, las lágrimas salieron de sus ojos y la envolvió en un abrazo. Su tía Beatriz experimentó un nudo en su garganta que le impedía respirar; en ese instante, no sabía qué expresar. La abrazó con ternura y colocó la charola a un costado de la cama. Transcurridos algunos minutos, se expresó:
—No llores, mi hermosa niña. —¿Qué pasa? —le preguntó mientras ponía la corona de cumpleaños en la cabeza de su sobrina.
Luciana, con lágrimas todavía en su rostro.
—Extraño a mi mamá tía . Mi mamá no me quiere—le dijo abrazándola con más fuerza .
Beatriz, inhaló profundamente y secó las lágrimas de su sobrina con un dulce beso en su mejilla.
—Mi querida, tu mamá de verdad te ama. Solo está de viaje. —dijo Beatriz intentando tranquilizarla con sus palabras, aunque era consciente de que no volvería porque falleció.
—Amo a mi mamá—comentó Luciana sollozando.
—No llores, mi dulce corazón. Intenta comer algo en el desayuno, tu mamá te dejó una sorpresa—respondió Beatriz con ternura.
—¿Cuál es la sorpresa, tía?—inquirió Luciana, más tranquila.
—Es una sorpresa realmente agradable. "Primero debes desayunar, después vestirte para poder abrir tu regalo", —dijo Beatriz con una sonrisa cariñosa.
Luciana, cogió la bandeja y disfrutó de su desayuno.
Mientras Luciana concluía su desayuno, Beatriz, cogió su teléfono y envió un mensaje.
Estimados amigos y seres queridos. La celebración de mi sobrina Luciana está inspirada en la bella y la bestia.
Para las chicas llegar con bellos trajes y tiaras.
Para los niños acudir con su vestimenta formal de príncipe y corona.
Luego le mandó un mensaje a su hermano Ricardo.
Hermano, realicé un cambio de planes y no se llevará a cabo la parrilla como mencionaste .
Voy a organizar una fiesta sorpresa para nuestra sobrina. Debes asistir con un atuendo de príncipe, la invitada especial. Debe , asistir con un atuendo de princesa amarillo con su tiara, el tema del cumpleaños es La Bella y la Bestia .