Jonás
Así que Nina, veremos cuánto te tardas en querer ser mi amiga, pensé en voz alta y una leve sonrisa tiro de mis labios, no me gustaba salir con mujeres de su edad, ya que son muy inmaduras, más ella que no aspira a nada en esa vida, necesito a alguien como Katalia Baldí, ella si es una mujer a mi altura.
—Buen día, por favor, que Bethany venga a mi oficina —le pido a mi secretaria al pasar por el lado suyo.
—Sí, señor, enseguida —al entrar comienzo mi día, tenía muchos casos en que trabajar, me había atrasado, pero el trabajo es mi segunda pasión.
—Hola, ¿Qué pasó? —ingresa Beth en mi despacho y le señalo la silla vacía.
—Toma asiento cuñada, te llamé porque creo que es mejor que viajes con Jeremy, él te necesita allá.
—¿Y Dulce? No podemos dejarla sola, además tu madre está también en Rusia.
—Lo sé, pero creo que conveniente que vayas, así el trabajo es más ligero y regresan antes de tiempo.
—¿Tú crees?
—A ver Beth, tómalo como si fuera una luna de miel, otra, pero está en Rusia.
—No lo sé, tengo que hablar con Jeremy, además dejar a Dulce tanto tiempo.
—Estaré yo con ella, si no vas te arrepentirás, si quieres puedo hablar con Jeremy.
—Déjame eso a mí, ahora debo regresar a mi trabajo, tengo mucho que hacer y no olvides la reunión, la pase para dentro de una hora.
—Entendido jefa, pero antes que te vayas, dime ¿estará Katalia?
—Jonás, Katalia ya está en Moscú, no quiere saber nada contigo, mi concejo de amiga es que la olvides.
—Me gustan los retos Beth y ella será mía.
—Mientras eso sucede, trabaja —sonrió y me largo un beso, enseguida se fue y comencé mi día.
Termine mi labor y lleve a Bethany a casa, tenía la esperanza de ver a la bruja de la nueva Babysitter.
—¿Te quedas? —me consulta Beth al verme bajar del auto.
—Sí, quiero ver a Dulce —le mentí.
—Entonces te invito a tomar la merienda con nosotras, le encargué a la cocinera unas cookies de chocolates.
Entre junto con ella y la esperé en la sala, ya que quería ver bajar a la bruja y que al verme se desquicie con mi presencia.
—Buenas tardes, señor Romanov, lo invito a pasar al comedor, la niña Dulce ya lo está esperando.
Me levanté feliz, puesto que tenía pensando ser el dolor de cabeza de la Babysitter.
—Cuando Beth me dijo que estabas aquí tío, baje de inmediato.
—Me alegra saber que te gusta mi compañía, cuéntame ¿Cómo te fue hoy?
—Bien tío.
—¿Y la Babysitter?
—Ella ya se fue.
—¿se fue?, ¿y te dejo sola?
—No, tío, si Esther está conmigo.
—Pero no debió irse —dije un poco enojado.
—¿Quién no debió irse? —consulta Beth al entrar y escuchar nuestra charla.
—Nina, ella se fue luego del almuerzo, es muy linda, sabes, quiero que ella se quede a vivir conmigo Beth —pide Dulce.
—Cariño, Mariana solo está contratada para cuidarte cuatro horas, que es el tiempo que Esther no puede hacerlo, además yo llego dos horas después.
—A ver Beth, estás olvidando que Dulce quiere a la Babysitter cama adentro.
—Dulce cariño, ve a lavarte las manos —le dice para que ella me pueda decir algo que seguro no me va a gustar.
—¿hablaste con Jeremy? — cambié de tema de manera inteligente.
—No te hagas tonto, ¿te gusta la Babysitter?
—¿Qué? ¿Estás loca Beth? Solo veo por Dulce, amo a mi sobrina y lo que ella quiere, se lo daré.
—Perdóname, no quise decir eso, pero por tu postura, pareciera ser así. Y con respecto al pedido de Dulce, no es necesario que la babysitter la cuide 24 horas, los siete días de la semana, es una niña y tiene su vida también, no lo olvides, ni siquiera Esther trabaja todo el día aquí.
Mariana (Nina)
—¿Tienes novio? —me consulta la niña, quien luego de irse su tío me pregunto aquello, no me sorprende que él le dijera que me pregunte eso.
—¡No! ¿Por qué tu pregunta?
—Bueno, mi mami se murió y Bethany ya no está todo el día en casa, no quero que tú también me abandones —en ese momento la teoría del mujeriego se esfumó, lo que ella me dijo me rompió el corazón, entonces me acerque a ella y tome sus manos con las mías.
—No te voy a abandonar y no creo que Bethany se vaya por gusto, lo hace para trabajar, por eso cuando ella no está, vengo yo.
—Eso quiere decir que te veré todos los días.
—Claro que sí.
—¿Y tienes hijos?
—No, tampoco, pero tengo hermanas.
—¿Las podré conocer?
—Sí, cuando pueda le pediré permiso a Bethany para que puedan venir a verte ¿Qué dices?
—Que sí, pero si tú aceptas ser la novia de mi tío.
—¿Qué? —casi se me sale el corazón al oírla decir aquello.
—Sí, mi tío Jonás es muy guapo, como mi papá, pero él está con Bethany.
—No creo que eso suceda, pero que te parece si vamos a hacer galletitas, escuché abajo que Bethany encargo unas cookies de chocolate, si te animas, la sorprendes a la tarde con eso.
—Es una idea genial ¡Vamos! —por suerte sabe de sus preguntas, ella es una niña dulce, como su nombre, y muy buena, cree que su tío en un santo, cuando a lo lejos se le nota lo gato que es.