Prólogo
Gia
Siempre he creído que hay alguien en este mundo que es nuestra alma gemela, esa persona que fue creada especialmente para ti. Y sé que algunos lo ven como una estupidez, incluso yo lo he llegado a creer luego de varias decepciones amorosas, pero cuando soy testigo de cómo otras personas lo encuentran no puedo simplemente descartarlo.
Samantha, mi mejor amiga en el mundo, ha encontrado eso. Su novio, Daniel, y ella se conocieron de una forma tan hermosa y poco creíble que parece de películas. Se chocaron frente al ascensor en el primer día de trabajo de Samantha y ella le tiró el café encima. Se deshizo en disculpas y estaba muy avergonzada, pero él cuenta que solo podía mirarla porque era la mujer más hermosa que alguna vez había conocido. Él dijo que estaba bien, que podía cambiarse en su oficina, y ambos subieron al ascensor mientras se presentaban y ella le contó que era su primer día trabajando allí. Al final resultó que Daniel era su nuevo jefe, cosa que descubrieron unos minutos después, y aunque trataron de mantener las cosas profesionales, un mes después empezaron a salir.
Es una historia digna de documentarse.
Y luego está mi madre, que conoció a mi padrastro cuando era mi maestro de matemáticas en la secundaria y él la llamaba a su despacho con excusas sobre mi rendimiento. Es cierto que soy muy mala en matemáticas, pero no era para que mi madre tuviera que visitar a mi profesor cada dos por tres. Al cabo de unas semanas mi madre me puso un tutor y yo mejoré en la materia, él dejó de llamar a mi madre pero preguntaba por ella cada día, así que al final me compadecí de él y le dije que la invitara a salir. A mi madre le gustaba, no me lo dijo pero yo lo veía en sus ojos cada vez que se encontraban, y di el empujón para que dieran un paso en la dirección correcta.
Llevan diez años casados.
Y como ellos conozco a muchos más, pero creo que puede deberse a mi trabajo. Ser organizadora de bodas trae a tus puertas una cantidad infinita de historias impresionantes de parejas que han luchado para estar allí. Así que, ¿cómo no podría creer en las almas gemelas?
Lamentablemente, para mí no ha sido tan fácil. Cada vez que creo haber encontrado al amor de mi vida, ocurre algo que estropea todo, ya sea que el hombre en cuestión en realidad es un mentiroso o que él descubre que yo no soy lo que esperaba.
Bastante triste.
¿Me voy a dar por vencida? Por supuesto que no. Hay alguien para mí ahí, en algún lado, y voy a encontrarlo cuésteme lo que me cueste.