-¿En serio crees que esto vaya a resultar?
Le pregunté a Hernesto cuando llegó a mi lado.
-Creo que después de esto se concentrará en lo que debe hacer.
-¿Por qué dices eso?
-Supongo que ahora se dará cuenta de que no ha superado a Stella como pensaba. Está en juego su dignidad y no creo que quiera ponerla a merced de… bueno, quien sea. Ya verás que en el partido de esta tarde todo va a arreglarse.
-Espero que tengas razón. ¿Cuánto falta para el siguiente partido?
-Alrededor de unas cuatro a cinco horas.
-Bien, ¿me llevas a Help&Accounts?
-¿Cuándo piensas venir en auto?
-Tristemente tendré que hacerlo pronto. Tengo que salir varias veces y no puedo estar todo el tiempo pidiéndote a ti o a mis padres que me lleven.
-Sabes que no me molesta, pero en algún momento será inevitable que esté ocupado y no pueda llevarte.
-Sí, pero como ese día no es hoy, vámonos.
Hernesto y yo siempre discutíamos porque él no entendía en qué se suponía que yo gastaba mi dinero, era tipo: “tienes auto, ¿no gastas en combustible?” y él sabía que tenía cosas pero yo nunca las usaba.
Si se preguntan si no llegaremos a tener problemas por salir del instituto a media mañana… la respuesta es no, ser yo tiene algunas ventajas.
Tras llegar a la compañía me despedí de Hernesto y subí a mi oficina en el cuarto piso. Mientras llegaba todos los empleados me saludaron, nos llevábamos muy bien y me demoré unos minutos hablando con algunos.
Cuando entré a la oficina mi escritorio estaba casi limpio. Me senté en la silla giratoria y le pedí a mi secretaria por el intercomunicador que llegara para presentarme las tareas del día. Entró cinco minutos después con un Cappuccino en la mano.
-Claire, eres un encanto.- le dije mientras daba un sorbo a mi café.
-Mientras mejor la tratemos más tiempo pasará con nosotros.
-Solo espera a que termine el instituto, entonces me dedicaré casi enteramente a ustedes.
Tras eso empezó a leerme los compromisos pospuestos en semanas anteriores, muchas reuniones atrasadas, nada que pudiera costarnos una fortuna. Le dije que haríamos la reunión con los jefes de departamento ese día. Luego terminaría con algo de papeleo y pasadas dos horas debía avisarme pues debía salir.
Todo sucedió según lo planeado y dos horas después me encontraba frente a la calle llamando a Hank. Hank era algo así como nuestro chofer de emergencias, lo llamábamos en momentos como este, cuando yo no tenía auto.
Contestó dos tonos después y la conversación fue breve, y en diez minutos ya me encontraba camino a Envirohelp.
El recibimiento fue igual y si, también mi secretaria me dio un cappuccino, obviamente no iba a negarme.
Le pedía a Loren que citara a los dirigentes del departamento de marketing y de contabilidad, había un problema que debíamos resolver. Me reuní con ellos de inmediato.
Tras la reunión no recibí datos nuevos, todo eran cosas que ya sabía, pero les pedí que del año anterior hasta el presente día investigaran todos los asientos contables.
Estaba en mi oficina cuando recibí una llamada de Hernesto.
-¿Qué ocurre?
-Imagino que te estás divirtiendo, pero debes estar aquí en menos de una hora para que puedas estar presente durante todo el partido.
-Claro, iré dentro de poco.
Me estaba preparando para salir cuando Loren entró.
-Señorita, un joven quiere verla.
-¿Un joven?
-Dice que su nombre es Jonathan y que no se irá hasta que hable con el presidente de la empresa.
-¿Ya le aclaraste que en realidad es una chica?
-Supuse que querría usar el cambiador de voz y no quise sacarlo de su error al decirle que el presidente era una chica.
-Tienes razón, consígueme el cambiador y dile que pase.
-Pero… él no hizo cita previa y…
-Estaba preparándome para salir, en este momento no estaría aquí, así que no hay diferencia si lo recibo ahora.
-A sus órdenes.
No tenía idea de qué hacía Jonathan aquí, pero no había mejor forma de averiguarlo. Hice que la silla quedara de espaldas a la puerta. Cuando la escuché abrirse y cerrarse hablé con mi voz distorsionada por el aparato.
-Bienvenido, joven, debe disculpar mi indisposición al no poder darle la mano pero espero comprenda. Mi tiempo es limitado, así que por favor sea breve.
-Gracias por recibirme, ¿conoce a una chica llamada Amelia?
Qué te propones Jonathan, me quedé pensando en silencio, pero conseguí seguirle el ritmo.
-Hay una chica llamada así que trata de buscar fondos. ¿Ocurre algo?
-Espero que no sea muy osado de mi parte. Amelia es una persona increíble que se esfuerza en sobremanera por conseguir lograr con las metas que estoy seguro esta compañía le impone y las supera con creces, por ello, quiero solicitar que se le apruebe para realizar un programa de prácticas en su compañía.
-También hemos visto esas cualidades en ella, pero parece que no le ha contado todo.
-¿A qué se refiere?
-Amelia está en periodo de prueba, si no consigue recaudar un millón de dólares para dentro de tres semanas… entonces será despedida.
-Pero eso es injusto, ¿quién…?
-Ya encontrará la manera, si desea ayudarla, adelante. Ahora por favor salga de mi oficina, tengo otros compromisos.
Eso era muy extraño, el repentino interés de Jonathan… o simples alusiones mías. Terminé de preparar todo, recibí un último visistante y bajé para encontrarme con Hank a la entrada. En menos de 15 minutos estábamos de vuelta en el instituto, decidí que me dejara en la entrada ya que no quería caminar.
Recibí un mensaje de Hernesto diciendo que me había guardado un lugar para ver el juego, así que cuando llegué al campo ya tenía un asiento listo en la cuarta fila, podía ver todo desde las alturas.