Una novia por 15,000 dólares

Capítulo 16

      A la salida del instituto me quedé esperando a Amelia, pero no llegó. Ya todos se habían ido y pensé que a lo mejor sus padres habían llegado antes por ella. Todavía no me creía que dijera que era rica.

      Llamé a Hernesto.

      -¿Qué problema necesitas que te resuelva?

      -No siempre te llamo para problemas-le dije un tanto molesto- pero necesito la dirección de la casa de Amelia.

      -¿Por qué? Y ¿por qué no te lo da ella?

      -Porque iremos por un helado y la he estado buscando para preguntarle pero no aparece.

     -Te lo enviaré en un texto.

      -Gracias.

      Estaba encendiendo el auto cuando la dirección llegó y la introduje en el GPS. Curiosamente aparecía un nombre, “Casa Ricks”, extraño. Casi una hora después llegué a dónde el GPS me indicaba y juraba que se equivocaba. La casa era de dos pisos, de fachada gris pero muy elegante. El jardín debía al menos medir 10 metros de la calle a la casa.

      Un poco dudoso me acerqué y toqué el timbre. Dos minutos después llegó una mujer con traje de negocios. Muy elegante, tenía el mismo cabello de Amelia, aunque más corto.

      -¿Puedo ayudarle en algo joven?- su voz era muy amable. Su tono era firme, pero cordial.

      -Estaba buscando la casa de una chica llamada Amelia, pero creo que me he equivocado.

      Miraba los alrededores como si no pudiera creerme lo que veía.

      -No se equivoca, ella vive aquí. Soy Amy, la madre de Amelia.

      -Un placer, mi nombre es Jonathan.

      -Jonathan, así que tú eres el chico a quien mi hija ayuda para superar a su ex tóxica ¿no? Es un verdadero placer. Acompáñame, Amelia está haciendo ejercicio.

      Bien, dato perturbador, la madre de mi “novia” me conocía, que miedo. La casa era aún más hermosa por dentro y no dejaba de maravillarme, sin duda debían tener más mucamas que nosotros. Pero el golpe de gracias fue cuando llegamos al gimnasio.

      Ese lugar era totalmente envidiable, tenía unas maquinas increíbles y solo con estar parado allí ya sentías ganas de ejercitarte. No era nada comparado a lo que teníamos en casa.

      ¿Recuerdan a la Amelia de peluca horrible y ropa extra grande? Pues en la caminadora había una hermosa joven con uno de esos tops para hacer ejercicio y una licra muy ceñida. Creo que se me salía la baba. ¿Quién era esa chica?

      -Si no tienes mucha prisa entonces te aconsejo que la esperes en la sala, hasta que ella termine. Se molesta mucho cuando la interrumpen en sus sesiones. O si es algo que no puede esperar entonces le diré que apague la música y…

      -No- interrumpí a la madre de Amy, no quería que la vista se acabara- puedo esperar.

      -Que bien, acompáñame a la sala entonces.

      Rayos, salí perdiendo. Di un último vistazo a Amelia y seguí a su madre por el pasillo.

      Me llevó hasta el desayunador de la cocina, que tenía en medio una isla y todos los electrodomésticos eran de acero inoxidable.

      -Amelia me dijo que irían por un helado, ¿eso es cierto?

      -Así es, será algo muy sencillo, para guardar las apariencias y eso.

      -¡Querida! ¿Sabes dónde está Amelia? Necesito ayuda con…

      Un hombre con un traje parecido al de su esposa (tiene que ser su esposa) apareció en el pasillo. Tenía el cabello negro y se veía en buen estado físico, tal vez hacía ejercicio, digo, con tremendo equipo quién no lo haría. Se interrumpió cuando me vio.

      -Querido, te presento a Jonathan, el novio de Amelia.

      El señor parecía amable pero en cuanto escuchó esas palabras su mirada se endureció.

      -Escucha chico, mi hija es lo más preciado que tengo, aleja tus manos de ella o mi puño quedará estampado en tu cara. Sé que fingen, pero si mi niña llega con una sola herida emocional o física, desearás jamás haberla conocido, ¿entendido?

      -Si señor.-tragué saliva muy fuerte, estaba espantado.

      -Bien, ya que eso ha quedado claro, mucho gusto, soy Harry, el padre de Amelia.

      -Un placer conocerlo señor.

      A pesar del espanto inicial, me las arreglé para que mi voz sonara fuerte y cuando le di la mano, lo hice con firmeza.

      -Tu voluntad es fuerte muchacho, tal vez si no hubieras conocido a mi hija primero que a mí estarías un paso más cerca de agradarme.

      No sé en qué momento la tensión desapareció y ambos me trataban increíble. Amy se ofreció a preparar algún tipo de postre sencillo pero yo le dije que no hacía falta. Las conversaciones fluían y luego apareció Amelia, aún con los audífonos puestos, ignorando todo a su alrededor y digo todo, porque entró a la cocina y empezó a tomarse un vaso de agua sin reparar en nuestra presencia.

      Creo que me quedé embelesado mirándola porque su padre me empujó el hombro y me dio una mirada severa, aunque después sonrió.

      -Te lo dejaré pasar esta vez porque conozco a los de mi especie.

      Eso fue lo que me dijo y lo entendí muy bien. Entonces Amelia por fin se fijó en nosotros. Nos recorrió a todos con la mirada y luego se quitó los audífonos.

      -Parece que se me ha hecho un poco tarde.

      -Tranquila, ve a ducharte, yo me encargaré de entretener a Jonathan mientras espera.

      Ese era Harry. Supongo que si quería hacerme sentir incómodo, les aseguro que lo consiguió. Me llevó a una sala y me senté a su lado en el sofá. Ojalá y Amelia no se tardara mucho.

      -Entonces, muchacho- empezó a decir- hablemos de tus intenciones para con mi hija.

 




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