Me desperté de golpe y una de las azafatas fue corriendo al instante. Por un momento me sentí un poco desorientada al principio y luego caí en la cuenta de en dónde estaba. Me encontraba en el Jet y frente a mi estaba la familia Hills dormida.
Le pedí a la azafata que me trajera un poco de jugo de naranja. Me quedé viendo a la nada mientras llegaba, o yo creía que era la nada, porque cuando la azafata llegó para entregarme el jugo, me di cuenta que en realidad había estado mirando a Jonathan. Debería dormir más seguido, se veía muy pacífico.
Me terminé el jugo y vi la hora. Debía faltar por lo menos treinta minutos para aterrizar, así que decidí no volver a dormirme. Me quedé hablando con las azafatas, hasta que por los altavoces el piloto nos indicó que nos abrocháramos los cinturones porque ya estábamos cerca de aterrizar.
Le pedí a las dos azafatas que les pusieran los cinturones a los padres de Jonathan para que no tuvieran que despertarse, dos o cinco minutos de sueño son mucho, mientras yo abrochaba el de Jonathan, no por nada especial, pero alguien debía hacerlo.
Cuando estaba terminando de abrocharlo sentí a Jonathan moverse y me quedé quieta. Él bajó una de sus manos y se encontró con las mías.
Empezó a murmurar algo que no entendí, al parecer aún seguía dormido. Así que me puse de pie para ir a mi asiento pero la mano de Jonathan apretó con firmeza una de las mías y cuando me giré me veía extrañado.
-¿Qué pasa?- me pregunta.
-Nada, estamos cerca de aterrizar pero no quería despertarte, vuelve a dormir.
-¿Tú dormirás?
-Ya estamos cerca de aterrizar.
-Bien, entonces yo me siento contigo.
-¿Por qué harías una cosa así?- ya estaba desabrochándose el cinturón y poniéndose de pie- ¿Sabes cuánto tarde abrochando eso?
Por los altavoces volvió a sonar la voz del piloto que nos avisaba que ya estábamos descendiendo y una pequeña turbulencia lo confirmó. Con ese pequeño empujón Jonathan y yo quedamos muy cerca.
-¿Nos quedaremos aquí parados arriesgando nuestras vidas o vamos a sentarnos?
No le respondí, debía ser algo retórico, algo exagerado pero retórico. Nos sentamos entre jaleos y abrochamos los cinturones. El descenso fue corto (depende lo que consideres corto). Cuando finalmente estuvimos sanos y salvos en el suelo, escuchamos las voces de los padres de Jonathan.
Nos bajamos y había un auto esperándonos, llegamos a un hotel que… bueno, ya saben lo que se debe esperar de un hotel elegido por los Hills, es algo más que cinco estrellas.
Yo tenía planeado quedarme en otro lugar, pero después de todo el hotel quedaba cerca de la conferencia y de las oficinas de mi reunión, así que decidí quedarme con ellos (solo compartiríamos el hotel, cada quien en sus habitaciones).
Cuando llegamos el servicio se llevó nuestras maletas mientras nos registrábamos, subimos al ascensor y llegamos al octavo piso (el siguiente era la azotea), cada quién entró a su habitación, que resultaron ser contiguas, según me enteré después, una era para los señores Hills, otra para Jonathan y la última para Joanna que quería pasar tiempo con ellos. No sé qué harían ahora.
En fin, una vez en las habitaciones supongo que todos a dormir.
Dos horas después yo ya estaba lista para la conferencia. Había usado mi traje de negocios entallado, ya saben, ese que hace relucir las curvas a pesar de llevar pantalones de lino y un saco. Decidí llevar el cabello en un apretado moño, así mantendría la… “sofisticación y severidad” del atuendo.
Al salir de la habitación parecía un chiste, ¡todos salimos al mismo tiempo! Como si de una película se tratara. Nos saludamos y bajamos a desayunar. Todo perfecto y luego a la conferencia.
Al llegar yo parecía una estrella de Hollywood, todo el mundo se la pasaba saludándome y enviándome mensajes para entregarlos a mis padres. Estoy segura de que los Hills seguían todos mis movimientos pero no tenía tiempo de fingir ser una don nadie y tratar de pasar desapercibida con ropa extra grande. Era momento de trabajar.
Me la pasé charlando con todos los empresarios e inversionistas que habían asistido mientras los Hills hacían quién sabe qué cosa. Al cabo de unos minutos hablando con los encargados de la conferencia, me pidieron que dijera unas palabras para la sección de la ayuda de organigramas en las empresas. Claramente decliné la invitación lo más amablemente que pude explicándoles que solo había ido para ser una espectadora. Pero entre una cuestión y otra acabaron por convencerme.
Cuando los Hills se ubicaron en sus asientos decidí acompañarlos, ya me había puesto de acuerdo con el encargado de las imágenes y mi presentación ya estaba lista. Decidí contarles a todos que luego de la tercera presentación me tocaría presentarme y los señores Hills parecían muy felices por mí.
Cuando las presentaciones hubieron pasado me presentaron y me puse de pie. Cuando ya estaba arriba del escenario vi que una chica se acercaba y ocupaba el asiento en el que yo estaba. Me di cuenta de que tenía el mismo cabello de Jonathan, aunque más largo, así que seguramente esa sería Joanna.
-Buen día distinguidos señores, espero que por mi edad y experiencia no piensen que lo que tengo para ofrecerles es demasiado poco- comencé a decir- mi nombre es Amelia Ricks, vine en representación de mis padres y al parecer voy a darles una pequeña charla acerca de los organigramas, algo que seguro todos tienes en sus empresas pero no les dan mucha importancia. Hoy voy a hablarles de uno de mis favoritos.
Apreté un botón en uno pequeño control que me habían dado y detrás de mí apareció la imagen de un organigrama. Continué hablando:
-Este es un organigrama mixto, es excelente para usarse en organizaciones con gran número de unidades en la base, como estoy segura son las suyas, además de que combina los organigramas horizontales y verticales, por si son una de esas personas que no se conforman con algo pequeño y esto otorga total comprensión y fácil acceso…