Una novia por 15,000 dólares

Capítulo 20

      Cuando Amelia subió al escenario y empezó a hablar, yo ya no podía quitarle los ojos de encima. Su voz… era algo hipnotizante. Me había quedado tan absorto viéndola que ni siquiera me di cuenta cuando Joanna se sentó conmigo y habría seguido ignorándola (inconscientemente) de no ser porque ella decidió que era tiempo de que le prestara atención.

      -Bueno, parece una chica muy inteligente y consigue que no le quites los ojos de encima. Solo por eso tiene un punto extra, ¿de acuerdo?

      -Yo también te extrañé hermanita.

      Nos dimos un abrazo y continuamos escuchando a Amelia, su participación fue muy breve (comparada con los demás) fue de solo cinco minutos y me habría gustado escucharla por un tiempo un poco más largo. Su voz no sonaba igual cuando estaba a mi lado que cuando estaba en el escenario, que extraño.

      -El traje le queda bien, pero espero que use cosas mejores cuando no esté en asuntos de “trabajo”.

      Joanna estaba criticando a Amelia mientras ella bajaba del escenario en medio de aplausos y saludos. Ojalá y Amelia haya llevado ropa decente para este viaje.

      Cuando llegó hasta nosotros mis padres la felicitaron y luego yo le di un gran abrazo. Luego ella y mi hermana quedaron frente a frente.

      Joanna la miraba con gesto crítico.

      -No me agradas-le dijo- pero tampoco me caes mal.

      -Sé que aún tienes a Stella como tu cuñada y yo no vengo a robarle el puesto que se ha ganado contigo, conque no seamos enemigas por mi estará bien, y luego veremos si podemos tener una relación más estrecha.-Habló Amelia.

      -Jonathan, quiero odiarla, pero es adorable.

      Habló Joanna mirándome con cara que expresaba entre la frustración y la rendición. Yo le sonreí.

      -Tal vez deberían pasar un poco de tiempo juntas, así determinarás si puede agradarte o no.

      -Amelia, ¿te gustaría venir de compras conmigo? Después de todo estamos en Paris y conozco las mejores boutiques.

      -Me encantaría Joanna. Pero la conferencia se acaba a las dos de la tarde y tengo una reunión a la que no puedo faltar a las tres, estoy segura de que en una hora no podríamos comprar.

      -Solo di que no quieres ir de compras conmigo y lo entenderé.

      -De verdad que hoy tengo la agenda ocupada, ¿te parece si vamos mañana?

      -De acuerdo, pero más vale que cumplas.

      Después de eso se marchó no sé a dónde y Amelia me miró extrañada.

      -Bueno -le dije- eso salió mejor de lo que esperaba.

      Volvimos a sentarnos en nuestros lugares y el resto de la conferencia pasó sin incidentes. Mis padres eligieron retirarse una hora antes de que finalizara la conferencia. Yo decidí quedarme con Amelia hasta el final y creo que fue una de las mejores decisiones que pude haber tomado. Me ayudó a conocerla un poco mejor, o más bien a su faceta de negociante.

      Cuando todo terminó muchos empresarios se acercaban a ella. La mayoría para dejarles recados que entregar a sus padres y otros habían quedado asombrados con su presentación de hace rato.

      Ella logró desenvolverse en ese medio como si llevara toda su existencia haciendo lo mismo. Entonces me di cuenta que… tal vez Amelia Ricks, apellido que no sabía hasta ahora, no era una pobretona becada en Richester después de todo.

      Al finalizar volvimos al hotel y cada cual a sus habitaciones. Ella se disculpó por no podernos acompañar en el paseo que haríamos a los campos Elíseos, pero prometió que tan pronto como terminara con su compromiso nos acompañaría.

      Ya eran las siete de la noche cuando habíamos decidido ir a la Torre Eiffel, no para subir, nos quedamos en la base y entonces Joanna quiso expresarse como solo ella sabía hacerlo.

      -Mamá y papá dicen que les agrada Amelia y al parecer a ti también te agrada.

      -Es una chica increíble, ¿qué puedo decir?

      -Dime algo hermano, ¿en serio estás enamorado de ella?

      Iba a contestar pero mi celular sonó en ese momento, salvado por la campana, era Amelia.

      -Hola cariño.- tomé la llamada.

      -¿Cariño?- sonaba muy extrañada, no la culpo.

      -¿Qué necesitas? ¿Qué tal salió tu compromiso?

      -Salió bien, ¿dónde están?

      -Estamos al pie de la Torre Eiffel, ¿cuánto tardarás en venir?

      -Llegaré en menos de cinco minutos.

      -De acuerdo, te estaremos esperando.

      Colgué el celular, pero no tuve tiempo suficiente para volver a guardar el celular sin que mi hermana se diera cuenta de…

      -¡Oh por Dios! ¿Son ustedes dos? ¿En una cita? ¡Mírate! Estás sonriendo. ¡Y la tienes de fondo de pantalla! Jonathan, en serio te gusta esta chica. Jamás vi una foto tuya con Stella en que sonrieras de ese modo.

      -Eso significa… ¿Qué le darás una oportunidad?

      -Ya me agrada, así que oficialmente acaba de reemplazar a Stella en este corazón, igual que como lo hizo con el tuyo.

      Mi hermana podía ser realmente exasperante en algunas ocasiones y cuando se ponía así siempre intentaba cambiar el tema de conversación. Pero no tuve que pensar en nada.

      Amelia se estaba acercando, llevaba el mismo traje con el que había empezado el día pero se había soltado el cabello y se veía increíble. Me quedé viéndola y Joanna se giró para ver el origen de mi atención.

      -Bueno hermanito, si te agrada con esos trajes, espera a que la veas después que la lleve a una boutique, quedará increíble.

       -Joanna no hace falta que le hagas un cambio de imagen, ella está bien así.

      -Mírate, defendiendo a tu chica, me enorgulleces.

      Amelia estaba saludando a mis padres y luego se acercó a nosotros. Un poco dudosa quiso darle la mano a Joanna, pero ella decidió que un abrazo era mejor y así lo hizo. Luego me abrazó a mí, pero al  parecer Joanna no estaba muy feliz con eso.




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