Una novia por 15,000 dólares

Capítulo 30

      Cuando Sophie salió con Amelia yo me giré hacia Hernesto furioso.

      -¡¿Por qué la defienden?! Es una mentirosa. ¡¿Cómo pueden ser amigos de alguien así?!

      -Jonathan toma asiento- me pidió y lo hice- Sophie, Amelia y yo nos conocimos hace cinco años, en esta misma casa. Nuestros padres empezaron a hacer negocios y terminaron por hacerse buenos amigos. Decidieron pasar un fin de semana en este lugar y ver si sus hijos se lo podían pasar tan bien como ellos. Conocimos a Amelia siendo millonaria, la hemos visto levantar empresas por sí sola y es nuestra mejor amiga. Luego Sophie y yo nos enamoramos y Amelia entró a Richester. Continuamos siendo amigos igual que antes pero me pidió que en el instituto mantuviéramos las distancias. Ya sabes que Sophie estudia en otro lugar.

      -¿Y qué?

      -Amelia no miente, bueno, solo cuando es necesario. ¿Alguna vez le preguntaste su nombre? ¿Edad? Amigo, ni siquiera le preguntaste la dirección de su casa. Y te enojas porque ella no quiso ser un libro abierto y contarte todos los pormenores de su vida, eso es ilógico.

      -¿Terminaste con tu sermón?

      -¿Terminaste de criticarla?

      -Touché- me pasé las manos por la cara- tal vez no debí gritarle tan fuerte.

      -¿Tú crees?

      -Ignoraré tu sarcasmo.

      -Vamos con los chicos. Seguro ya nos extrañan.

      Cuando entramos al salón solo pude pronunciar una palabra o dos:

      -¿Qué demo…?

      Todos se encontraban en un círculo con un montón de vasos para tequila llenos de bebidas de varios colores, al parecer jugaríamos un poco, quedaban dos lugares vacíos y me senté al lado de Sophie y Hernesto a mi lado.

      -Bien- habló Julia- como ya estamos todos, empecemos. Las reglas son estas: a cada cual le tocará girar la botella una vez y a quien indique la boca elegirá verdad o reto. Si elige una de las dos pero no le agrada, puede cambiarla y si al cambiarla tampoco le agrada entonces debe tomarse un trago de la bebida que elija. Al final quien menos haya bebido, gana.

       -Entonces- dijo Lara- si la verdad no me gusta puedo elegir reto y si el reto no me gusta debo darme un shot, ¿cierto?

      -Exacto, ¿empezamos?

      La primera en girar la botella fue Amelia, por ser la anfitriona y todo eso. Le tocó preguntarle algo a Berto.

      La ronda continuó hasta que a Stella le tocó darme a elegir y elegí verdad.

      -Jonathan- me dijo- ¿cambiarías a tu novia por un millón de dólares?

      -Eso es fácil- iba a decir que sí pero recordé que se supone éramos muy felices juntos así que…- no.

      Las cosas continuaron hasta que Julia retó a Amelia a algo que creo no le agradó mucho.

      -Bien, Amelia. Te reto a que beses a Jonathan.

      -¿Qué haga qué cosa?

      -Suenas como si fuera un castigo. Es el reto más fácil que se ha puesto en toda la noche.

      Todos miraban a Amelia, ¿qué haría? Yo les diré. Fue la primera en tomar un shot. Ese acto fue incomprendido por todos, excepto por los que habíamos estado en la sala de reunión.

      El problema es que cada vez que alguien le hacía una pregunta esta era: ¿por qué no quieres besar a Jonathan? Ella no respondía, lo que la llevaba a tomar un reto que siempre era: “Te reto a besar a Jonathan” y como aparentemente ella no quería hacerlo, siempre se tomaba un shot. A este paso acabaría borracha en poco tiempo.

      Treinta minutos después de varios tragos por parte de todos, Sophie y Hernesto eran los más sobrios. Solo se habían tomado cinco shots cada uno. Yo estaba un poco mareado, no me imaginaba cómo debía sentirse Amelia, ya arrastraba las palabras.

      Me habían retado varias beses a besarla. Yo no tenía problemas con hacerlo. Pero al pensar que se enojaría decidía tomar un shot. Pero ya estaba en un punto en que si seguía tomando no me iba a sentir muy bien. Ya había más de cinco botellas vacías de cada bebida. Mezclar tanto alcohol no era bueno.

      Era mi turno por vigésima cuarta vez. Y quien me preguntaba era Tim.

      -Oye Jonathan, ¿verdad o reto?- Tim casi se caía de la embriaguez.

      -Verdad.

      -¿Por qué... por qué Amelia no quiere besarte?

      -Entonces reto.

      -Te reto a que… jip… le hagas un chupón en el… jip… cuello a Amelia.

      Miré a Amelia de reojo. Estoy seguro que estaba borracha y ni siquiera había escuchado el reto. Muy pocos ya lo hacían. Miré los shots que tenían enfrente y… yo no quería seguir tomando esas cosas. Así que le pedí a Sophie que se moviera un poco y me acerqué a Amelia poniéndole una mano en la mejilla.

      -No pen… tú no pensarás besarme, ¿ver… verdad?

      ¿Era en serio? Estaba borracha, sus palabras casi no se entendían, caería dormida (o se desmayaría) en cualquier momento y lo único que le preocupaba era que yo pudiera besarla. Genial.

      -No.

      Le moví un poco la cabeza a un lado para dejar su cuello libre y pues… hice lo que tenía que hacer. Su piel aún sabía a mar. Traté de concentrarme en otras cosas que no fueran la suavidad de esa parte de su cuerpo y cuando terminé, debo decir que se veía muy lindo.

      Decidimos hacer la última ronda. Stella, Julia y Tim ya habían caído en… bueno, parecía que habían caído en coma. Amelia cerraba. Le hicieron el mismo reto pero esta vez… esta vez ella no se negó. Se acercó a mí muy lentamente y… y se cayó dormida, eso espero porque estaba muy pacífica para estar desmayada. El alcohol ya había causado un daño extremo.

      Todos salimos para darnos un baño con las indicaciones de Emilia, y ella y Sophie se encargaron de duchar a Amelia y llevarla a su habitación. Cuando salieron decidí escabullirme allí un rato.

      Me senté en la orilla de su cama y se veía realmente pacífica, muy tranquila, y era yo quien perturbaba esa paz. Pero ella me había engañado y ocultado cosas, eso no debía olvidarlo.




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