Sentía que la cabeza me iba a explotar. Escuché unas voces muy lejanas. Decían algo así como: “salga de aquí ahora”. El sol estaba más fuerte que de costumbre, no lo soportaba. Lentamente empecé a sentarme en la cama. Mi cabeza no dejaba de darme punzadas de dolor y me sentí un poco mareada. Cuando abrí los ojos Sophie estaba entrando a la habitación.
-¿Por qué Jonathan acaba de salir de tu habitación?
-¿Qué? ¿Estás drogada? Joder, tengo una jaqueca terrible.
-Se llama resaca, señorita, eso le pasa por beber demasiado. Pronto le subiré un tónico que le curará todos los males.-Emilia estaba saliendo del baño- y en cuanto a lo que dijo Sophie. El joven Jonathan estaba dormido en el sofá cuando entré y…- se quedó viéndome y abrió mucho los ojos- señorita pero que…
Sophie le pidió que se callara.
-¿Qué? ¿Qué tengo?- ninguna me decía nada. Con mucha dificultad me puse de pie y caminé hacia el baño para mirarme en el espejo. Cuando reviso mi cara y mi… cuando veo mi cuello…
-¡¿Qué demonios me pasó?!
Sophie entró con paso lento.
-Recuerdas… ¿recuerdas que anoche jugábamos verdad, reto o shot?
-¿Qué? ¿Y eso que tiene que ver con que mi cuello parezca digno de un cadáver?
-Bueno… a Jonathan lo retaron y…
-¡¿Él me hizo esto?! ¡¿Y tú lo dejaste?!
Mi jaqueca empeoraba cada vez que gritaba pero no importaba, estaba furiosa.
-Bueno, técnicamente tú lo dejaste.
-¡Pero yo no me acuerdo!
-Eso es porque estabas endiabladamente borracha.
-¿Y por qué me dejaste tomar tanto?
-Esas eran las reglas. Tú nunca quisiste cumplir el reto.
-Pues debía ser un reto horrible si tomé tanto.-dije mientras inspeccionaba mi cuello en el espejo.
-El reto era que besaras a Jonathan.
Dejé de hacer lo que estaba haciendo y la miré extrañada. Luego contesté.
-Entonces mi resaca está justificada.
Sophie me miró entre extrañada y divertida.
-¿En serio te besó tan mal en la playa?
Hacía un rato que no pensaba en esa escena. Pero decidí cambiar de tema.
-Lo que no entiendo es cómo me hicieron tres chupetones.
-¿Tres?-Sophie se acercó un poco preocupada, en efecto yo tenía tres chupetones en el cuello en forma de escalera.- yo solo me acuerdo de dos.
-¿Entonces quién hizo el otro?
Ok, de verdad me estaba sintiendo muy incómoda, incluso angustiada, diría yo. Me emborracho por primera vez en mi vida y alguien se aprovecha de mí.
-Estoy segura de que el otro fue Jonathan.
-Lo voy a matar.
Empecé a salir del baño muy furiosa y Sophie me sujetó.
-Es tu novio, ¿te acuerdas? No puedes matarlo.
-Pues haré que se acabe esta mierda.
Emilia llegó y no me querían dejar salir. Me hizo tomar una bebida extraña para que se me quitaran los estragos del alcohol. Sophie me pidió que dejara que la cabeza se me enfriara y pensara mejor las cosas.
Luego de tomar la extraña bebida de Emilia me acosté por unos cinco minutos y decidí darme una ducha muy fría. Pero sentía que el agua no me bastaba. Empezaba a ver motas de colores en los azulejos del baño y cuando me veía, se movían a mi cuerpo. Decidí cerrar la ducha y dar unas cuantas brazadas en la piscina.
Me puse un bikini y salí enseguida. Me di un chapuzón y el agua estaba exquisita. Empecé con unos largos y sentí que todos los dolores desaparecían. Cuando iba en la sexta vuelta veo a alguien acercándose a la piscina, era Jonathan.
Decidí salir para encararlo.
-Estoy lista para escuchar tu explicación- le dije cuando salí de la piscina.
-¿Acerca de qué?
-Acerca de por qué tengo estas cosas en el cuello. Jonathan me miró y sonrió.
-Sí, son de mis mejores trabajos. No olvides los que tienes cerca del ombligo.
No entendí lo que dijo pero instintivamente me miré el abdomen. ¡Tenía dos marcas iguales a las del cuello! Entonces no eran alucinaciones.
-¿Por qué… qué…? ¿Estás loco?- le susurré.
-Ay por favor, no es tan terrible, culpa a las hormonas.
-¡¿Hormonas?! Si estuviera un poco más pálida y cerrara los ojos podría perfectamente hacerme pasar por un cadáver.
-Shhh, guarda silencio.
-¿Quién nos va a oir? En casa solo hay un montón de adolescentes borrachos o con resaca.
-Lo hice por ti.
-¿Por mí? ¿Puedes explicarme esa parte? Porque no recuerdo jamás haberte pedido algo así.
-Me estaban retando a besarte. Tú llevabas todo el juego tomando los shots para evitar besarme y aunque cada vez estuvieras más borracha yo no aceptaba el reto y seguía bebiendo. Pero en un momento ya no pude hacerlo y me retaron a algo diferente y yo… yo acepté.
-Entonces lo hiciste para no besarme.
Él asintió.
-Estoy furiosa contigo y no quiero que me hables.
-Eso será difícil si somos novios.
-Entonces ya no lo seamos y asunto resuelto.
Salí un poco bastante enojada y confundida. Me metí en la casa y subí directo a la habitación para darme un baño y cambiarme. Me estaba empezando a doler la cabeza otra vez. Tal vez nunca se me había pasado.