Una novia por 15,000 dólares

Capítulo 36

      Había algo llamado culpa, algo que tu consciencia obligaba a que te importara. Justo eso pasaba con Amelia y el plan que querían llevar a cabo.

      Hernesto me pidió por última vez que fuera a casa de Amelia porque algo inesperado surgió y él y Sophie se retrasarían. Amelia y yo no habíamos terminado oficialmente y después de todo, éramos amigos, ¿verdad?

      Decidí decirles a mis padres que iría a dormir en casa de Hernesto. Algunos fines de semana lo hacía, así que no les pareció extraño.

      Arreglé una mochila con algo de ropa y lo que necesitara para pasar la noche y salí de la casa a las seis de la tarde.

      Llegué a casa de Amelia a las siete y unos minutos. Cuando ella abrió la puerta se quedó petrificada y por unos segundos ambos nos quedamos callados unos segundos y luego ella habló.

      -¿Qué haces aquí?

      -Somos casi amigos, apoyo moral.

       -Estoy esperando a Sophie y a Hernesto.

      -Lo sé, pero Hernesto me llamó diciendo que se retrasaría. Yo puedo ayudarte a vigilar mientras tanto.

      No me respondió pero abrió más la puerta y se hizo a un lado para dejarme pasar. Una vez dentro caminamos hacia… ¿su oficina? Había computadoras y estantes llenos de libros, además de un escritorio. Cuando llegamos ella se sentó de un lado y yo del otro en el escritorio. Le pregunté por sus padres.

      -No están- dijo mientras tecleaba algo en el ordenador.

      -Eso significa que estamos solos…

      Ella me miró por encima de los lentes.

      -Solo hasta que los chicos lleguen y no tardarán mucho.

      La sala se quedó en silencio. Un silencio incómodo. Si no podía llevarme bien con ella, entonces seguiría siendo hostil.




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