Una novia por 15,000 dólares

Epílogo

      2 años después…

      Stella fue enviada a una correccional por un año y luego fue encarcelada por 10 años después de haber sido encontrada culpable de robo, secuestro en tres ocasiones e intento de homicidio.

      Joseph fue condenado a cinco años de cárcel por complicidad.

      Julián y Roger, haciendo un trato con la policía local, fueron liberados tras haberse encontrado inocentes de robo y haber demostrado que estuvieron hipnotizados al momento de ejecutar sus malas acciones y demostrar su colaboración en el encarcelamiento de los culpables.

      Joanna está sigue en París y tras conocer toda la historia no deja de llamar a Amelia para contarle lo feliz que está con que sea su cuñada y que quiere que la visite pronto.

       Hernesto y Sophie siguen siendo los mejores amigos de Amelia, pero ahora ya no se meten en su relación con Jonathan.

      En cuanto a Jonathan y Amelia…

      Eran las siete de la noche. Environhelp había cerrado hacía una hora, pero Amelia seguía trabajando sin descanso. Escuchó unos pequeños golpes en la puerta y una cabeza se asomó por ella.

      -Jonathan, ¿qué haces aquí?

      -Pues, cuando le pides a tu novia que se reúnan a las cinco de la tarde y han pasado dos horas y no aparece, te desesperas.

      -Santo cielo. No sabía que el tiempo estaba pasando tan rápido.

      -Está bien.

      Jonathan entró con una canasta de picnic y le dio un pequeño beso a Amelia cuando se acercó. Sacó una manta de la cesta y la tendió en el suelo. Sacó una serie de postres y los colocó en el centro de la manta. Al final sacó velas y las encendió, también una botella de Champagne, mientras Amelia permanecía sentada observándolo..

      -Listo. ¿Vienes?

      Jonathan tendió la mano y Amelia salió de detrás de su escritorio para ir a su encuentro.

      -¿Por qué hiciste esto?- le preguntó mientras lo abrazaba.

      -¿Es broma? De alguna manera debíamos celebrar nuestro segundo aniversario. Dos años tolerándonos es algo que se debe celebrar.

      -Ya no siento que te estoy tolerando. Resulta que no eres tan insoportable como creí en un principio. Creo que somos felices y hemos aprendido a compartir esa felicidad con el otro. Pero, ¿por qué trajiste todo esto aquí? Y mi ropa no es…

      -¿Desde cuándo te preocupa llevar puesta la ropa de trabajo? Sabes que me gustas con lo que sea que lleves puesto, incluso tus camisetas gigantes. Lo traje todo aquí porque… ¿qué mejor lugar para celebrar que ese en el que me di cuenta que me había enamorado?

      -¿Fue aquí?

      -En un principio no lo entendí. Pero luego pensé: “¿Quién se mete a recibir una bala solo porque sí?”. Pero ya no hablemos de eso- dijo dándole un beso en la frente, apagando la luz de la oficina y poniendo una canción en su celular-, bailemos.

      -Pero es lluvia.

     -Para ti es más que eso.

      Así, en medio de la oficina, empezaron un vals al ritmo de la lluvia y a la luz de las velas.




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