El cuerpo de Wu Ji yacía en una cómoda cama, aunque su rostro medio quemado no mostraba ningún tipo de consuelo. El fuego le había quemado parcialmente la cara, sin piedad. Sus labios apenas parecían labios, y un solo vistazo dejaba claro que uno de sus ojos estaba ciego, destruido por el calor. Así mismo, una de sus orejas también se había quemado. Ahora, en lugar de su apariencia anteriormente atractiva, parecía más bien un cadáver. Sin embargo, esto no detuvo a la madre de Wu Ji, que le acarició suavemente el rostro.
Mo Wen estaba arrodillado en el suelo, con una mirada resolutiva, al lado de Wu Ji. El señor de la ciudad, es decir, el padre de la señorita Lan, estaba también allí con una expresión fea en la cara. En cuanto a la señorita Lan, estaba pálida, y había un rastro de sangre que goteaba desde el costado de su boca.
—Lo siento. Es todo lo que puedo hacer —dijo la señorita Lan a la madre de Wu Ji con expresión de arrepentimiento.
La madre de Wu Ji tardó unos minutos en encontrar las palabras.
—¿Morirá?
—Mi hija ha hecho todo lo que ha podido, es un talento de tres estrellas, y su tercera bendición es VIDA. Pero, desafortunadamente, su reino no es lo suficientemente alto y la bendición VIDA es demasiado difícil de conseguir. Tal vez, si su reino fuera más alto… Pero es una desgracia que haya pasado esto…
El señor de la ciudad sintió un eterno arrepentimiento. No sabía cómo consolar a la madre de Wu Ji.
Y es que, el padre de Wu Ji había sido su benefactor. Años atrás, el orgulloso soldado había pasado un infierno para salvar a la señorita Lan de un monstruo de alto nivel. Si no hubiera sido por él, la bestia se habría comido viva a su hija. En realidad, esa era una de las razones por las que Wu Ji no había necesitado trabajar. Su madre era la secretaria del señor de la ciudad, y por eso, la familia Wu no necesitaba trabajar mucho para sobrevivir y tener algunos lujos básicos.
Al comprender las palabras del señor de la ciudad, las lágrimas empezaron a caer desde los ojos de la madre de Wu Ji. Este era un imperio bajo, y el talento más alto que habían tenido era uno de cuatro estrellas. Además, eso había sido hace siglos. Que la señorita Lan, un talento de tres estrellas con la bendición VIDA, estuviera ayudando a su hijo, ya era un milagro en sí mismo.
Ni en sus peores sueños, el señor de la ciudad hubiera pensado que el candidato número uno para casarse con su hija terminaría casi matando a un mortal en el torneo. Mo Wen era realmente el participante más fuerte, el que tenía más probabilidades de ganar. Ahora, sin embargo, su mente estaba en crisis. Hacía unos años, mientras viajaba con su maestro, había visto a la señorita Lan y se había enamorado de ella. Así que hoy, había venido a mostrar sus poderes frente a su futura esposa. Y de esta forma, le demostraría al mundo lo poderoso y genial que era, y cuánto se la merecía como compañera. No obstante, ¿qué había hecho en lugar de eso? Había lisiado a un mortal en la primera ronda y casi lo había matado. ¡Demonios, si el mortal aún podía morirse! Su fuerza vital se iba disipando a cada minuto que pasaba.
La mente de Mo Wen era un desastre: para él, matar a un mortal era algo que podías hacer si te había hecho algo que lo mereciera. No le importaba matar gente. De hecho, a pocos en este mundo les importaba, ya que la muerte era, simplemente, demasiado común. Pero las personas justas necesitaban una razón, y una buena. De lo contrario, no podrían tener paz mental.
Con el paso del tiempo, los que estaban en la habitación sintieron que algo no iba bien con Mo Wen. Al mirarlo más de cerca, tenía los ojos inyectados en sangre. Parecían los de una bestia loca y, de hecho, de repente se cortó con su propia espada.
Mo Wen había derramado sangre otra vez; la suya.
—Yo, Mo Wen, juro por los cielos seguir al hermano Wu Ji en la vida y la muerte. Si el hermano Wu Ji muere, yo, Mo Wen, lo seguiré hasta la muerte. Si no cumplo mi juramento, que mi alma se disipe y nunca más renazca —. Los cielos temblaron como si estuvieran de acuerdo con el juramento de Mo Wen.
La señorita Lan, el señor de la ciudad y la madre de Wu Ji miraron atónitos la figura de Mo Wen. No solo había hecho un juramento extremadamente cruel, si se tenía en cuenta la condición en la que estaba Wu Ji, sino que ese corte le había destruido la cara. La mitad de los labios, el ojo izquierdo e incluso una de sus orejas habían sido víctimas del corte. Ahora, la cara de Mo Wen se parecía a la de Wu Ji.
De repente, los cielos volvieron a temblar. ¡Alguien estaba siendo bendecido! Todos miraron a Mo Wen, y un escalofrío recorrió sus cuerpos.
Mo Wen se había convertido en un talento de cuatro estrellas y había encontrado un camino estelar, lo que le permitía vincularse con otra estrella y obtener su cuarta bendición: bendición LOCURA.
Entonces, todos lo entendieron. Esa resolución, esos ojos locos que tenía Mo Wen en aquel momento. Wu Ji fue la razón por la que un talento de cuatro estrellas, finalmente, había nacido de nuevo en este imperio bajo. Pero, por supuesto, si Wu Ji moría, Mo Wen también sería víctima.
El señor de la ciudad sacudió la cabeza. ¿Era este su destino? Al fin un talento había nacido en este imperio bajo, uno que podría ayudar al imperio a crecer. Era una oportunidad para escapar de la constante opresión a la que se enfrentaban. Siempre eran carne de cañón en las guerras, y su población era la que siempre sufría. Siempre tenían que enviar a sus jóvenes soldados y a sus cultivadores a morir frente a los monstruos. ¡No estaba dispuesto!