Una Nueva Princesa

Capítulo 2. Pequeña Inútil

Recuerdo que mi madre siempre me decía que yo sería feliz si en mi próxima vida renaciera como una roca, te tengo una mala noticia madre, eso es ¡una gran mentira!, no puedo moverme es demasiado desesperante, pensé que por ser un bebé todo sería más sencillo, y hasta cierto forma lo es, pero todo funcionaría mejor si también tuviera la mentalidad de un bebé.

Si no mal recuerdo los bebés ni siquiera son conscientes de su propia existencia, por lo tanto no pueden aburrirse, ellos sólo duermen sin preocuparse de lo que está a su alrededor, duermen y duermen. El problema no es que sea un bebé, el verdadero problema es mi propia conciencia adulta, al ser consciente de todo me es una tortura el tener que estar tanto tiempo quieta, impotente e inútil. 

¿Cuánto tiempo llevó mirando este mismo techo? Si mis cálculos no me fallan han pasado tres días desde que abrí los ojos, lo único que puedo decir con exactitud es que estamos en invierno, puedo sentir el frío calandose entre las cobijas que me tapan. 

Esto es una tortura, si tan solo pudiera gatear, no, si tan solo pudiera mover mi cabeza y que esta no cayera como peso muerto, eso sería fantástico.

Pero a parte de ser menos útil que una roca he logrado hacer un pequeños avances, realmente no es mucho pero es lo mejor que pude lograr.

Hay varias cosas que he logrado aprender. 

El primero y el más importante mi nombre es Clarissa y soy una princesa, el rey no tiene el más mínimo interés en mí y me abandono en este castillo, desde que nací él no ha venido ha visitarme ni una sola vez. 

También pude escuchar que el castillo en el que estoy viviendo en realidad es el lugar de hospedaje de todas las hermanas, mucamas y criadas del palacio Real y lo llaman castillo Esmeralda. Por lo que sé, no podré salir de este lugar hasta que cumpla 18 años tengo un largo camino que recorrer.

Actualmente solo tres personas tienen permitido verme y cuidarme; la primera es Helena, ella es aquella mujer de dulce voz que conocí al despertar por primera vez, realmente quiero a Helena, ella enserio me cuida, si no fuera por ella ya me hubiera vuelto loca, todos los días viene a hablarme, no sé si sea consciente de que si fuera un bebé normal no le entendería nada, sin embargo, lo agradezco, gracias a sus constantes visitas y pláticas esta vida de bebé no ha sido tan mala como creía que sería.

La siguiente persona es Nella, ella es la mujer que acompañaba a Helena la primera vez que abrí mis ojos y entré a esta nueva vida, no me agrada tanto, no la odio pero no es como Helena, según lo que pude escuchar Helena es la hermana superior de este palacio y aún así Nella se la pasa diciéndole lo que debe o no debe de hacer, soy un bebé y no puedo hacer casi nada y aun así ella se las arregla para mantenerme completamente quieta, si quiero mover mi cabeza, Nella llega a detenerme, si quiero mover mis pies, Nella llega a detenerlos y básicamente a amarrarme como un cerdo. Aun así parece preocuparse mucho por mí, así que no la odio. 

Y por último esta Seema, ella es... Mhmmmm ¿cómo decirlo? ¿Rara?
Ella al igual que Nella y Helena me cuida, me da de comer, me cambia el pañal y me viste, sin embargo, su prioridad es otra y es hacerme reír y jugar conmigo, tal parece ella es mi bufón personal, uno que no causa ninguna gracia, pero al menos hace su mejor esfuerzo. Pobre de ella, realmente cree que por hacer caras ridículas frente a mi me harán reír, pero no la puedo culpar ya que a sus ojos solo soy un bebé, ademas parece gustarle así que la mantendré de esa manera durante un tiempo.

Hay más personas en el castillo, las he oído pasar y hablar pero solo Helena, Nella y Seema, son las que me han cuidado hasta ahora y parece que será así hasta que pueda valerme por mi misma. 

Por ahora mi principal objetivo ha sido reunir tanta información como me sea posible, no puedo moverme pero mi oído es muy agudo, a veces puedo oír lo que las demás hermanas dicen cuando chismean fuera de mi habitación, por lo que pude escuchar, el rey no le interesó el que yo haya nacido, por alguna razón él no parece quererme como su hija. 

También han hablado de mi madre, pero no he podido escuchar lo que dicen de ella, por alguna razón siempre que van a empezar a hablar de mi madre bajan sus voces hasta convertirse en solo susurros inaudibles, lo único que sé de ella es que murió a la hora de darme a luz y fue ella quien me dio mi nombre, hay muchas cosas que todavía no comprendo, pero lo haré eventualmente, mientras este atrapada en este cuerpo inútil no podré hacer nada más que escuchar chismes de dudosa procedencia.

Escuche las voces de Helena y Nella acercándose a mi habitación. 

—La princesa debe tener hambre a estas horas— pude escuchar a Helena decir. 

—La princesa me ha estado preocupando, los bebés no suelen ser tan calmados, se que no todos son iguales, pero ella es demasiado callada... ¿Será que esta enferma? —

¡Ahg! Lo había olvidado, claro que sería raro tener un bebé que nunca llore, pero es una tarea difícil, simplemente no me salen las lágrimas, tengo muchas ganas de llorar pero simplemente las lágrimas no salen, quiero lamentarme por haber perdido mi vida anterior, tal vez no era la mejor pero tenía a personas que me querían. Aún así no puedo derramar ni una sola lagrima ni por ellos ni por mí, ¿será que en este nuevo cuerpo soy una desalmada?

Tengo que tratar de llorar, si no quiero llamar la atención debo intentarlo.

—Agwahaa-a-a-a Wgwaaa-aa-a-a-a— aquel sonido salido de mi boca pero es el llanto más fingido y feo que jamás he escuchado, aun así no parece que quieran salir mis lágrimas.

—¿La princesa está llorando?— dijo Nella sorprendida

—Wuaa ng wua— debo admitir que mi llanto es horrendo.

—Mi princesa, por favor no llore— Helena me carga y reposa mi cabeza contra su suave pecho y empieza a acaricia mi espalda consolandome —shh, tranquila princesa. Nella prepara la leche, seguramente tiene hambre. 




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