¿una o mil vidas a tu lado?

Capitulo 1

-¡Bryan!- vociferó una molesta Valentina saliendo de la habitación de su hermano - Estuve buscando mis calcetines rojos durante una hora y valiente sorpresa la mía.

-Estaban en mi habitación- Le complemento la oración, sin un ápice de vergüenza por tomar las cosas de su hermana.

-¡Mamá!- volvió a vociferar la joven de veintidós años- Estoy ofuscada y agotada que tu hijo esté tocando mis cosas.

-Madre- en total seriedad y con una tostada a punto de morder enfoco sus ojos en su madre- Son unos simples calcetines, la culpa es de ella por tener a pie grande ahí en sus zapatos.

Por más que su madre intentó disimular, una pequeña risa surco de sus labios.

-¿Es enserio madre?- pregunto aun mas molesta Valentina.

-Ya dejen de pelear me tienen cansada. Tu- apunto al muchacho de veinticuatro- Deja de molestar a tu hermana y usar sus calcetas y tú- Volvió sus ojos hacia su hija menor - Deja el dramatismo y yo me voy.

Tenía mucho enojo en su sistema por lo cual se dio vuelta, agarró su bolso y salió tan rápido como sus cortas piernas se lo permitían. Era una joven de tez pálida, ojos rasgados, labios delgados y cabellos castaños, se podía asegurar que era hermosa y aunque a su alrededor recibía constantes invitaciones de hombres de diferentes edades, clases sociales y apariencia física, en sus ojos y corazón existía una sola persona para ella y letras grandes se plasmaba "Nicolás" Su novio durante los últimos cinco años y con quien en este día cumplían seis, por lo cual su día había empezado fatal cuando tenía cientos de cosas por resolver para llevar a cabo su pequeña sorpresa.

En unas pocas semanas valentina saldría del país para residir en cuba los próximos años y convertirse en la cirujana pediátrica que siempre soñó, por lo cual este día debía poder recordarlo con amor hasta el día donde pudiera volverlo a ver. Desafortunadamente aquel moreno que tanto la enamoro, no podría salir del país y acompañarla, tanto que ni siquiera de la ciudad por factores totalmente ajenos a el amor que con seguridad compartieron, compartían y siempre sentirán.

En su pequeña motocicleta atravesó media ciudad para llegar al centro de cali, la sucursal del cielo como fue apodada hace tantos años, busco el parqueadero más cercano pero seguro y se dirigió al centro comercial donde pudiera encontrar cada cosa de la lista. Un par de personas la saludaron ya que meses atrás hizo turnos en un local para ayudar con el pago de varios pendientes dentro de la familia de su novio y aunque no era obligación quiso ayudar porque simplemente el amor es así, desinteresado, tolerante, comunicativo y sobretodo comprende el dar sin esperar nada a cambio.

Pasando por una tienda de baratijas sus ojos se concentraron en una hermosa caja musical, como si de magia se tratara, sus pies tomaron vida propia y la arrastraron dentro.

No pudo evitar sentir nostalgia aun mas que amor al ver esas dos pequeñas bailarinas encima de la caja, sus dedos se deslizaron sobre ambas figuras y los recuerdos inundaron su mente.




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