SEIS AÑOS Y MEDIO ATRÁS
Una hermosa valentina se encontraba en su cumpleaños número dieciséis, pero como la situación económica estaba algo compleja en su familia luego del fallecimiento de su abuela paterna, decidió ayudar a sus padres en el negocio de comidas rápidas y mejor esperar a cerrar para hacer algo en familia y quizás el fin de semana disfrutar con sus mejores amigas.
Como siempre que ayudaba en el local, atendió gente, limpio mesas y entrego pedidos. Al final de la tarde se sentía exhausta y aún faltaban cuatro horas para cerrar. Se molesto consigo misma ya que el día anterior no había pegado el ojo en casi toda la noche por un documental en Discovery channel sobre una cirugía de separación en siameses, eso era lo que le apasionaba y le calaba hasta los huesos cuando le preguntaban en lo que soñaba para su futuro, no obstante con lo costoso de las universidades siquiera pensar en medicina se hacía lejano por lo cual ya se había dado por vencida en ser médica.
-Mi amor- se acerco su padre por la espalda, apretando con delicadeza sus hombros- Vete a sentar un momento, además te tengo un pequeño detalle de alguien muy especial.
Si algo caracterizaba a esta joven al igual que muchas de su edad es la gran impaciencia que les invade cuando de sorpresa de trata. Con una velocidad mucho mayor a speedy gonzales y flash se sentó en un taburete junto a la barra y cerró los ojos como cuando tenía siete años y al llegar la navidad debían cerrar sus ojos y solo palpando el detalle debía adivinar que era y si atinaba podía elegir al día siguiente donde almorzar o cenar sin excepción alguna.
Su padre posó en sus manos en una caja la cual como cuando era niña inició el recorrido con sus delgados dedos. De insofacto supo que era una caja pero algo se posaba en la parte de arriba, le dio pereza seguir con el juego y abrió sus ojos, tomando por sorpresa la caja que al girar las dos muñecas comenzaba a sonar.
-¡Es.. simplemente- se abalanzó sobre su padre envolviendo sus manos a su cintura- Hermoso. Esa es la palabra y perfecto.
Su padre besó su coronilla y le devolvió el abrazo.
-Me alegra te encantara, pero no fui yo quien te compro este detalle, lo envió semanas atrás Ashlye desde España.
-¿Que?- pregunto desconcertada.
-Fue tu mejor amiga quien lo envió- Apretó sus mejillas y se adentro nuevamente a la cocina.
Ashlye era su mejor amiga de tres generaciones. Sus abuelas maternas, sus madres y ellas, para su desgracia meses atrás la madre de su amiga había fallecido por un derrame cerebral y su padre decidió llevarla a España. Después de su partida, su amiga se encerró en sí misma y poco volvieron a hablar desde su viaje.
Se dedicó a observar cada detalle de la caja musical y tocar hasta el más mínimo pedazo de ella. Al cabo de unos minutos decidió volver a trabajar para alejar los pensamientos tristes que la embargaron con la llegada del detalle..
Alisó su falda y saltó del taburete el cual era un poco alto para ella pero no se fijó en la persona que se acercaba a la barra.
Su cuerpo se estrelló con ese extraño y la caja musical que llevaba en sus manos cayó al suelo rompiéndose en pedazos las dos bailarinas, que minutos atrás tanta nostalgia le había causado.
Quiso enojarse con el extraño, gritarle y decirle cuantas maldiciones pudo imaginar. Se agacho a recoger los pedazos de las muñecas cuando el se agacho para ayudarle.
-No fue mi intención -Dijo aquel joven bastante apenado.
-Ya no importa, acabas de arruinar mis cumpleaños- Soltó con una combinación de rabia y tristeza.
-No fue mi intención, puedo remediarlo- su mano tomó la de ella accidentalmente, en un intento por recoger los pedazos. Todas las alertas se activaron en el cerebro de Valentina y quito su mano con brusquedad cortándola con uno de los trozos esparcidos en el suelo.
-No.. graci..-Sus palabras quedaron suspendidas en el aire al ver su rostro y los hoyuelos que se marcaban sin siquiera elevar la comisura de los labios.
Sus ojos escrutaron su rostro y por unos segundos se perdió en sus ojos oscuros como la noche al igual que yo cabello, los pequeños lunares alrededor de sus ojos, su nariz respingada, quijada cuadrada, labios delgados no tanto como los de ellas y esos hermoso hoyuelos.
-Si me sigues mirando de esta manera, podría quedarme a tu lado una noche por cada estrella del espacio- le dijo con broma pero con aire conquistador.