Una oportunidad

003

THALIA

El sueño me empezaba a ganar, tres horas sentadas escuchando lo mismo de siempre, ya hasta sabia de memoria. No era la primera vez que publicaría un libro, sin en cambio el monologo seguía siendo el mismo, como si fuera una principiante.

El tik tak del reloj cada vez era más tedioso, solo faltaba un mes para la publicación del libro y seguíamos repitiendo todo.

- Creo que dejaremos todo hasta aquí- Al fin la jefa en edición menciono, todos en la sala soltaron un suspiro, al parecer no era la única que se encontraba cansada de esto.

- Gracias a todos por su apoyo- Mencione mientras tomaba mis cosas- Nos vemos la semana que viene

- Thalia puedes darme unos minutos- Me detuvo Alberto-

- Por supuesto – Comente, pero la verdad es que yo deseaba llegar a mi casa, quería dormir

Alberto espero a que todos salieran de la sala, podía ver en su rostro una mirada de tristeza, pero al mismo tiempo de enojo, como si lo que estuviera a punto de decir fuera lo peor del mundo-

- Ya estamos solos- Comente en cuanto la última persona salió de la sala de juntas –

- ¿Dónde estuviste ayer? - Lo mire, acaso el me vio o porque preguntaba tal cosa.

- En casa como siempre –

- ¿Y Marco? – Creo que ahora entendía a donde iba todo esto.

- ¿Por qué lo preguntas? – Me miro y de inmediato bajo su mirada, dándome la espalda.

- Yo… yo… Lía por que no te divorcias -

- ¡¿QUÉ?! – Eso me había sorprendido demasiado, es que acaso él ya se había dado cuenta de toda esta farsa o había descubierto las infidelidades de Marco.

- Lía – Susurro- Eres como una hermana para mí, así que me es difícil decirte esto

- No lo digas entonces – Comente, mi tono de voz era claro, yo sabía perfectamente a lo que se refería.

- ¿Lo sabes? – Se giro y me tomo de los hombros.

- Mi adorado amigo, compañero fiel de aventuras – Le sonreí - Tu lo sabes, mi matrimonio no fue por amor, fue por conveniencia, así que él es libre de hacer lo que quiera

- ¿Qué? – Su mirada lo decía todo, no había necesidad de decir algo más - ¿Estás de acuerdo con esto?

- La verdad no me interesa, siempre y cuando no salga a la luz y me afecte.

- ¡ESTAS LOCA RUIZ! – Grito y salió de la sala, sabía que estaría decepcionado, pero no esperaba que tanto. Esta era la segunda vez que me llamaba por mi apellido.

La primera vez que grito mi apellido, me dejo de hablar un mes y eso fue el día que acepte casarme con Marco. Desde un inicio él se opuso, sin en cambio lo convencí de aceptar mi decisión, aunque fue difícil lo termino aceptando, sin en cambio él había colocado un par de condiciones las cuales dos ya habían sido rotas.

{…}

Hoy era de esos días en los cuales me encontraba perdida en mis pensamientos.

Analizaba lo que había hecho de mi vida y aparentemente no había nada de lo que halagar, a mis 26 años de vida, no había nada. Me había casado con un hombre que no me amaba, estudié una carrera que al final ni siquiera ejercí, todo lo que se suponía que era mío en realidad no lo era.

Ahora que mi vida se estaba acortando, no había nada por lo que presumir. Solo era una escritora que se había hecho famosa por que su esposo es un gran empresario. Sin embargo, eso no me gustaba, vivir bajo el nombre de él.

Era algo lamentable y vergonzoso.

Tenía alrededor de un año, para cambiar la situación y dejar mi nombre en alto, sin en cambio no tenía la seguridad suficiente para hacerlo.

El timbrar de mi celular me saco de mis pensamientos, Marco era la ultima persona que esperaba que me marcara.

- Sucede algo - Respondí con tono frío.

- ¿Qué si sucede algo? – Una risa sarcástica se logro escuchar - ¿En donde estas? Llevo esperándote 20 minutos

- ¿Esperándome? – Pregunte, yo no había acordado verlo.

- ¿Es enserio? Thalia hoy es nuestro aniversario – Una sonrisa de tristeza se coloco en mi rostro – Quedamos en vernos en la Suite Presidencial hoy a las ocho y ya ha pasado la hora. ¿Por qué no puedes poner de tu parte?

- ¿Qué día es hoy? –

- ¡¿Qué?! – La línea quedo en silencio algunos segundos - Yo…

- No digas nada, me imagino que otra junta importante ocurrió – Suspire – Ahora tengo una junta importante, así que…

- ¿Estas diciendo que no vendrás? – Menciono molesto –

- ¿Por qué debería ir? Yo también tengo cosas que hacer y ayer las deje por ti, no puedo hacer lo mismo hoy

- ¿Es enserio? Debiste habérmelo dicho y no hacerme quedar como un idiota esperándote – Solté una carcajada - ¿De qué diablos te ríes?

- Te quejas por 20 minutos, cuando yo espere por mas de dos horas y no solo ayer, si no por cuatro malditos años – Tome aire - ¡ASI QUE DEJAME EN PAZ!

- ¿Lia? – Menciono confundido y como no hacerlo, era la primera vez le gritaba.

- ¡Ahh! Otra cosa, no llegare a dormir – Y sin dejarlo hablar, colgué la llamada. Mi celular sonó dos veces más, pero lo ignore a completo. Ahora lo único que deseaba era la compañía de alguien, poder desahogarme.

En eso pude observar a lo lejos a un joven, intentando cruzar la avenida, el semáforo se encontraba en verde. Quise ignorarlo, pero me fue imposible. Así como Dan me había ayudado un día anterior, quizás yo debía hacer lo mismo.

Camine lo más rápido posible, para evitar alguna tragedia, tome al joven de su chamarra al notar que un auto estaba a pocos metros de él. Sin embargo, no espera que hacer tal acción provocaría que ambos cayéramos.

Eso de querer hacer acciones buenas, no era lo mío.

En vez de ayudar, había empeorado las cosas, me levanté rápido, para ayudar al joven, cuando me di cuenta de que no era cualquiera, era Dan.

Su frente había sufrido un golpe y se encontraba sangrando, al igual que la palma de una de sus manos. Al parecer no servía ni para esto. Había hecho que se lastimara y de igual forma yo había salido herida.




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