-. Ya está firmado – entregó los papeles con las pocas ganas que me quedan, y si al final acepte un matrimonio por contrato que sería solo por el civil y con dos testigos.
-. Te espero mañana a las ocho – escuchar su voz solo me produce amargura y asco ya que fui testigo de varias sesiones de besos con sus incontables amiguitas.
-. Ahí estaré – llegué a mi departamento en donde ya tenía una pequeña maleta con algo de ropa y los productos de higiene personal que necesitaba para mudarme a la casa de aquel hombre.
En el armario está el vestido que usare para mi boda civil un vestido blanco sencillo con un pequeño velo, y un ramo de rosas blancas, me acosté con la mirada perdida en el techo hasta que unos golpes en la puerta me sacan de mis pensamientos,
-. Cristina – mi amiga Luz me abraza - ¿Cómo estás? – me encojo de hombros porque quiero gritar y llorar.
-. Ya no importa – lo olvide soy Cristina Villamayor de 20 años, diseñadora y escritora que debido a una mala inversión me veo en la imperiosa necesidad de casarme con un hombre que quizá en mi adolescencia me gustaba, pero en este punto de mi vida tan solo desearía que no fuera él y fuera cualquier otro.
-. Yo estaré a tu lado – me abraza y me siento libre de dejar salir toda mi tristeza.
-. Al menos voy a poder seguir trabajando y mantener mi departamento – digo después de desfogar y ya estar más tranquila.
-. Lo bueno es que estas a punto de terminar tu libro y eso te ayudara mucho cuando lo publiques quizá hasta puedas pagar la mayor parte de esa deuda.
-. Eso espero – le doy una media sonrisa – mañana estarás ahí ¿verdad?
-. No te voy a dejar enfrentar esto sola.
-. Gracias – le doy un abrazo y vamos a la cocina para preparar algún postre porque es lo que necesito en este momento.
JESÚS SANTIESTEBAN
Llego a mi oficina con una gran sonrisa, logré que ella firmara el contrato y estuviera casada conmigo por un año y medio.
-. Pareces feliz – ese es Elías mi amigo y asistente personal o mano derecha, y de cierta manera socio.
-. Lo logré – levanto el folder y se lo doy.
-. Ella no estaría feliz – él parece preocupado.
-. Eso no importa porque sé que ella se volverá a enamorar de mí y nuestro matrimonio será real – Elías me mira como si me hubiese salido otra cabeza.
-. Te deseo la mejor de las suertes – no entiendo su comentario, pero en este momento poco o nada me importa porque con mi físico y las atenciones que le daré ella caerá rendida a mis pies, porque yo siempre obtengo lo que deseo.
-. No te olvides que mañana tu eres mi testigo – él asiente.
-. No te preocupes ahí estaré – y empezamos con el trabajo, a la hora del almuerzo Elías me salió con que no podía ir conmigo porque ya tenía un compromiso en fin iré solo.
EN SAVAGE
Cristina y Elías se encuentran en el restaurante para almorzar.
-. Hola pequeña - ella le sonríe
-. Hola abuelo – ambos ríen no se dejan más que unos cinco años.
-. Sigo sorprendido que hayas aceptado la propuesta de Jesús – eso hace que ella cambie la expresión de su rostro.
-. No me quedó de otra – ella intenta minimizar la situación – y solo será para el resto del mundo porque pienso mantener el mínimo contacto con él.
-. Soy consciente – él se acerca un poco - pero podías aceptar mi ayuda – ella niega.
-. Sé que desea protegerme por ser mi tío, pero no es justo… - ella suspira – tengo que aprender a valerme por mi misma.
-. Igual de terca que tu madre - ella sonría de manera orgullosa.
-. Eso sabes que es bueno – ambos ríen y almuerzan entre charlas triviales.
-. Bien cualquier cosa sabes que cuentas conmigo – se despide con un gran abrazo y regresa a su trabajo.