Una oportunidad... más

5

Al ver que Jesús iba a su trabajo, Cristina llamó a Luz ya que debían ir a cierto lugar y ni por si acaso se le iba a ocurrir ir sola.

-. ¿Por qué tanto misterio? – Luz estaba a tope de curiosidad.

-. Quiero que vayamos a ver a Blas – la cara de Luz era todo un poema y por más que Cristina deseaba tomarle una foto para poder recordarle lo fea que se veía en ese momento.

-. Estás loca – Luz sabía muy bien de lo que era capaz y a pesar de estar tras las rejas le daba mucho miedo aún.

-. Quiero seguir viviendo – se tomó el pecho con una mano – soy muy joven para morir – Cristina negaba de cierto modo divertida, pero era necesario y a ella tampoco le gustaba ir a ese lugar.

-. Por favor, estoy segura que él tiene información que me puede servir – puso ojos de cachorrito para que su amiga fuese incapaz de negarse.

-. Está bien – soltó con cierto fastidio en su voz, pero te advierto que él no te dirá nada a menos que tú tengas algo que a él le interese o por mucho necesite.

-. Ya lo había pensado – busco en su bolso y saco una pequeña cajita.

-. Eso no parece que lo fuese a convencer – Luz dio su opinión.

-. Confía en mí – Cristina le dio una sonrisa victoriosa – esto es algo que a él le interesa más de lo que está dispuesto a admitir - Luz trago grueso porque si era lo que imaginaba significa que su amiga buscaba uan gran revelación.

Tomaron el auto de Cristina y emprendieron camino a una cárcel de máxima seguridad que sería la vivienda de Blas por lo que le quede de vida, llegaron y el agente los miro entre sorprendido y extrañado porque desde hacía demasiado tiempo Blas no recibía ni siquiera una llamada o para ser más exactos desde que llegó.

-. Señoritas ¿me repiten el nombre por favor? – les había preguntado hasta en 3 ocasiones porque le era demasiado inverosímil. Las hicieron pasar a una especie de sala de interrogatorio lo cual ellas no vieron a mal porque era la primera vez que estaban en esa situación.

Pero lo que ellas no sospechaban eran que el jefe de policía también estaba demasiado intrigado por esa visita y había ordenado que la visita fuera grabada y obvio monitoreada. Las chicas esperaban nerviosas cuando se abrió la puerta dejando ver la enorme figura de un hombre de casi 2 metros de altura, con tatuajes en todos sus brazos, completamente rapado y con una mirada que te hacia desear salir corriendo.

-. Vaya, vaya – dijo con una ligera sonrisa y se sentó delante de ellas

-. Hola – Cristina no estaba segura como empezar la conversación ya que todo su cuerpo estaba en alerta y el miedo estaba por las nubes al ver a ese hombre… aquel que hace 5 años intento mandarla al otro mundo; opero Dios se negó a recogerla y la ayudo a escapar por muy poco

-. No esperaba volverte a ver ya que eres mi único trabajo inconcluso – la voz grave y amenazante del hombre hizo que las piernas de ambas muchachas temblaran

-. Solo quiero información – la sonrisa en el rostro del fulano se ensanchó a más no poder

-. Y que te hace pensar que te la daré – ella busco en su bolso aquella pequeña cajita y la dejo sobre la mesa

-. Esto es lo que tengo para ti – dijo segura abriendo la caja dejando ver un pequeño collar dorado con el dije de una rosa azul.

-. ¿Cómo es posible? – la sorpresa era demasiado palpable ya que los ojos de Blas por poco y no se salen de sus órbitas

-. Digamos que la encontré por casualidad – ella le restó importancia

-. De acuerdo – Luz se sorprendió al ver el cambio en la actitud de Blas – te daré la información que me pidas siempre y cuando esto no sea una treta

-. No me atrevería jamás a engañarte con algo tan valioso para ti – repuso Cristina sin dejar de mirarlo a los ojos

-. Muy bien chiquilla tienes un tarto – Luz parecía que no estaba en la realidad era imposible que aquel monstruo de verdad pudiera hablar como una persona civilizada y lo que es más suavizara su mirada.

-. ¿Por qué no me mataste? – Blas la miró con detenimiento ya que fue directa

-. No me correspondía hacerlo y alguien a quien valoro mucho te estima demasiado para hacerlo – respondió con simpleza

-. ¿Quién ordeno mi muerte? – ella sabía que Blas le debía muchos favores a Jesús e incluso en varias ocasiones su vida

-. Un viejo amargado que me llamo disfrazando la voz y el dinero simplemente me lo depositaba en una cuenta, no llegue a ver su rostro nunca - dijo con cierto enojo

-. ¿Preguntaste el por qué? – el la miró negando con cierta diversión

-. No suelo preguntar mucho en cuanto acepto el trabajo, pero esta vez me dio curiosidad en cuanto escuche tu nombre y él solo dijo que estorbabas para los planes que tenía – Cristina esperaba algunas respuestas más concretas

-. ¿Jesús tuvo algo que ver? – Blas la miró y luego su mano viendo el anillo que Jesús siempre le había mostrado que le pediría matrimonio al amor de su vida que era la mujer delante de él… a pesar de tener caminos distintos su amistad seguía en pie y Jesús lo visitaba una o 2 veces por semana.

-. Por él es que aún respiras y la verdad no me hubiese perdonado si esta vez terminaba el trabajo – Blas estaba feliz de que al menos su amigo estuviera con la mujer que amaba – no sé con quién te has metido niña, pero te daré un consejo que no me has pedido será mejor que te cuides porque esa persona te odio hasta con la última fibra de su ser y no descansara hasta lograr que dejes de respirar

Cristina estaba sorprendida y comprendió que él sabía quien la había mandado a amatar, pero algo lo detenía de poder decirle libremente.

-. Bien – ella lo miro con agradecimiento – sé que tienen a tu familia en la mira – le entregó la cajita – haré lo posible porque ellos estén seguros y entonces vendré por la respuesta que espero

-. Si haces eso tendrás mi lealtad – tomó la caja y se retiró. Blas sabía perfectamente quien quería verla tres metros bajo tierra, pero jamás se perdonaría que su hija muriera por una imprudencia suya prefería estar en la cárcel el tiempo suficiente mientras ella estuviera viviendo bien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.