Cuando ambos llegaron a su casa, se sentían realmente cansados y en su mente miles de suposiciones y recuerdos daban vueltas que no los dejaban tranquilo y de la nada.
-. ¿Qué te sucede? – Jesús no entendía a que se refería y porque lo miraba asustada.
-. ¿A qué te refieres? – de verdad se sentía demasiado confundido.
-. Te está sangrando la nariz – la vio levantarse e ir apresurada algún lugar y tocó su nariz para ver que si había sangre, ella regreso con una toalla en sus manos y se la puso de inmediato.
Ella no podía negar que aún sentía algo por él, pero no podía olvidar las lágrimas y tantas ofensas que sufrió por su causa; para que negar que aún lo amaba y por mas que le doliera no iba a dejar que ese sentimiento salga a flote porque no podía.
-. Gracias – dijo con la voz algo gangosa
-. Sostén la toalla ir a traerte un vaso de agua – ella se levantó de inmediato porque el tenerlo tan cerca hacía que su corazón latiera a mil por hora y quizá su cuerpo podía traicionarla hacer que sus mejillas se sonrojen o empezar a comportarse más cariñosa y ella no quería hacerlo porque debía olvidarlo y devolverle todas las cosas que él le hizo en un pasado que dolía y dolía mucho.
Jesús sabía muy bien que la preocupación y tensión era lo que le había provocado ese repentino sangrado a menos que su enfermedad volviera, pero eso era imposible hace años que entro en remisión y no… no era posible.
-. Toma – Cristina lo saco de sus pensamientos al entregarle el agua, él lo recibió y se la tomó estando feliz porque al menos ella aún estaba a su lado, y en esos momentos no lo miraba con rencor sino con preocupación.
“Quizá ella aún me quiera y no la haya perdido de todo”
-. Será mejor que descanses – ella tomó el vaso y fue a la cocina para tranquilizarse un poco; esta noche sería muy larga porque ella no podría dormir a estar preocupada por él.
Cada quien se fue a su cuarto… cerca de las tres de la mañana ella escuchó como rompían el vidrio de una de las ventanas, se sentó de golpe en su cama y no sabía bien que hacer hasta que abrieron su puerta era Jesús que con señas le decía que guardara silencio.
-. Debes esconderte – ella no comprendía y él impaciente la tomó de la mano y la llevo al baño – quédate aquí y escuches o que escuches no salgas – ella asintió con temor.
Ella escucho golpes, gemidos y uno que otro insulto y amenaza, mientras se abrazaba así misma con miedo a que algo le pasará Jesús, cuando el ruido cesó y pareció volver a la tranquilidad ella salió del baño con cautela y fue a la sala en donde había pocas cosas en pie ya que todo estaba hecho trizas y con la preocupación y adrenalina a mil buscó a Jesús, lo vio en un rincón de la sala con algunos golpes y se tomaba el estómago al acercarse vio que lo habían apuñalado.
-. Jesús – llegó a su lado y sin poder contener sus emociones empezó a llorar – debemos ir al hospital de inmediato – él asintió débilmente y ella con dificultad logró que ambos se pusieran de pie. Mientras salían ella llamo a Frank y este en un santiamén saco el coche para ir a emergencias.
Él ingreso inconsciente y dejando a Cristina y Frank muy preocupados, ella no paraba de llorar y poco había reparado que se encontraba en pijama, hasta que Frank la cubrió con su saco al verla temblar de frío.
-. Por favor llama a la policía e investiga los videos de la casa – Frank asintió – yo te mantendré informado – agrego al ver que miraba las puertas de emergencia – asintió y se retiro
“Esto no me gusta mucho me he acercado demasiado”
Dos horas después los doctores salieron con unas caras de cansancio y algo desanimados.
-. ¿Cómo se encuentra mi esposo? – ella sabía que si no era familiar directo no le darían la información que necesitaba
-. Logramos suturar todas las heridas, pero debido a que perdió mucha sangre sigue inconsciente y se le mantendrá en observación por 48 horas, esperemos que despierte en las primeras 24 de lo contrario pudiera haber daños irreversibles – ella sintió y se sentó porque de lo contario se iba a desmayar de inmediato.
Le escribió un mensaje a Frank resumiendo la situación y siguió la camilla en cuanto la vio salir, su rostro pálido y la máscara de oxígeno hicieron que su corazón se estrujara de tal manera que lloro de nuevo.
Le impidieron entrar en la habitación hasta que lo instalaran y ella se desinfectara para ingresar. Frank llegó poco después con un cambio de ropa para ella.
-. Señorita debería cambiarse – sugirió y ella le dio una media sonrisa – yo le avisare cualquier cosa – ella fue al baño y se colocó lo que él le había traído y agradecía que a pesar de todo el asistente y mejor amigo de Jesús haya pensado en ella.
-. Esto es culpa de esa mujercita – Cristina escucho a su desagradable suegro.
-. Vaya no esperaba verlo aquí – el señor la miro con odio e ira - ¿Cómo se enteró? – esa pregunta lo puso un poco nervioso de inmediato; aunque intento disimular.
-. Es mi hijo – Cristina rio con sarcasmo.
-. Según recuerdo ya habían roto lazos con mi esposo y él se convirtió en un huérfano y más le vale – lo interrumpió al ver que él intentaba decirle algo – que se retire o llamo a la policía – al anciano no le quedo de otra que retirarse.
-. Señora siéntese – Cristina lo miro confundida porque hasta ahora a había llamado señorita.
-. ¿Por qué el cambio? – pregunto con curiosidad.
-. Sé que no debería, pero usted ama a mi jefe porque de lo contrario no lo defendería tanto – ella intento replicar – tranquila no diré nada.
-. Al parecer por más que intento no sentir nada por él, demuestro lo contrario – murmuro, aunque Frank sonrió porque llego a oírlo se tragó todas las palabras que se acumulaban en su pecho para contarle o que de verdad pasó.
UNA HORA DESPUÉS
-. Señora – una enfermera llego a su lado – sígame la llevo a una sala en donde le indico como debía lavarse y le dio la indumentaria que debía ponerse para poder ingresar a la habitación de Jesús, cuando estuvo lista dudo en ingresar y al final lo hizo.