Cristina se levantó en la madrugada ya que sentía como si alguien la observaba al abrir los ojos, vio una sombra a los pies de su cama, ella esperaba que la atacar, sin embargo, está salió corriendo y ella fue detrás; pero la perdió de vista.
“Qué diablos… debí correr más rápido”
Regresó, se cambió y fue al gimnasio para entrenar un rato antes de que la cabeza le explotara y de paso se relajara un poco, necesitaba estar alerta porque ahora las cosas ya no serían tan sencillas, de a poco se va aclarando las mentiras por las que en el pasado sufrí y llore.
Ahora ponía en duda si todas las cosas que vio y la hicieron alejarse de Jesús eran ciertas o simplemente fueron maquinaciones de alguien más. Siempre me habían criticado por mi peso, y con el tiempo lo acepté y al final cuando alguien se mostró tan cariñoso le correspondí y a la menos provocación simplemente me volví a poner esa coraza de la que nunca quise salir.
Ahora que de nuevo construí mi coraza tan alta y tan fuerte como puedo, ya nadie podrá lastimarme, acabé de entrenar me duché y fui por un desayuno ligero.
-. Señora – Frank estaba en la puerta.
-. Buenos días – lo saludo y veo que esta algo tenso.
-. ¿Sucede algo malo? – él niega y supongo que es complicada la convivencia con la persona que le gusta.
-. No – se apresuró a responder - es simplemente que hoy debemos ir a la empresa para revisar algunos contratos.
-. Bien – salieron en el auto que se sentía demasiado tenso, Cristina trono su cuello.
-. Buenos días – saludo Margarita.
-. Buenos días será mejor que hablen ustedes dos, porque de lo contrario se van a morir si no dicen nada – Cristina se bajó del auto y prácticamente corrió a la empresa porque no soportaba esta tensión.
Y toda la mañana estuvo revisando, mandando a rehacer y firmando pila tras pila de documentos, eso la estaba estresando en serio Jesús realizaba todo esto y podía actuar tan relajado eso no era normal al menos no para ella.
-. Le traje el almuerzo – Margarita entró con unos tapers en los que le traía comida.
-. Gracias – colocó a un lado los papeles – espero que hayas traído también para ti.
-. Pero… - ella esperaba ir a comer a su escritorio – yo no…
-. Venga, siéntate – Cristina la miro firme para que no se negara – y comamos de una vez porque si sigo viendo letras tras letras vomitaré.
-. De acuerdo – respondió Margarita cuando pudo parar de reírse.
Y a ella se le hizo agua la boca al ver tallarines con salsa huancaína, y arroz con pollo…. Lo que le encantaba y hace mucho que no lo probaba, el refresco era cebada y venía en una bolsita, lo cual le hizo volver a su recuerdo de secundaria cuando a veces comía en la calle cuando podía.
-. Lo siento – Margarita pensaba que ella se había disgustado.
-. No te preocupes – ella le sonrió – obvio que yo he comido así, solo que me has traído algunos recuerdos.
-. Ah – no sabía que decir.
-. Ya han hablado con Frank – Cristina deseaba ver a la gente de su alrededor feliz – por favor no es bueno guardarse todo.
-. Es que no entiendo – empezó a sonrojarse y agachar la cabeza.
-. No debes bajar la cabeza – ella levanto su mentón – vales oro y eres una gran mujer, en lo poco que te he conocido veo que te esfuerzas al máximo en tu trabajo y en tu casa – puede que no desees hablar conmigo porque soy una extraña, pero a Frank lo conoces desde hace mucho.
-. Él me salvó – se notaba su nerviosismo – y siempre fue bueno conmigo, es un hombre bastante guapo eso no lo niego, pero yo o creo ser lo que él merece, y peor aún con mi pasado…
-. Ok – Cristina lago molesta la detuvo – tú no controlabas lo que te sucedía fueron circunstancias fuera de tus manos, y creo que después de eso has vivido tu vida como lo has deseado, lista para alcanzar tus sueños – tomo un respiro – puedo entender que te sea difícil reconocer lo que sientes; pero yo veo que Frank te gusta – los ojos de Margarita brillaron – aunque debes preguntarte si lo quieres en verdad o solo es agradecimiento lo que sientes por él.
-. Solo sé que mi corazón late a mil por hora cuando estoy cerca de él, si me habla mis piernas tiemblan como gelatina y ni que decir lo segura que me siento a su lado – se notaba lo enamorada que estaba, pero su cerebro se negaba a admitirlo.
-. Es fácil ver lo enamorada que estas, y por lo que veo Frank también; a él le gustas tal y como eres, aunque imagino que no dice nada porque es algunos años mayor – Cristina miro esperando un asentimiento que si llegó – lo importante es que se comuniquen y tengan una relación con confianza así de apoco serán una pareja sólida.
-. Gracias – siguieron comiendo y hablando de cosas sin importancia para aligerar el ambiente.
“Que buena soy dando consejos, que bueno sería si yo también fuera capaz de ponerlos en práctica… creo que a eso le podemos llamar ser hipócrita”
Cuando Margarita se retiró fue Frank quien ingreso y le dedico una mirada llena de amor al chocarse en la puerta.
-. Señora – Cristina lo miró – él señor despertó – el corazón de Cristina empezó a latir con fuerza a tal punto que sentía se le iba a salir del pecho.
-. Vamos – tomo su bolso y salieron lo más rápido posible al hospital.
HOLII, HOLII UNA DISCULPA SINCERA POR NO HABER ESTADO ESCRIBIENDO; PERO NOS LLEGO LA NOTICIA DE QUE UN FAMILIAR CERCANO TIENE LEUCEMIA EN ETAPA TERMIANL SOLO LE HAN DADO 6 MESES Y A PARTE ME ESTAN DANDO UNS MIGRAÑAS TERRIBLES QUE SINCERAMENTE SOLO DESEO DORMIR O TAL VEZ CAMBIAR MI CABEZA PARA QUE YA NO ME DUELA....
UNA VEZ MÁS MIL DISCULPAS