Una oportunidad... más

12

Cristina se levantó en la madrugada ya que sentía como si alguien la observaba al abrir los ojos, vio una sombra a los pies de su cama, ella esperaba que la atacar, sin embargo, está salió corriendo y ella fue detrás; pero la perdió de vista.

Qué diablos… debí correr más rápido

Regresó, se cambió y fue al gimnasio para entrenar un rato antes de que la cabeza le explotara y de paso se relajara un poco, necesitaba estar alerta porque ahora las cosas ya no serían tan sencillas, de a poco se va aclarando las mentiras por las que en el pasado sufrí y llore.

Ahora ponía en duda si todas las cosas que vio y la hicieron alejarse de Jesús eran ciertas o simplemente fueron maquinaciones de alguien más. Siempre me habían criticado por mi peso, y con el tiempo lo acepté y al final cuando alguien se mostró tan cariñoso le correspondí y a la menos provocación simplemente me volví a poner esa coraza de la que nunca quise salir.

Ahora que de nuevo construí mi coraza tan alta y tan fuerte como puedo, ya nadie podrá lastimarme, acabé de entrenar me duché y fui por un desayuno ligero.

-. Señora – Frank estaba en la puerta.

-. Buenos días – lo saludo y veo que esta algo tenso.

-. ¿Sucede algo malo? – él niega y supongo que es complicada la convivencia con la persona que le gusta.

-. No – se apresuró a responder - es simplemente que hoy debemos ir a la empresa para revisar algunos contratos.

-. Bien – salieron en el auto que se sentía demasiado tenso, Cristina trono su cuello.

-. Buenos días – saludo Margarita.

-. Buenos días será mejor que hablen ustedes dos, porque de lo contrario se van a morir si no dicen nada – Cristina se bajó del auto y prácticamente corrió a la empresa porque no soportaba esta tensión.

Y toda la mañana estuvo revisando, mandando a rehacer y firmando pila tras pila de documentos, eso la estaba estresando en serio Jesús realizaba todo esto y podía actuar tan relajado eso no era normal al menos no para ella.

-. Le traje el almuerzo – Margarita entró con unos tapers en los que le traía comida.

-. Gracias – colocó a un lado los papeles – espero que hayas traído también para ti.

-. Pero… - ella esperaba ir a comer a su escritorio – yo no…

-. Venga, siéntate – Cristina la miro firme para que no se negara – y comamos de una vez porque si sigo viendo letras tras letras vomitaré.

-. De acuerdo – respondió Margarita cuando pudo parar de reírse.

Y a ella se le hizo agua la boca al ver tallarines con salsa huancaína, y arroz con pollo…. Lo que le encantaba y hace mucho que no lo probaba, el refresco era cebada y venía en una bolsita, lo cual le hizo volver a su recuerdo de secundaria cuando a veces comía en la calle cuando podía.

-. Lo siento – Margarita pensaba que ella se había disgustado.

-. No te preocupes – ella le sonrió – obvio que yo he comido así, solo que me has traído algunos recuerdos.

-. Ah – no sabía que decir.

-. Ya han hablado con Frank – Cristina deseaba ver a la gente de su alrededor feliz – por favor no es bueno guardarse todo.

-. Es que no entiendo – empezó a sonrojarse y agachar la cabeza.

-. No debes bajar la cabeza – ella levanto su mentón – vales oro y eres una gran mujer, en lo poco que te he conocido veo que te esfuerzas al máximo en tu trabajo y en tu casa – puede que no desees hablar conmigo porque soy una extraña, pero a Frank lo conoces desde hace mucho.

-. Él me salvó – se notaba su nerviosismo – y siempre fue bueno conmigo, es un hombre bastante guapo eso no lo niego, pero yo o creo ser lo que él merece, y peor aún con mi pasado…

-. Ok – Cristina lago molesta la detuvo – tú no controlabas lo que te sucedía fueron circunstancias fuera de tus manos, y creo que después de eso has vivido tu vida como lo has deseado, lista para alcanzar tus sueños – tomo un respiro – puedo entender que te sea difícil reconocer lo que sientes; pero yo veo que Frank te gusta – los ojos de Margarita brillaron – aunque debes preguntarte si lo quieres en verdad o solo es agradecimiento lo que sientes por él.

-. Solo sé que mi corazón late a mil por hora cuando estoy cerca de él, si me habla mis piernas tiemblan como gelatina y ni que decir lo segura que me siento a su lado – se notaba lo enamorada que estaba, pero su cerebro se negaba a admitirlo.

-. Es fácil ver lo enamorada que estas, y por lo que veo Frank también; a él le gustas tal y como eres, aunque imagino que no dice nada porque es algunos años mayor – Cristina miro esperando un asentimiento que si llegó – lo importante es que se comuniquen y tengan una relación con confianza así de apoco serán una pareja sólida.

-. Gracias – siguieron comiendo y hablando de cosas sin importancia para aligerar el ambiente.

Que buena soy dando consejos, que bueno sería si yo también fuera capaz de ponerlos en práctica… creo que a eso le podemos llamar ser hipócrita

Cuando Margarita se retiró fue Frank quien ingreso y le dedico una mirada llena de amor al chocarse en la puerta.

-. Señora – Cristina lo miró – él señor despertó – el corazón de Cristina empezó a latir con fuerza a tal punto que sentía se le iba a salir del pecho.

-. Vamos – tomo su bolso y salieron lo más rápido posible al hospital.

HOLII, HOLII UNA DISCULPA SINCERA POR NO HABER ESTADO ESCRIBIENDO; PERO NOS LLEGO LA NOTICIA DE QUE UN FAMILIAR CERCANO TIENE LEUCEMIA EN ETAPA TERMIANL SOLO LE HAN DADO 6 MESES Y A PARTE ME ESTAN DANDO UNS MIGRAÑAS TERRIBLES QUE SINCERAMENTE SOLO DESEO DORMIR O TAL VEZ CAMBIAR MI CABEZA PARA QUE YA NO ME DUELA....

UNA VEZ MÁS MIL DISCULPAS




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.