Una Pasante en Apuros

Capítulo 10: Un Cumpleaños Olvidado, un Vestido de Ensueño y Palabras Afiladas

El lunes se arrastró con la lentitud de un caracol herido. Mi cumpleaños, que debería haber sido un día especial, se convirtió en una tortura silenciosa. Nadie en la oficina se acordó. La Señora Claudia, que siempre calentaba el ambiente para los cumpleaños de los demás pasantes, me ignoró por completo. "Supongo que soy invisible", pensé, con una punzada de tristeza.
Las horas pasaron, y la decepción se convirtió en una pesada carga. Al final de la jornada, cuando me disponía a marcharme, Julián me esperaba en el vestíbulo con una enorme bolsa en sus manos.
—¡Feliz cumpleaños, Bendecida! —exclamó Julián, con una sonrisa radiante.
Abrí los ojos como platos. "¿Cómo lo supo?", me pregunté.
—Ten —dijo Julián, extendiéndome la bolsa—. Ponte esto, te invito a cenar.
Abrí la bolsa y encontré un vestido de seda color azul noche, con un corte sencillo pero elegante que realzaba la figura. Era precioso, algo que jamás me atrevería a comprar. La tela era suave y brillante, y el diseño era de una elegancia atemporal.
—Julián, esto es... —balbuceé, sin palabras.
—Póntelo, te espero en el coche —dijo Julián, con una sonrisa.
Me cambié en el baño de la oficina, sintiéndome como una princesa de cuento de hadas. El vestido me sentaba como un guante, y la tela suave acariciaba mi piel. Me recogí el cabello castaño en un moño alto, dejando algunos mechones sueltos que enmarcaban mi rostro. Unos pendientes de perlas y un toque de brillo en los labios completaban mi look. Al verme en el espejo, me sentí como una versión mejorada de mí misma.
Julián me esperaba en su deportivo azul eléctrico, y nos dirigimos a un restaurante elegante con luces tenues y música suave. Al entrar, noté que Maximilian e Isabella estaban sentados en una mesa al otro lado del salón. Mi corazón dio un vuelco.
Durante la cena, Julián me contó chistes y anécdotas divertidas, logrando que me relajara un poco. Pero no podía evitar sentir la mirada de Maximilian sobre mí. "Seguro piensa que soy una aprovechada", pensé, sintiendo un nudo en la garganta.
—Te ves hermosa, Bendecida —dijo Julián, interrumpiendo mis pensamientos—. Ese vestido te sienta de maravilla.
—Gracias, Julián —respondí, con una sonrisa tímida—. Nunca había tenido un vestido tan bonito.
—Te mereces lo mejor —dijo Julián, con una mirada que me hizo sonrojar.
En un momento de la noche, me levanté para ir al baño de damas. Al salir, me sobresalté al ver a Maximilian esperándome.
"¿Estará esperando a Isabella?", pensé, tratando de calmar mi corazón acelerado. Le sonreí tímidamente y pasé a su lado, pero él me sujetó del brazo y me pegó a la pared.
Me quedé muda, aspirando el olor de su colonia, perdida en la perfección de sus facciones. Sus ojos oscuros, su cabello negro, su mandíbula cuadrada, sus labios que invitaban a ser besados... todo en él me intimidaba y me atraía al mismo tiempo.
—¿Qué pretendes con mi primo? —preguntó Maximilian, con su voz fría y autoritaria.
—¿Perdón? —balbuceé, sintiendo que mis mejillas se sonrojaban.
—Julián no toma a las mujeres en serio —dijo Maximilian—. Te aconsejo que te alejes de él.
—¿Y usted quién se cree para decirme qué hacer? —respondí, con un tono de desafío que me sorprendió a mí misma—. Julián me invitó a cenar por mi cumpleaños. Nadie se había tomado la molestia de felicitarme, pero él sí.
Vi una expresión extraña en los ojos de Maximilian, una mezcla de sorpresa y algo más que no pude descifrar.
—Feliz cumpleaños, Mirabal —dijo Maximilian, con un tono que sonó casi como una disculpa.
—Gracias —respondí, sintiendo una punzada de confusión.
—Pero no olvides lo que te dije —continuó Maximilian, con su voz fría y autoritaria—. Julián...
—No me interesa lo que tenga que decir sobre Julián —lo interrumpí, sintiendo la rabia crecer en mi interior—. No soy una niña, señor Radcliffe. Sé cuidarme sola.
Me solté de su agarre y lo miré a los ojos.
—Con permiso, señor Radcliffe —dije, y me alejé, sintiendo las lágrimas amenazando con salir.
Maximilian se quedó en su lugar, observando cómo me marchaba, con una expresión que no pude descifrar.



#3547 en Novela romántica

En el texto hay: pasante, amor celos

Editado: 12.04.2025

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