Es curioso pensar que hace un año lo tenía todo, un novio guapo que jugaba americano, que sacaba tiempo para mí, me iba bien en la escuela y aunque como con todos tenía problemas en casa sabía que él estaría para mí en todo momento, aunque todo no era color de rosa creí que el amor superaba todo, me equivoque, ahora tal vez se pregunten por la historia y espero que cuando acabe de contarla responda todas sus dudas.
Era 2022, agosto para ser más específica, acababa de terminar la prepa, no había pasado mucho desde que perdí a los que consideraba mis mejores amigos, pero esa es otra historia, mi autoestima estaba por los suelos cuando lo conocí, había descargado una app para conocer personas, creo que como con todos, necesitaba un poco de aprobación del resto para sentirme mejor.
Él fue el primero en mandar mensaje, un simple hola como en cualquier conversación casual, vi sus fotos antes de responder, en ese momento no me encanto y para ser honesta pensé que era gay, es muy raro que alguien soltero y hetero tenga tan buenas fotos, pero no perdía nada con contestar, al principio fue incomodo como dos personas que se conocen, pero resulta que a ninguno nos llegaban las notificaciones de la app así que empezamos a hablar por whatsapp, hablábamos todo el tiempo, empezó a mandar audios y me enamore de su voz, de su forma de ser, intercambiamos fotos, pero nada sexual como se imaginan, nos contábamos de nuestro día, fue tan fácil enamorarme de él, a mi vista era perfecto y quise arriesgarme a contarle mis sentimientos, no llevábamos más de un par de semanas hablando pero sabía que era él, que era el amor de mi vida, la persona con la que quería compartir, sabía que me quedaba con él o me dolería toda la vida perderlo.