Creí que era un sueño, algo que no quería vivir. Te fuiste sin despedirte, sin darme un beso, de esos que me hacían olvidar de todo aquello que me hacía daño. De esos que lograban vencer mis miedos. Y te busqué, quise alcanzarte, me olvidé de lo que soy, mis ojos cerré y no los quise abrir, solo camine hasta la orilla, se sentía tan vacío… podía sentir ese viento que acariciaba mi cara, pero transmitía algo tas oscuro, que el miedo me abrazaba fuerte hasta no dejarme respirar. Y di ese paso, lo di… Y te vi, estabas ahí, con ese hermoso vestido, con esa mirada tan llena, llena de esperanza, de paz, de humildad, de amor… Yo corrí hasta donde estabas, era lejos pero corrí, era lejos lo sé, lo podía sentir, pero te alcancé. Te abrasé tan fuerte, podía sentir como mi corazón sonreía, y si, sé que tú también sonreías. No quería soltarte, solo quería quedarme con vos, yo no hablaba, no sé porque, solo te miraba. Me llevaste a un hermoso lugar, sí que era hermoso. Un paisaje tan bonito, había una cascada, un árbol también. Me dijiste que ese árbol era muy importante, y que había tardado años para crecer pero que al fin creció… y recuerdo bien tus palabras. Me dijiste que ese árbol dará frutos en 6 meses, y que cuando eso ocurra, yo debía dar gracias. Yo no lo entendí, solo te escuchaba y guardaba cada palabra en mi corazón. Luego apareció ese silencio que entre tú y yo siempre hubo, pero que con solo miradas ya sabíamos lo que íbamos a decir. Si, esa mirada la pude entender mamá. Fue ahí que mis lágrimas salieron, y te abrasé. Te pregunté por que? Y con esa dulce vos me dijiste que Él lo había decidido. Bajo ese árbol nos quedamos en silencio, yo llorando y tú, tú me abrazabas, no entendía. Quiero quedarme contigo, sé que te dije eso y tú no respondiste. Pero ese silencio si lo entendí. Y llegó ese momento que no quería vivir, me dijiste que me ibas a esperar, pero que no debo apurarme. Me hiciste hacer una promesa, que debo perdonar siempre, que debo aprender a levantarme y nunca olvidara todo lo que me enseñaste. Yo solo te preguntaba cuando volvería a verte, tu sonreíste y me respondiste “Cuando quieras, solo duerme y ahí estaré”. Y desperté, había mucha gente, estaba acostado, todos a mi alrededor llorando. Enfermeros cuidándome y mi familia también. Así cada noche me duermo con una sonrisa, porque sé que ahí estarás mamá, esperándome para charlar, para escucharme y escucharte, para abrazar y abrazarte, para reír juntos, ese es y será nuestro puente, hasta que Dios me otorgue ese lugarcito junto a vos. Te amo mamá.