Una Promesa A La Luna

Capítulo1

Un hermoso jardín decorado con flores y telas blancas. Los invitados miraban a los novios que estaban por convertirse en un matrimonio.

La pareja a simple vista era perfecta, una hermosa mujer con una sonrisa en el rostro miraba al novio mientras sostenía un ramo de flores blancas en sus manos. El novio con un traje blanco miraba a su casi esposa sin ninguna expresión, pero estaba atento a la ceremonia.

—Abigail, ¿prometes amar y respetar a Raiden hasta que la muerte los separe?

—Acepto padre. — contesto la mujer sin dudar un segundo.

—Raiden, ¿prometes amar y respetar a Abigail hasta que la muerte los separe?

No hubo respuesta por unos largos segundos, el sacerdote pesando que no escucho sus palabras, volvió a repetirlas, pero de nuevo no hubo respuesta y la cara de la novia perdió su sonrisa.

—Raiden, ¿Qué sucede? — pregunto la novia acercándose un poco y mirando a los invitados con una sonrisa nerviosa.

Los susurros llenaron el lugar, la mujer miraba al sacerdote, al novio y a los invitados alternativamente.

Raiden por fin miro a los ojos a su pareja y asintió, pensando que todo estaba bien. Abigail volvió a sonreír y suspiro de alivio debido a la repentina tensión.

—Raiden, ¿prometes amar y respetar a Abigail hasta que la muerte los separe? — por tercera vez el padre pregunto y esta vez obtuvo una respuesta, pero no era la respuesta esperaba.

—No, no acepto padre.

De nuevo la sonrisa desapareció del rostro de la novia y su piel se volvió pálida con el pasar de los segundos. Las voces de sorpresa estallaron y todo se volvió un caos.

Raiden sabía que tenía que dar una explicación convincente para su repentino cambio de decisión en el altar.

 

*

El profesor les dio salida a sus alumnos 15 minutos antes de lo habitual, Celine se despidió de sus amigos ya que quedo con su novio para ir al cine.

—Celine, hola.

—Marlon, hola. ¿Ya han terminado?

—Si, Alex está en los vestidores. Es el único que falta de salir. — contesto después de unos segundos.

—Gracias.

Celine camino por el pasillo dejando a Marlon atrás y al entrar a los vestidores escucho ruidos extraños.

—¿Alex? — susurro el nombre de su pareja, pero no obtuvo respuesta.

Nerviosa se acercó hacia donde provenían los sonidos y al percatarse que se trataban de gemidos, cerro los ojos y reprimió un grito.

—Ah, tan bueno.

—Hagámoslo rápido, tengo un compromiso.

—¿Con esa estúpida?

Celine no tardo en distinguir la voz de la zorra que se metió con su novio. Se trataba de su enemiga de por vida, la chica que solo vive para dañarla. Quito sus intenciones de armar un escándalo ya que no le daría el gusto de verla con lágrimas y estérica debido al engaño de su pareja con la que tiene 2 años saliendo.

Tardo menos de un minuto en tranquilizarse y acomodando su cabello dio unos pasas para encarar el engaño de su pareja.

—¿Es una sorpresa?

Las dos personas se sobresaltaron y se separaron de inmediato.

—¡Celine!

—Hola cariño.

Limpiando sus labios, Claudia giro la cabeza, pero una sonrisa se dibujó en su rostro. Sonrisa que no pasó desapercibida para Celine.

—¿Qué haces aquí?

—La clase termino antes y vine a recogerte, pero veo que ya no hay necesidad.

—Espera yo…

—Ahórrate tus explicaciones que no las necesito, pero me siento un poco ofendida. ¿Por qué no me engañaste con alguien mucho mejor que yo? — rodo los ojos y saco la lengua haciendo una expresión de asco al ver a la chica rubia que la mira con desdén. —Como sea, ya te probé durante 2 años, así que como siempre toma mis sobras.

Miro a las dos personas con la cabeza en alto y le guiño un ojo a la chica rubia antes de darse la vuelta.

—Continúen, no se preocupen por mí que conozco la salida.

Al salir de los vestidores, miro unos segundos hacia el piso y después se recargo en la pared. Sintió las lágrimas resbalar por sus mejillas y un dolor en el pecho la mataba por dentro.

—¿Es enserio? Dos años de relación y tantos momentos que ahora se vuelven una pesadilla…

Celine no sabía que le dolía más, descubrir el engaño de su pareja con la que compartió dos años de su vida o que no la haya seguido para suplicarle perdón.

—No es el momento ni el lugar…

Tomo un bocado de aire y limpio su rostro con las palmas de su mano y con ayuda de la tela de su blusa. Como si nada hubiera pasado, camino y como toda una diva sonrió a quien encontraba en su camino.

Demostrando que se encontraba en perfecto estado, cuando en realidad esta destrozada.




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