Una Promesa A La Luna

Capítulo 7

Celine

 

Logre convencer a mi padre de dejarme trabajar y como lo dijo Raiden, al día siguiente pregunte por él y después de mostrarle la carta me contrato de inmediato.

Ya llevo trabajando dos semanas y no he tenido problemas hasta el momento. Lo único molesto es que hay una chica que siempre desprende una vibra incomoda y aunque no me sienta a gusto, tenemos que trabajar juntas.

—Ah demonios, de nuevo es un asco. — hice una mueca al ver el departamento que tenemos que limpiar. La pareja que lo ocupaba tenía dos perros y digamos que dejaron todo arruinado.

Escuche que la pareja tuvo que pagar los daños de las cortinas, los cojines, entre otras cosas, pero me pareció muy irresponsable que ni siquiera limpiaran lo que sus perros dejaron en las esquinas.

—Hazte cargo de limpiar esas áreas, yo me encargo de lo demás. — ordeno.

Encogí los hombros y con lo necesario comencé a limpiar. Realmente no entiendo porque hacen tanto escándalo, no es como si fuera a limpiarlo con mis manos desnudas.

Mientras limpiaba, mi cabeza volvió a llenarse de Raiden, es estas dos semanas que he estado trabajando en su edificio ha sido muy atento y amable. No puedo creer que tuve la suerte de conocer a una persona como él.

—Oh dios, ¿Qué hago pensando en Raiden mientras limpiando caca de perro?

Oculte una sonrisa burlona y continúe limpiando, cuando termine le dije a la chica de la cual no recuerdo el nombre y salí del departamento.

La hora de salida llego, como lo imaginé cuando salí del edificio Raiden está afuera esperando a alguien, y ese alguien soy yo.

No se la verdadera razón, pero desde que comencé a trabajar el me lleva a casa cuando termina mi turno. Tal vez esto se vea como que estoy abusando de su confianza, pero soy feliz compartiendo el mismo espacio que él por lo que no me niego.

—¿Fue un buen día?

—Si, volví a limpiar caca de perro. — conteste con una sonrisa y el suspiro.

—Agregare más reglas para las personas que se muden y cuenten con alguna mascota. — me reí y estuve de acuerdo con su comentario.

—Hoy escuché algo— dije unos minutos después de que nos alejamos del edificio.

—¿Qué cosa? — pregunto sin quitar la mirada del frente.

—Bueno, ¿es verdad que estuviste a punto de casarte y te arrepentiste en el altar?

Note como se tensó y no contesto de inmediato.

—Oh, no tienes que contestar sino quieres.

—No está bien, solo que aún me molesta un poco que solo esa versión conozca todo mundo.

—¿Versión? ¿Hay otra? ¿Cuál es?

—Ella me engañaba desde mucho antes de comprometernos.

—Oh. — mi cabeza giro al frente de inmediato y la saliva se acumuló en mi garganta. Me golpe mentalmente y me sentí estúpida.

—No me incomoda que hayas preguntado, solo que la mayoría conoce la versión de Abaigail y no la mía.

—Entonces, ¿podrías decirme tu versión? — el suspiro y asintió.

—No era un matrimonio por amor, de hecho, el amor entre los dos nunca estuvo presente. — al escuchar esas primeras palabras el peso que estaba en mi pecho desapareció. —Mi padre estaba inquieto porque no tenía pareja y no había señales de un matrimonio, así que me convenció de conocer a la hija de un viejo socio, esa fue Abigail. — tomo un respiro y siguió hablando. —Desde el principio no me gusto, era linda pero su personalidad era un asco. Se comportaba horrible y por todo hacía berrinche, aun así, lo soporte con el fin de que mi padre me dejara en paz.

—¿Tan mala era? — el auto se detuvo en el semáforo y me miro.

—Tenía que comprar un regalo lujoso como forma de disculpa para que no me hiciera sus escenas por llegar tarde a nuestros encuentros.

—¿Regalo lujoso?

—Si, el regalo más costoso que llegue a darle fue un auto último modelo como regalo de matrimonio. Auto que le regalo a su amante.

Mi boca se abrió y lo mire con asombro.

—De hecho, ya estoy acostumbrado a tener que dar regalos costosos a mis anteriores parejas. — suspira. —En realidad nunca he estado con alguien que me quiera sin necesidad de ver dólares frotando sobre mi cabeza. En mi vida profesional podre estar teniendo éxito, pero en el amor soy un asco.

—Pues ya somos dos. — comento con una sonrisa. —Sabe que me rompieron el corazón ¿recuerda? — asiente. —Pues a ese idiota yo lo quise tanto que incluso llegué a imaginar nuestra boda. — me reí. —Dos años compartidos es mucho, y creo es normal pensar que después de tanto tiempo tal vez estés al lado del amor de tu vida y así me sentí al principio. Pero cuando descubrí su engaño me sentí perdida, sentí que todo había sido una mentira y todo el tiempo que me esforcé por complacerlo fue un verdadero desperdicio. — una risilla salió de mi boca. —De hecho, fue tiempo perdido.

—¿Cómo que te esforzaste por complacerlo? — pregunto con mucha curiosidad.

—Si, cosas como aguantar los celos cuando estaba muy cerca de las chicas para no hacerlo enojar o soportar la humillación de esperarlo hasta que termine su entrenamiento solo para que me diga que me vaya ya que se ira a pasar el tiempo con sus amigos. — levanté los hombros y sonreí.

—Es un tremendo patán.

—Si, mis amigos me lo dijeron mucho, pero fui una idiota cejada por el amor.

—Pues somos dos idiotas, yo antes pensaba que dando regalos caros podría tener el amor del sexo opuesto. — sonreí y nos quedamos mirando un rato hasta que el claxon del auto detrás aviso que el color cambio y podía avanzar.

—¿Pero porque te arrepentiste en el altar? — pregunte aun curiosa por el tema de su boda. —Dijiste que no era un matrimonio que se planeó por amor, pudiste negarte antes ¿no?

—Yo no lo tenía planeado así, no era por venganza ni nada por el estilo. Cuando estas en una situación que cambiara tu estilo de vida, reflexionas en el momento sin previo aviso y ahí mismo llegas a descubrir cosas que nunca te detuviste a pensar antes.




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