Una Promesa A La Luna

Capítulo 8

Celine

 

Debido al cansancio mi padre me despertó y me advirtió que si comienzo a descuidar la escuela me sacaría de trabajar de inmediato. Me preparé rápido y salí de casa para realizar mis actividades diarias.

Y así fue, antes de darme cuenta pasaron 3 semanas y mi cumpleaños está por llegar. Ahora mismo estoy en mi habitación con mis amigos quienes están planeando una fiesta en casa de Pheope ya que sus padres están de viaje debido al trabajo.

—Tiene que ser grande.

—¿Estas segura que los vecinos no llamaran a la policía?

—No lo harán, yo no lo hago cuando ellos tienen su fiesta hasta el amanecer.

—No puede ser, la bebe del grupo dejara de ser una bebe. — mire mal a Carlo quien simulaba limpiarse las lágrimas.

Le gusta molestarme con el tema de que soy la más pequeña del grupo. No es mi culpa nacer en junio.

—Como sea, cumples 18 años ¿vas a beber verdad?

—Por supuesto. — conteste la pregunta de Lela.

—Esa es mi chica, no te preocupes que nosotros te cuidaremos en todo momento. — mire con burla a Lela, y ella evito mi mirada.

—Estoy segura que olvidarme será lo primero que hagan. — nadie contesto porque saben que es verdad. —Iré al baño.

Deje el celular sobre la cama y los esquive para salir de la habitación. No quería arruinar el ambiente así que me miré al espejo y me repetí varias veces que todo estará bien.

De algún modo he estado muy deprimida, no me siento cómoda con mucha gente a mi alrededor y de la nada comienzo a llorar. Siento una opresión en el pecho que no me deja ni dormir, pero lo peor de todo es que todo esto está relacionado con Alex.

Hace días me envió un mensaje diciendo que quería hablar, no conteste y lo bloque, pero de algún modo sé que esa conversación se tiene que dar para que ambos podamos seguir hacia adelante.

—Quiero quitarme de una vez por todas este peso en el corazón que no me deja avanzar.

Limpie las lágrimas una vez comenzaron a caer y moje mi rostro. Logré escuchar las risas de los chicos y me sentí aliviada, pero al mismo tiempo sabía que una parte de mi quería que se dieran cuenta y vinieran a mí.

Negue y traté de verme lo más normal posible, cuando pensé que estaba bien volví a mi habitación.

—Ya volví. — avise estirando mis brazos —¿Qué hacen con mi celular? — se miraron entre ellos.

—Ah, solo te entro una llamada. Era tu padre quien solo quería saber cómo estabas. — sabía que mienten, mi padre no me llama en su hora de trabajo al menos de que sea algo realmente grave, pero lo pase por alto.

—Bien, como sea. ¿Qué me darán de regalo? — salte a la cama y seguimos con la charla.

Sonreí lo mejor posible y a pesar de que por dentro no estoy del todo bien, yo solo seguí sonriendo.

Una semana más paso, sola en mi habitación, en la oscuridad y un grillo molesto, me encontraba recostada mirando el techo mientras mantenía mis manos sobre mi vientre. Faltan unas horas para mi cumpleaños y no me siento con ánimos.

El alcohol sirve como un estimulante, así que, si tomo una buena cantidad podre disfrutar de la fiesta, pero al mismo tiempo me da miedo cometer una estupidez por lo que decidí dejar el celular en casa.

—Demonios.

De nuevo las lágrimas resbalaron y las limpie con mis manos. Esta última semana ha sido más difícil, Alex me acosa en la escuela y por surte logro escapar, pero a pesar de que sé que tenemos que hablar yo no me siento preparada.

Siento que apenas comenzaremos la conversación yo me quebrare y llorare mientras le reclamo todo y eso es justo lo que no quiero. Cuando se dé cuenta que todo este tiempo en realidad no he estado del todo bien, seguro ira corriendo con Claudia y le contara todo mientras se burlan.

Me gire de lado y abrace con fuerza el peluche de luna. Sorbí por la nariz y traté de quedarme dormida.

Por surte mi cumpleaños es en sábado, así que no tengo porque levantarme temprano, pero mi padre lo hizo y entro a mi habitación a las 9 de la mañana con un pastel en las manos y cantando para mí.

—Felicidades por tu cumpleaños número 18. — nos abrazamos y apague las velas. —Tu madre también está feliz por ti. — retuve las ganas de llorar cuando menciono a mi madre y bajamos al comedor para preparar algo de desayunar y comer pastel como postre.

Respondí un montón de mensajes y llamadas de mis amigos y mis únicos familiares que son una tía y una prima que viven en Londres.

—Dijiste que te quedaras en casa de Pheope ¿cierto?

—Si, tendremos una pijamada con los chicos para festejar mi cumpleaños.

—Bien, antes de irme aquí tu regalo. — dejo sobre la mesa una bolsa color roja. Con una sonrisa regrese al comedor dejando los platos atrás.

—¿Qué será? — pregunte levantando mis cejas y metiendo las manos dentro de la bolsa. —¡Ahhh! ¡¿Papá?! — grite cuando saque del bolso unas hermosas botas negras que cubren hasta mis pantorrillas.

—Aún hay más, vuelve a meter las manos. — lo hice y entonces saqué unas hermosas zapatillas rojas.

—¡Están hermosas!  

—Son perfectas para el vestido que quieres comprar ¿no lo crees? — mis ojos se llenaron de lágrimas y me acerque con prisa para abrazarlo.

—Muchas gracias, eres el mejor papá. — beso mi frente y me abrazo con fuerza.

—No llores cariño. Hoy tu cara debe de lucir, así que esta noche estrena tus botas y diviértete.

—Lo hare papa.

Mi padre se despidió y salió para ir al trabajo. Cuando se fue mire mi regalo y las lágrimas resbalaron sin avisar, las limpie y regrese a la cocina para terminar de limpiar los platos y vasos.

Subí a mi habitación y me recosté sobre la cama, tengo que estar en la casa de Pheope a las 8 de la noche y aún falta bastante tiempo. Mi celular vibro y mire la pantalla, una sonrisa se formó al leer el mensaje de Raiden donde me felicita.




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