Una Promesa A La Luna

Capítulo 16

Celine

 

Es miércoles, dentro de unos minutos nos llegan al correo los resultados del examen de ingreso.

Estoy nerviosa.

Mi padre ha dicho que no se sentirá decepcionado si no apruebo, pero yo si me sentiré decepcionada de mí misma.

Los chicos quisieron salir hoy, por esa razón estamos en una cafetería, pero no estoy prestando atención a la conversación. Me parece hablaban sobre la fiesta del viernes, lo último que escuche es que Carlo fue con Lela a ver el salón y ya que este frente al mar nos dará una vista espectacular.

Eso fue lo último que escuché y me perdí en mis pensamientos mientras tenía mi mirada perdida en las personas que caminan en las calles y los autos que pasan.

No estaba pensando en algo en específico, solo estaba mirando y en algún momento se volvió relajante y me lleno de paz.

—… ¿Celine?

—Hum… — gire mi cabeza y mire a los chicos. Todos me miran y me acomode en el asiento con una expresión perdida. —¿Qué pasa?

—¿Todo bien? — mire fijamente a Pheope. —Has estado muy distraída, ¿te sientes mal? — pestañé un par de veces antes de sonreí con tranquilidad.

—Si, todo bien. — lleve una mano a mi cabeza y rasque un poco. —Solo un poco nerviosa por los resultados. — los chicos sonrieron y se relajaron, excepto por Caín.

—Relájate Celine, sé que lo has aprobado.

—¿Vez el futuro? — Carlo hizo una expresión llena de ego.

—Es una corazonada, y ustedes saben que todas mis corazonadas aciertan. — levanté una ceja y recordé una anécdota graciosa.

—Como la vez que dijiste tener la corazonada de que serias atacado por un animal peligroso. Y el chihuahua de la vecina te mordió la nalga. — los chicos lo recordaron y se echaron a reír, quien llevó la peor parte fue Lela ya que estaba tomando agua y toda la escupió.

—No me equivoque— dijo avergonzado —Si, fue un chihuahua, pero el que haya dejado cicatriz en mi nalga es la prueba de lo violento y peligroso que es.

—Aja. — reí un poco y tomé de mi bebida.

—¿Estas a dieta Celine? — pregunto Lela. —Casi no has tocado lo que pediste. — mire mi plato y no había forma de negarlo. La comida fue traída hace casi una hora y solo mi plato seguía casi intacto.

—Si, algo así. — conteste —Anoche prepare lasaña y mi padre llego con un bote de helado de chocolate. Tengo miedo de no entrar en el vestido. — sonreí mostrando los dientes.

—Oh dios, yo he estado comiendo mucho. Ah, creo hare ejercicio ante de ir a dormir y después de levantarme en estos dos últimos días que quedan. — dijo Lela.

—Por esa razón pedí un vestido una talla más grande, prefiero que me cuelgue a no poder respirar. — nos reímos por el comentario de Pheope.

En ese momento tres celulares vibraron y todos miraron a la mesa para saber de cuales se trataban. Cuando bajé la mirada, la pantalla de mi celular esta encendida y el nombre de la universidad fue lo primero que leí.

Me enderece de inmediato en mi asiento y tome mi celular, pero lo que hice fue apagar la pantalla de nuevo. Mire a Caín y Pheope y ellos también me miraron.

—¿Es de la universidad? — pregunto Carlo a lo que los tres asentimos.

—¡Ah! Lean rápido, quiero saber. — dijo Lela.

—Oh dios no puedo. — Pheope alejo la mirada del celular.

—Estoy nervioso, mis manos tiemblan. — me mordí la lengua al escuchar a Caín.

—¿Quieres que lo lea por ti? — le pregunto Lela a Pheope y ella dudo un momento, pero asintió.

Lela tomo el celular de Pheope y lo desbloqueo. Suspiro y hablo.

—Veamos… blablá, blablá, blablá ¡Oh! — Pheope la miro con pánico y Lela hizo un largo silencio como los que hacen en la televisión cuando anuncian un ganador. —¡Aprobada! — en ese momento le regreso él alma a Pheope y suspiro mientras pasaba sus manos por su cara.

—Ahora tu Caín, ¿lo leo? — el negó y se tomó su tiempo para ver la pantalla de su celular.

Cerro los ojos y suspiro.

—Aprobé.

—¡Si! — Carlo le dio unas palmadas en la espalda para bajarle los nervios.

Y entonces me miraron a mí.

Yo tenía mi mirada en mi celular, pero podía sentir sus ojos sobre mí. Estaba tan nerviosa que las manos me temblaban y no podía moverlas. Sentía la garganta seca pero no tenía sed.

—Celine. — la voz de Caín llego a mis oídos. —Tomate tu tiempo. — los chicos asintieron, pero solo Caín y yo sabemos el significado de esas palabras.

Inhale profundo y exhale por la nariz, hice lo mismo unas 5 veces más y por fin sentí fuerza para mover mis manos. Deslice el dedo por la pantalla y esta se desbloqueó abriendo de inmediato al correo recibido.

Leí lentamente todo y las palabras que deciden mi futuro aparecieron finalmente. Dejé de respirar un momento y sentí los rápidos latidos de mi corazón.

—¿Celine? — mire a Lela al escuchar su voz preocupada —¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? — me sorprendieron sus palabras, y cuando entendí toque mi cara y mire las yemas de mis dedos mojadas.

Estoy llorando.

—Celine… — me llamo Caín. —¿Qué dice? — me quede en silencio unos segundos con mi boca abierta.

Los chicos me miraban en silencio y totalmente preocupados, sentía una gran ola de emociones, pero no quería romper a llorar aquí. Así que el tiempo que estuve en silencio, en realidad era tiempo para tranquilizarme.

—…Aprobé. —logre decir después de casi 3 minutos de estar en silencio. —Aprobé. — dije ahora con una gran sonrisa.

—Ven como tenía razón. — Carlo y los demás suspiraron aliviados.

Limpie mis lagrimas con una servilleta y pedimos malteadas para celebrar. Cuando llegaron las levantamos y brindamos por el comienzo de nuestras vidas universitarias.

De regreso a casa, me sentía perdida. Aprobé el examen y me sentía realmente bien, pero las ganas de llorar aun continuaban, parece que Caín se dio cuenta y antes de entrar a casa me abrazo con fuerza y me volvió a felicitar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.