Una Promesa A La Luna

Capítulo 27

Celine

 

Llego el día del evento en el orfanato, nos reunimos frente a un supermercado y el papá de Lela nos recogió.

—¿Cómo ha estado señor Ramson? — saludamos al padre de Lela quien llego hace unos días.

—Hola chico, todo ha estado pacifico. Aun estaré por aquí unos días más así que tienen que venir a la barbacoa que hare el fin de semana, y traigan a sus padres que ya estoy olvidando sus rostros. — nos reímos un poco.

El padre de Lela es un general en el ejercito militar, y debido a su trabajo no esta mucho en casa, pero cuando esta lo disfruta con su familia.

—Estoy muy orgulloso de mi hija y de sus amigos quienes la ayudan en estas pequeñas acciones, que para esos niños es muy especial.

Durante todo el camino estuvimos charlando con el señor Ramson, es un hombre muy divertido, pero cuando tiene su uniforme se convierte en otra persona. Lo sabemos porque cuando tiene que regresar al trabajo, acompaños a Lela al aeropuerto a despedirse.

Llegamos al orfanato de nombre ‘Vida y Esperanza’, el señor Ramson nos ayudó a bajar algunas bolsas y dejarlas en el espacioso jardín. Una mujer de la tercera edad salió a saludarnos y nos explico que los niños ahora están realizando unas actividades de aprendizaje, pero no falta mucho para que terminen por lo que nos dimos prisa en poner las mesas y adornar el lugar con algunos globos.

—¿Me veo linda papá? — miramos a Lela quien fue a cambiarse de ropa cuando ya casi terminamos.

—Hermosa como siempre mi niña.

Lela tenía dos coletas amarradas fuertemente con listones blancos y rojos, un sombrero blanco con líneas rojas, un hermoso vestido con tul color blanco y un listón rojo, como los que se usan para fiestas infantiles y botas largas blanca.

Además de lo linda que es, de verdad parecía una muñeca viviente.

—Muñeca Lela ¿Qué mas falta? — pregunto con burla Carlo.

Y como venganza Lela lo hizo cargar lo mas pesado que ira sobre la pequeña plataforma de madera que colocamos en el fondo.

Caín y yo nos encargamos de dibujar líneas sobre el pequeño camino donde les daremos el curso de patinaje y Pheope está revisando en su laptop que el instrumental de las canciones que cantaran este en perfecto estado.

Cuando terminamos la mujer de la tercera edad regreso con tres personas más, se trata de Raiden y otras dos mujeres. Detrás de ellos entraron unos hombres dejando unas 10 cajas y cuando Lela vio eso de nuevo ataco a Raiden.

—¡Raiden! — salto sobre él colgándose de su cuello. —¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! — le agradeció mientras lo estrujaba y se movía como gusano.

—… Si… Lela no puedo… — con una risilla me acerque a Lela para que lo soltara, pero no sirvió de mucho ya que cuando entraron dejando más cajas Lela de nuevo salto sobre él. —¡GRACIAS!

—Esas… son de… mi madre… — pronuncio cortadamente debido a la falta de aire.

—Hola. — saludo una mujer elegante de cabello rubio. —Soy Lele Donovan.

Lela se separó de Raiden y la miro con sorpresa.

—Oh por dios, en verdad las coincidencias existen. — mire con una expresión confusa a la chica y con sus siguientes palabras se explico todo. —Soy una gran fan de sus trabajos, cuando mi madre estaba embaraza me leía uno de sus cuentos y cada vez que mencionaba el nombre de la protagonista me movía mucho, ella entendió que me gustaba ese nombre y por eso me nombro Lela.

La mujer levanto las cejas sorprendida y una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

—¿De verdad? vaya, hablas del primer libro infantil que publique. — dijo emocionada y acercándose a la chica. —Un gusto Lela. — la abrazo. —Ella es mi hija menor, Larissa.

—Hola. — saludo una chica rubia y físicamente parecida a la mujer que es predecible saber que se trata de madre e hija. —Yo también traje algunas cosas.

—Muchas gracias. — Lela la abrazo agradecida.

Me gire para mirar a los chicos y ellos estaban curiosos abriendo las cajas y acomodando los juguetes y demás cosas en una mesa larga, estaba por ir a ayudarlos, pero Raiden me llamo.

—Celine. — giré de nuevo para mirarlo y le sonreí cuando se acercó a mí.

—Gracias Raiden. — lo abrace. —En verdad estos niños serán felices.

—Yo también estoy feliz de ayudar. — mire sobre sus hombros como las dos mujeres que vinieron con él se acercaron y Raiden las presento de nuevo. —Ella es mi madre Lele Donovan y mi hermana menor Larissa Donovan.

—Hola, soy Celine Abbey. Mucho gusto. — salude a ambas con un apretón de mano.

—Celine, hola encantada de conocerte. — la señora Donovan me miro con un brillo y una sonrisa cálida, era como si estuviera encantada de por fin conocerme, por otra parte, la chica de nombre Larissa me miraba detalladamente.

—¿Qué pasa aquí? — me pregunte al tener el presentimiento que esta es una reunión esperada por ambas.

Las manos de la señora Donovan se colocaron en mis mejillas y ella sonrió ampliamente.

—En verdad eres una niña hermosa. — no sabía que decir por lo que me quede en silencio y Raiden aclaro la garganta.

—Mamá ya es suficiente. — la señora Donovan retiro sus manos y me sonrió ligeramente.

—Hola. — me saludo la chica. —Me alegro de volverte a ver, sabia que de cerca eres mucho mas linda y no me equivoque.

—¿Eh?

—¡Si! Mejor ve a ayudar a acomodar las cosas. —Raiden la alejo hacia las cajas y ella con una sonrisa burlona se acerco a los chicos para ayudarlos. —Perdona, pero como te diste cuenta no solo son parecidas físicamente, sino que también son igual de raras. — me reí.

—Esta bien, tu madre y tu hermana son muy lindas.

Fuimos a ayudar a los chicos y la señora Donovan junto con Lela se quedaron charlando con la directora del orfanato. Nos enteramos que en total tienen casi 150 niños de todas las edades a su cuidado junto con unas cuantas personas más.




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