Una Promesa A La Luna

Capítulo 32

Raiden

 

Los días han pasado de manera pacífica, y mis salidas con Celine se han acortado debido al trabajo, pero aun así disfrutamos cada momento.

También he notado que ella está más animada e incluso me cuenta lo mucho que ha mejorado en su terapia.

Suspire.

Me siento ansioso al pensar que si sigue mejorando podré expresar todos mis sentimientos con la esperanza de ser aceptado en su corazón.

—¡¿Vas a salir verdad?! — preguntó Cassian quien viene entrando.

—Oh, fui atrapado. — me miro con furia. —Puedes venir si quieres. — al escucharme su expresión se relajó y levanto una ceja.

—Bueno, tengo interés en conocerla. — disimulo pensarlo detalladamente como si tuviera mucho trabajo. —Okey.

Rodé los ojos y comencé mi camino, Cassian me siguió después de dejar la carpeta en mi escritorio.

Cuando el ascensor descendió, mi celular vibró, se trata de un mensaje de Celine avisando que ya está afuera esperando.

Sonreí y conteste que ya estoy en caminó y avise que llevare un invitado no invitado.

Cassian hizo un chasquido con la lengua y lo mire.

—¿Qué?

—Nada.

De nuevo rodé los ojos y miré al frente. Al abrirse las puertas, los empleados que esperaban subir se hicieron a un lado al reconocernos, pasamos por su lado y cuando nos alejamos ellos subieron.

Salimos del edificio y caminamos hasta llegar a un grupo de amigos que está jugando un juego.

—¿Qué? ¿Por qué tantos?

—Son amigos de Celine. — Cassian suspiro y solo me siguió en silencio.

Conforme nos acercamos, las voces de los chicos se hicieron más claras. Estaban jugando arduamente, y esperamos pacientemente a que terminaran.

—¡Ahhh! ¡Carajo!

Carlo salto y se quejó, Caín, Celine y Pheope se burlaron y ellos continuaron.

—¡Odio ese juego! ¡Siempre soy la primera en perder! — se quejó Lela dándoles la espalda.

—¡Piedra, Papel o Tijera! — dijeron los tres chicos mientras sacudían una de sus manos en el medio.

—¡Si!

—¡Mierda!

Pheope se llevó las manos a la cabeza y los dos que quedaron festejaron.

—¡Estoy seguro que se comunican de alguna manera!

—¡Cierto! ¡Siempre ganan!

Gruñeron Lela y Carlo.

—Se llama suerte cielas. — les contesto Caín y después trono sus dedos en sus caras.

Celine estallo en carcajadas y los chicos miraron con rabia a Caín.

—Como sea, seremos quienes paguen como siempre. — dijo Pheope llevando sus manos a la cadera y gruño.

—Oh. — Caín fue el primero en notarme y Celine siguió su mirada.

—Raiden. — mi nombre salió de sus labios formando una sonrisa y se acercó.

—Celine. — la abrace y ella enrollo sus brazos en mi cuello.

Me encanta esta cercanía, y por el momento es todo lo que puedo estar cerca de ella, pero si todo sigue avanzando bien, eso cambiará en un tiempo.

—Llego Raiden. — ahora fue Lela quien se acercó con una sonrisa y se lanzó a mí.

Después del evento en el orfanato he estado ayudándola donando varias cosas y es así como me demuestra su agradecimiento.

Note que Pheope me miraba y levante una ceja. Con lo poco que llevo conociéndola sé que trama algo.

—¿Quién es el? — pregunto Lela al darse cuenta de la presencia de Cassian.

—Oh, este ogro es mi primo. Cassian Donovan. — los chicos lo miraron y cuando estuvieron de acuerdo con lo de 'ogro' aguantaron la risa.

Cassian me miro mal y yo solo lo ignore, entonces el suspiro y se presentó con una agradable sonrisa.

—Hola chicos, soy Cassian Donovan y solo soy un ogro con este tipo.

—Hola. — lo saludo Celine. —Mucho gusto, soy Celine Abbey.

Mi primo clavo su mirada en la joven, Celine siguió sonriéndole a pesar de que Cassian está haciéndola sentir una gran presión sobre ella al mirarla por tanto tiempo.

—Si que eres linda. — Celine inclino la cabeza al no entender del todo sus palabras.

—¿Yo no soy lindo? — pregunto Carlo poniéndose frente a Celine haciendo que Cassian levantara una ceja.

Retuve la risa y le di un golpe en la espalda haciéndolo brincar hacia delante.

—Perdonen, como pueden ver es un tonto.

—¡Ey!

—Como sea. — dijo Pheope sacudiendo unas llaves llamando la atención de todos. —¿Sabes qué es esto Raiden?

Los chicos bufaron y se hicieron a un lado.

—¿Unas llaves?

—Si. — sonrió de oreja a oreja y levanto los brazos al aire. —¡Son las llaves de mi auto!  — exclamo emocionada y brincando en círculos.

—Oh, que bien. Me alegro. — ella paro en seco y me mata con la mirada.

—¿Solo eso? ¡Somos amigos ¿No?!

—Ah sí, estoy feliz. ¿Dónde está el auto? — su sonrisa volvió y apunto hacia un lugar.

Mire hacia donde apunta su dedo y ahí esta estacionado un auto rojo. Era un buen y lindo auto, y ella no dejaba de sacudir las llaves hasta el punto que se volvió molesto.

—¡Vamos! — corrió a hacia su auto y la seguimos por detrás.

En la parte de adelante subió Pheope y Lela, mientras que los que quedaron subimos a la parte trasera.

—Recórrete más. — se quejó Caín.

Apenas lo logramos acomodarnos, pero con el tiempo nos acostumbramos.

—Okey, voy a prenderlo.

—¿Tienes que decirlo siempre?

—Cállate o te bajo. — Carlo cerro la boca ante la amenaza de la pelinegra y ella volvió a sonreír emocionada colocando las llaves en su lugar y girándola haciendo que el motor se encienda. —¡Ahh! — chillo.

—¿Te llamas Pheope cierto? — pregunto Cassian.

—¿Ah? Si.

—Bien, Pheope. Antes de encender el auto asegúrate de colocarte el cinturón de seguridad.

—Oh, cierto. Gracias chico guapo.

—Cassian. — la corrigió.

—Ay, si eres un ogro. — los chicos se rieron y Pheope se colocó el cinturón. —Aquí viene mi parte favorita. — saco unos lentes de sol y se los coloco, entonces apretó un botón y el capote se levanto y se guardo automáticamente dejando ver el cielo.




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