Una Promesa A La Luna

Capítulo 58

Celine

 

Baje del taxi y entre al edificio, pase tranquilamente y subí al ascensor hasta el piso del departamento de Raiden. Toque tres veces la puerta, y espere pacientemente.

Antes de venir aquí, fui primero a la mansión de los Donovan, salude a la familia y al no ver a Raiden les pregunte. La cara de asombro y confusión estaba en todos, y la mía fue la siguiente cuando me dijeron que Raiden regreso a su departamento muy temprano.

No tengo ni idea de porque Raiden no me dijo que regreso a su departamento o por qué no contesta mis textos ni llamadas desde ayer. Esto en verdad me está poniendo nerviosa, tengo miedo de que haga algo loco por todas las emociones por las que está pasando ahora mismo.

Toque al menos por dos minutos, la puerta se abrió y unos ojos azules sin brillo me observaron. La saliva se acumuló en mi boca, los ojos con los que me mira me hacen sentir intimidada, una sensación que Raiden nunca me había hecho sentir. Su rostro esta demacrado, por sus ojos rojos y bolsas negras debajo de ellos, puedo deducir que no ha dormido nada.

—Hola. — no contesto, solo siguió observándome. —¿Puedo pasar? — suspiro de una manera irritante y fruncí el ceño, en verdad está muy extraño. 

Cerré la puerta detrás de mí, el camino dándome la espalda hasta el sofá donde se dejó caer y tomo una lata de cerveza. En realidad, hay muchas latas de cerveza tiradas alrededor y unas cuantas sin abrir sobre la mesita.

—Has bebido mucho. — exprese preocupada, él tomo de la lata y bufo.

—No me había dado cuenta. — contesto, la manera en que lo dijo me hizo sentir como si hablara con una idiota.

—¿Qué te pasa? — cuestione con un tono severo.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—Estas extraño.

—¿Extraño? — sonrió de manera cínica. —Este soy yo Celine, Raiden Donovan.   

—Deja de hablar como si te estuvieras dirigiendo a una idiota. — aprete con fuerza mis labios unos segundos. —Se que eres Raiden Donovan, pero ahora mismo estas extraño.

No sé qué me dolió más; que blanquera los ojos o que tratarme como idiota le parece tan indiferente.

—Celine, lamento decepcionarte. — se puso de pie. —Siempre te he mostrado mi lado bueno. — bebió de la lata. —El hombre tierno con su novia. — arrogo la lata y me sobresalte cuando esta hizo un sonido al chocar con el suelo. —¡Pero este soy yo! ¡Deja de joder!

Se me helo la sangre y quería llorar, pero logre retener mis lágrimas y el abrió otra lata de cerveza.

—Yo…. — pase saliva y lo mire con mi pecho subiendo y bajando, agitado. —Hablemos cuando no estes ebrio.

—Te fuiste. — dijo. Estaba por llegar a la puerta, pero me detuve. —Me dejaste. — me gire lentamente sintiendo una punzada de dolor en el pecho. —Te fuiste y solo me enviaste un mensaje. — sonrió y bebió de la lata. —¿Qué paso con el…? — me miro. —Siempre para ti. — mordí mi lengua y bajé la mirada.

—Mi padre… — aprete los puños evitando que las lágrimas salga. —Mi padre estaba en el hospital.

—Lo sé, lo pusiste en el mensaje. — su tono era tan calmado, pero me hiere. Todo lo que está diciendo me golpea fuertemente. —Siempre tu papá.

Mi pulso se aceleró y sentí una sensación ardiente en mi pecho, él sabe la condición de mi padre y me está reclamando por haberlo dejado para ir con mi padre que fue hospitalizado. ¡¿Qué mierda le pasa?!

—¡Tú sabes su condición! ¡¿Cómo puedes reclamarme por dejarte para ir con él?!

—¡Mi padre murió Celine! — mis ojos temblaron, Raiden se paró y lanzo la lata hacia la pared, viniendo hacia mí. —¡Te necesitaba! ¡Dijiste que estarías conmigo! — aprete mis labios y me sentí sofocada cuando lo tuve frente a mí. —¡Te fuiste sin decir nada! ¡Te busque por todas partes! — me miro con ira, sus ojos me daban tanto miedo que mi cuerpo tembló. —¡Y solo te basto un puto mensaje!

—Lo siento… — rio de manera sarcástica. —¡Raiden mi padre estaba en el hospital!

—¡Y el mío murió! — grito con fuerza y su rostro se tornó rojo. —¡Murió pensando que lo odiaba por tu…! — se detuvo antes de terminar, pero era más que predecible saber cuáles palabras seguirían.

—¿Qué? —  susurre. Dándose cuenta de lo que estaba por decir relajo su expresión y se dio la vuelta. —¿A dónde vas? — corrí hacia la puerta que lleva a los pasillos de las habitaciones y abriendo mis brazos le bloqué el paso.

—Celine apártate. — negué. —Hablemos más tarde, ahora estoy ebrio.

—Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. — miro a otro lado y suspiro con fuerza. —Si me voy y vuelvo más tarde, no serás sincero.

—Celine…

—Termina lo que estabas diciendo. — no me miro y se quedó en silencio. —¡Raiden!

Sentí picazón en mis ojos, y aprete mi mandíbula. Él no lo diría, y sintiendo una lagrima resbalar por mi rostro, fui yo quien termino sus palabras.

—Por mi culpa, ¿verdad? — siguió sin mirarme, pero su cuerpo se paralizo. —Murió pensando que lo odiaba por tu culpa. — más lagrimas resbalaron cuando termine la oración por él. —Era eso, ¿verdad? — mi voz se quebró a la mitad y escondí mis labios dejando de sentir ese sabor salado.

Raiden siguió sin decir nada por algunos segundos y yo seguí derramando lagrimas sin dejar salir ni un sonido de mi boca. Cuando por fin se dignó a mirarme, no fue para disculparse o negarlo, sino para romperme el corazón.

—Sabes que es verdad.

Dejé de respirar algunos segundos y sentí una sensación pesada en mi cerebro, mi cuerpo se calentó y la llama en mi pecho se intensifico. Dejé caer mis brazos a mi costado y cerré los ojos unos segundos.

El acaba de hacer lo que yo me prometí nunca hacerlo sentir. Por miedo a culparlo de la muerte de mi padre, yo estaba dispuesta a irme a Londres y regresar a su lado hasta sanar por completo. Pero a él no le importo como me sentiría y me está culpando de la muerte de su padre.




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