Una Promesa A La Luna

Capítulo 67 - Epilogo

Celine

 

Levante un poco la sombrilla que me protege del sol y mire el cielo.

El mismo cielo que llevo observando 5 años.

Suspiré y cerré la sombrilla, subí los siete escalones y salude al guardia como de costumbre, antes de entrar al edificio donde trabajo.

En mi camino al elevador, salude a las recepcionistas y otros compañeros con los que he trabajo durante un año.

—Buenos días. — salude cuando llegue a mi departamento.

Algunas cabezas se asomaron y me contestaron con una sonrisa. Me acerque a mi escritorio y deje el café, mientras me quitaba el abrigo y lo colocaba sobre el respaldo de la silla.

Estiré mis brazos y encendí mi computadora para terminar con mi último trabajo en esta empresa.

—Hola, Celine. — alce la mirada, encontrándome con unos lindos ojos color miel y una sonrisa encantadora.

—Hola, Drake. — me relaje, sabía muy bien que vendría.

—Entonces, ¿me dejaras invitarte un café? — levante una ceja. —Vamos, es el último día que te vere. — dibuje una mueca, dando la impresión de que la estoy pensando demasiado. —Dios, te he estado coqueteando por 1 año entero, ahora que te vas, sé que no tengo ninguna oportunidad.

—Tardaste demasiado. — sonreí, divertida.

—Como sea, solo quiero compartir, aunque sea un café contigo. — me hizo sus ojitos de cachorro. —Antes de que tu partida me rompa el corazón. — blanquee los ojos.

—Drake, siempre fui clara contigo. Hay alguien…

—Que te espera en California. — termino por mí, dejándome con los labios entreabiertos. —Lo se. — suspiro. —Solo será como amigos.

—Está bien. — conteste después de unos segundos. —Solo será un café. — el reprimió una sonrisa y levanto el puño hasta la altura de su pecho.

—Nos vemos a las 4.

—Sí.

Él se retiró para seguir con su trabajo y casi al instante, alguien vino corriendo a mi lado, una linda chica de cabello rubio y ojos verdes.

—¿En verdad le has dicho que sí? — sonreí.

—Solo será un café, Evelin. — hizo un mohín, lo cual me pareció muy adorable.

—No puedo creer que hoy es tu ultimo día en la empresa. — deje salir el aire por la nariz y pase mi pulgar por debajo de sus ojos.

—Nada de lloriqueos. — ella sorbio fuertemente por la nariz. —Despídeme con una sonrisa, además. — le guiñe un ojo. —Seguiremos en contacto por mensaje.

—Por favor cumple con tu palabra. — lamio sus labios. —Siempre que alguien se va de mi lado, termina olvidándome con el tiempo.

—Pues conmigo no será así. — le asegure. —Dia y noche, te mensajeare y cuando vayas a California, saldremos todo el día. — me abrazo y tuvimos que regresar al trabajo antes de que la jefa nos atrapara.

A las cuatro en punto, Drake vino y fuimos a la cafetería. Me invito un café y una dona, estuvimos charlando de una manera amistosa y me sentí tan cómoda que olvidé esos momentos insistentes donde me pedía una oportunidad para conocernos.

Regresamos al departamento de Marketing y nos despedimos con un abrazo cálido. El en verdad parecía deprimido, pero no puedo hacer nada, mi corazón ya le pertenece a alguien.

Paso el día y al anochecer me estire en mi asiento después de enviar mi trabajo a la jefa. Y entonces, mi trabajo en este lugar, termino. Comencé a guardar mis cosas dentro de una caja de cartón, y Evelin me abrazo con fuera entre lágrimas.

—Te voy a extrañar, solo fue un año, pero eres mi amiga.

—Yo también te voy a extrañar mucho. — nos separamos, ella limpio sus lágrimas con la manga de su camisa.

—Seré molesta si se te olvida escribirme un solo día. — me reí. —Nos vemos, Celine.

—Nos vemos, Evelin. — nos abrazamos con fuerza una última vez y entonces ella salió para ir a casa.

Me reporté por última vez con mi jefa y después subí a recursos humanos, donde me recibieron de inmediato y esperé pacientemente los papeles que tenía que firmar para que me dieran mi liquidación.

—Listo, solo firma aquí y tu liquidación será transferida mañana a primera hora. — tome los papeles y los firme. —Solo fue un año, pero hiciste un maravilloso trabajo.

—Muchas gracias. — sentí mis mejillas arder.

—No, gracias a ti. Hiciste un gran trabajo. — me sonrojé hasta el cuello y me sentí totalmente orgullosa de mí.

Me puse de pie al entregarle los papeles y ella hizo lo mismo, entonces con una sonrisa estire mi mano la cual ella acepto de inmediato.

—Muchas gracias por todo, señorita Lou.

—Fue un placer, señorita Abbey.

Sali del edificio con mi caja en las manos y mi bolsa colgando de mi hombro izquierdo. Logre parar un taxi y en menos de media hora, ya estaba en casa.

Camine hacia la sala y me quede un momento en el umbral de la entrada al ver a Aylin en el sofá, con el televisor prendido y con la mirada perdida. Me acerque con cuidado, ella aun no me nota y deje la caja con mis cosas sobre una mesita donde están las fotografías de mis padres.  

Aylin ya no es aquel solecito brillante, su brillo se apagó completamente. Ya no sonríe, ya no viste de colores, ya no toca el violín, ya no usa Instagram, ya no sale de casa… ya no es feliz.

Hace tres años su vida cambio debido a una desgracia, una desgracia de la cual no tuvo la culpa, y que la dejo totalmente rota.

Me parte el corazón verla así, sin ganas de nada, solo encerrada en casa y con una expresión demacrada. Mis tíos y yo hacemos todo lo que está en nuestras manos, pero no es suficiente.

Porque ella aun no lo procesa del todo, para ella aun es difícil procesar lo que le sucedió.

­—Hola, Aylin. — la salud y me senté cerca de ella. —¿Cómo te fue hoy? — se sobresaltó cuando nuestros hombros se tocaron, pero al darse cuenta de que soy yo, se relajó.

—Todo bien. — contesto, con una mueca en los labios.

—Yo, ayer fui a mi última cita con mi terapeuta. — comencé a contarle, con el fin de que se sienta cómoda. —Me felicito ya que en estos cinco años hice un gran trabajo y estoy casi completamente curada. — sonreí y ella me miro.




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