Una Promesa A La Luna

Extra – Misión cumplida

Me desperté debido a un ligero cosquilleo en mi nariz, al abrir los ojos sonreí al ver sobre ella una pluma blanca. Anoche tuve una pequeña guerra de almohadas con Raiden, razón por lo cual su habitación tiene unas cuantas esparcidas por todas partes.

Me enderece sobre la cama y estire mis brazos, cubrí mi cuerpo desnudo con las sábanas al sentir frio y mire con una sonrisa a mi lado. Raiden sigue durmiendo, está bocabajo y su espalda esta descubierta. Sonreí de manera traviesa y me coloque sobre él, para nada le molesto mi peso y siguiendo con mi travesura, bese sus hombros.

—Hum… — esto está resultando y subí mis labios hasta su cuello, donde por fin entreabrió los ojos. —¿Qué es…? — reí divertida, y dejé un beso en su mejilla.

—Buenos días. — una sonrisa se expandió cuando nuestras miradas hicieron contacto. —¿Te gusta?

—Me encanta que me despiertes así. — con un movimiento rápido, Raiden me tomo y me tumbo a la cama, siendo ahora él quien esta sobre mí y comiendo mi cuellito a besos. —¿Sabes que te amo?

—Lo se. — enrolle mis brazos en su cuello. —Pero estoy segura de que mi amor no es mas grande que el tuyo. — se río y levanto su cabeza.

—Yo no creo eso. — beso mis labios. —Yo te amo muchoooooo más. — lo mire con los ojos entrecerrados y el hizo lo mismo, así pasaron un par de segundos y al no poder más, reímos a carcajadas.  

—En serio, no peleamos por esto todos los días. No creo que seamos una pareja normal. — beso mi cuello de nuevo. —Hay que tomar un baño.

—No quiero salir de la cama. — sonreí y pasé mis dedos entre su cabello. —Es nuestro día libre, hay que hacerlo como conejos.

—¡Raiden! — se rio ante mi grito avergonzado. —En realidad quiero que me lleves a un lugar. — me ignoro y siguió bajando mientras me besa. —Y después de eso, lo haremos como conejos. — eso lo convenció y se retiró sobre mí.

—Bien, trato hecho. — sonreí, divertida.  

Salimos de la cama, el sin vergüenza estiro su cuerpo completamente desnudo y yo salí enrolladas en las sábanas, y como siempre, le causo risa.

—¡Deja de reír!

—No entiendo porque te da pena, si conozco cada parte de…

—¡Raiden! — levanto las manos, en señal de paz. —Solo, no se… — mis mejillas enrojecieron. —Qué tal si tu madre o Larissa llegan de visita y me ven paseándome desnuda por tu departamento. — negó con una sonrisa y se acercó, hasta que enrollo sus brazos en mi cintura.

—Primero que nada, Larissa esta trabajando en Chicago y mi madre no recuerdo donde, pero esta en otro continente. — me reí. —Y en segundo, cambie la cerradura, así que todos tienen que tocar la puerta para entrar, así que… — chille de sorpresa cuando me arrebato las sábanas, dejándome desnuda y recorriéndome con la mirada. —Esta es nuestra cuevita de amor, no tienes porque tener miedo.

—¡Rai…! — no me dejo terminar, ya que me cargo y me metió al cuarto de baño, donde ejem… adelantamos un poco eso de hacerlo como conejos. 

Subimos a su auto, logre captar algunos destellos desde una esquina, donde hay un par de hombres con unas cámaras. Después de 6 meses, ya me acostumbré a ser fotografiada, toda va bien mientras Raiden este conmigo, el verdadero problema sería que se lancen sobre mi estando sola.

Lo hicieron una vez, fue cuando llegaba al trabajo, una docena de personas con cámaras de video y fotográficas, casi se lanzan sobre mí y me asusté tanto que tuve un ataque de ansiedad. La señorita Wessly me salvo y debido a que no podía dejar de temblar, me dio un par de días libre.

Raiden fue por mí y estaba furioso, hizo unas cuantas llamadas donde exigía que arreglaran lo que acaba de suceder e incluso dio la orden de amenazarlos si es necesario. Ese día fue la primera vez que me quede en su departamento después de volver de Londres y también fue la primera y ultima vez, que la prensa se apareció frente a mí, estando sin la compañía de Raiden. 

No sé qué paso, pero Raiden enojado, da mucho miedo.

—Entonces. — lo mire después de colocarme el cinturón. —¿Cuál es nuestro destino? — aprete los labios y sonreí.

—El lugar que era mi hogar. — frunció el ceño. —La casa donde vivía con mi padre. — su sonrisa desapareció poco a poco y coloco una mano sobre mi mejilla.

—¿Estás segura? — respiré hondo por la nariz y asentí.

—Tenia la idea de ir al día siguiente de regresar a California, pero se presentaron tantas cosas que lo deje para este momento. — coloque mi mano sobre la de él. —Solo quiero darle un vistazo. — pellizco mi mejilla y yo le di un manotazo como respuesta.

—Bien, vamos.

En el camino jugueteamos un poco, mientras manejaba intentaba tomar mi mano y yo me alejaba para que no la alcanzara, también intento colocar su mano sobre mi rodilla y yo me pegaba a la puerta y apretaba con fuerza las piernas.

Todo era risa y entonces comencé a reconocer el camino. El camino que me lleva a casa. Mi corazón latía con fuerza y respiraba con pesades. Los recuerdos de como caminaba por estas calles vinieron a mi cabeza y los sentimientos se mezclaron.

Caín se mudo de casa hace casi dos años, por esa razón no tuve la excusa perfecta para venir a darle un vistazo a mi antiguo hogar, pero ahora que solo falta dar vuelta en una calle, ya me estoy arrepintiendo.

Mis manos sudan y hay un nudo en mi estómago, pero al sentir un apretón en mi rodilla, mire a Raiden y su mirada me tranquilizo un poco. El auto dio vuelta y bajo la velocidad, tenia la mirada sobre la mano de Raiden —que esta sobre mi rodilla— y respire profundo un par de veces. Cuando el auto se detuvo, pase saliva y levante la mirada.

Sentí una opresión en el pecho, esa casa era mi hogar, pero ya no hay nada familiar en ella más que el árbol de lilo que planté antes de dejarla. Han pintado la casa entera, le han puesto ballas, plantado flores e incluso construyeron un garaje.

Sali del auto y camine hasta estar frente a ella, Raiden me siguió y solo estuvo en silencio, mirando el gran cambio que tuvo la casa durante estos 6 años.




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