Una promesa por cumplir

Capitulo 6

Katia

-¡Estás loca!- el principito grita mientras cojea detrás de mí -¡Puedes esperar! ¡Acaso no vez que no puedo caminar a tu ritmo!- Aprieto mis labios para no reír, Aidam se da cuenta y gruñe pasando por mi lado.

-No te pedí que vinieras, tú lo hiciste porque se te dio la gana- Digo Cruzándome de manos.

-No puedo creer que tú y tus hermanos sean asesinos- Fruncí el ceño fulminándolo con la mirada.

-Mis hermanos y yo no somos asesinos- 

-¿Ahh no y que es esto?- Señala a mis hermanos que llegan a nuestro lado. Los grandes llevan ballestas, los gemelos machetes y Maggie un lazo.

-Vamos a cazar ¿Cómo pretendes que lo hagamos?- Lo escucho refunfuñar.

-Eso es crueldad animal-

-Acaso lo hacemos por gusto, no vez que ya nos quedamos sin alimento y no queda de otra que cazar para sobrevivir- 

-¿Ya lo han hecho antes?- Asiento – ¡Vaya! Son más salvajes de lo que pensé-

-Cuidado con tus palabras o te pondremos de carnada- Matías con sus comentarios sarcásticos.

-Oye mocoso porque no te ponemos a ti de carnada- Dice Aidan cruzando sus manos.

-¡Basta!- Ben se acerca y nos hace callar y nos señala un pequeño conejo. 

 

Aidan

-No puedo creer esto- Hablo mientras observo con cara de asco la comida que me han servido.

-Come, necesitas energía- Katia pone el plato y veo un pedazo de carne con algunas verduras.

-Era un lindo conejito- Susurro y escucho a los chicos reír.

-¿Acaso no comes carne?- Pregunta Megan.

-Claro que como carne- Miro el plato –Pero jamás he visto como lo matan y lo preparan.

-Es inevitable, alguien termino con la reserva antes de tiempo- Murmura, Katia.

-¡Lo siento! ¿Cuántas veces quiere que lo repita?- Katia pone sus ojos en blanco.

-Qué tal si mañana vamos a pescar- Dice Ben.

-Me parece una buena idea, pueden ir al otro arroyo, ese puede tener el cauce más pequeño y podrán pescar mejor-

-¡Me parece bien! La última vez que fui a pescar fue cuando estaba pequeño con mi padre- Digo con nostalgia. 

-¿Cómo es tu relación con tus padres?- Pregunta Ben. No me gusta contar mi intimidad, pero cada vez me era más fácil abrirme a los chicos.

- Cuando era más pequeño o más joven nos llevábamos muy bien, pero luego que empecé con mi carrera automovilística me separe de ellos-

-¿Son buenos padres?- Pregunta Megan.

-Los mejores, el que es mal hijo, soy yo- Murmuro para mí, pero los chicos han escuchado.

Terminamos de cenar y cada uno tomo un libro y se fue a su rincón a leer. No entendía como eran capaces de leer un libro grueso en pocas horas o días, yo jamás he leído a no ser que sea de algún artículo mío.

-Toma- Katia me pasa un libro-

-No gracias, odio leer- Katia golpea mi cabeza con el libro.

-Aush, eso duele- Sacude el libro y lo recibo.

-Te va a gustar, créeme- 

-Crimen y castigo- Leo la portada.

-¿De qué se trata?- 

-Solo empieza a leer y si no te gusta lo dejas- Dice dejándome solo. Empiezo a ver cuántas páginas y la verdad no creo que llegue a leer más de dos páginas.

-¡Oye apaga la linterna! No vez que ya casi no queda batería- Katia me golpea con un cojín. No he podido dejar de leer este libro, es increíble todo lo que tiene que pasar y lo que más le pesa a este hombre es su conciencia. Suspiro y cierro el libro, mañana podre terminarlo, definitivamente una historia es mejor leyéndola que viéndola en pantalla.

 

Katia

-Al parecer ya no quiere dejar de leer- Mi hermana Megan comenta mientras se sienta a mi lado.

-Sí, por lo menos que haga algo más productivo- Susurro y ambas reímos.

-¿Cuándo crees que se podrá cruzar el río?- Suspiro.

-No lo sé nena, el río se ha desviado con fuerza hacia este lado. Aunque ya ha dejado de llover, aún no baja su cauce- 

-¿Crees que podamos confiar en él?-

-No lo sé, pero debemos hacerlo, no queda de otra- Escucho a mi hermana suspirar y ambas nos encaminamos a terminar de preparar el almuerzo.

Ben y el principito han ido de pesca, solo espero que lleguen pronto y no vayan a tener problemas en el bosque. Aunque no me preocupo por mi hermano, él conoce muy bien el bosque y tiene buena puntería, en cambio, Aidan es cuento aparte.

-¡Mira lo que pesque yo solito!- Me rio al ver como Aidan que pasea el pequeño pescado que atrapo como un niño pequeño – ¡Acaso no es increíble!- Sus ojos brillan de felicidad.

-¿Acaso tú nunca habías pescado uno?- Matías se burla-

-Claro que he pescado más de uno, pero hace mucho no lo hacía- Carraspea sintiéndose incómodo.

-Ven dame ese pescadito y lo preparamos con los otros que pesco Ben- Me burlo y lo escucho gruñir.

-¿Tanto me envidias? Para que sepas no compartiré mi pescado con nadie- 

-¡Si no compartes el tuyo, nosotros no compartiremos más nuestra comida!- Digo un poco enfadada por su actitud.

Una hora después de discutir con el principito, acepto que cocináramos su pescado. Según él, quería que lo disecáramos para el tenerlo de recuerdo.

-Mañana iré a cazar, ustedes se quedan preparando todo- Digo mientras afilo mi navaja.

-Yo iré contigo- 

-¿Para qué quieres ir si la última vez casi te desmayas al ver el conejo muerto?- Aidan gruñe.

-No me gusta la sangre, además necesitas quien te cuide- Estallo a carcajadas juntas con mis hermanos.

-¿Y tú me piensas cuidar?- Digo entre risas. Gruñe de nuevo y se levanta cojeando tomando el palo para caminar.

-Puede que este herido, pero sé defenderme-

-¿Qué vas a hacer? Gritarás como niña cuando veas un oso- Dice Matías entre risas.

-¡Mocoso de…!- 

-Ten cuidado principito con lo que piensas decir- Aidan me ignora y entra a la cabaña.

Al otro día me encontraba alistándome para ir de caza, cuando veo entrar a Aidan con la cara y el cuerpo lleno de barro. Me sorprendo y aprieto mis labios para no reír.



#338 en Otros
#59 en Relatos cortos
#885 en Novela romántica
#317 en Chick lit

En el texto hay: familia, amor, promesas

Editado: 21.10.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.