Una sensación cálida se instala en mi interior, no se exactamente lo que es pero es agradable. De pronto una blanca luz se propaga por el lugar y me deja ver lo que hay a mi alrededor, estoy en una habitación amplia con unos pocos muebles y por lo que pude observar no demasiado modernos. Frente a mí se encontraba un espejo colgado en la pared, de unos dos metros de altura el marco me hacía pensar que era antiguo. Posiblemente de la época victoriana, era dorado y aunque algo sucio, podía vislumbrar una serie de simbolos grabados pero ninguno de ellos me era familiar.
Aparté la mirada del marco para mirarme en el espejo pero la imagen que vi no fue exactamente la que esperaba sí, en efecto era yo la que se encontraba reflejada, pero al mismo tiempo parecía no serlo. Mi reflejo en el espejo tenía el pelo largo y de color castaño, cuando mi pelo es corto y lo tengo teñido de rubio; además la mujer de mi reflejo vestía un vestido largo y de color blanco. Era como si perteneciera a la época de la que provenía el espejo, una época antigua y que sin duda escondía demasiado mal como para ser recordada.