Cuando me tocan el hombro es cuando las vuelven y los recuerdos me ahogan. Se me ha olvidado como respirar.
No te gires No te gires No te gires
Sal corriendo Sal corriendo Sal corriendo
Me giro.
Le miro.
Y vuelvo a respirar.
No es él, solo es Mateo.
Las voces siguen gritando. Se acabó la calma. Sólo quiero llegar a casa.
—Hola—saluda él.
—Hola—respondo.
—¿Vives cerca?
—¿Por qué?
—Para acompañarte.
Sal corriendo Sal corriendo Sal corriendo
Callaros.
—Vale.
Y volvemos a andar hacía mi casa en silencio. Las voces gritas, hablan, critican, recuerdan y dañan. Necesito sacar Tema de conversación.
—¿Por qué has dicho que quieres hacer el trabajo conmigo?
—¿Tú no quieres?
—Yo no he dicho eso.
—¿Entonces?
—No has respondido mi pregunta.
—Pues no sé. Me apetecía hacer el proyecto contigo. Sí no querías ir con otra persona díselo a La profe y lo cambiamos.
—No es eso. Es que siempre lo hago sola.
Siempre lo hago sola porque nadie quiere ir conmigo.
Siempre lo hago sola porque le caigo mal a todos.
Siempre lo hago sola porque aunque el profesor obligue a alguien a ir conmigo siempre hacen algo para no tener que ir conmigo.
Siempre lo he hecho sola hasta hoy.
Desde luego hoy está siendo un día muy raro.
—Bueno pues este proyecto lo hacemos juntos.
—Sí.
Me paro frente a la puerta de mi casa y él también.
—Hasta mañana.
—Hasta mañana.
Y entró de nuevo a una casa vacía en la que estaré sola hasta la hora de cenar y me voy a mi habitación a leer sin molestarme en comer